Excepcionalmente, esta entrada no la escribiré yo, sino que me limitaré a copiar parte de la información de lanzamiento del libro de Íñigo García Ureta Éxito. Un libro sobre el rechazo editorial, publicado por Trama editorial -los mismos que editan la imprescindible revista Trama & Texturas-. No he podido leer aún el libro, pero por las citas seleccionadas en su web y el extracto que copio a continuación, estoy segura de que proporcionará un panorama muy interesante de los entresijos del mundo editorial. Y es que, aunque resulte doloroso para el autor que lo sufre, el rechazo tiene mucho morbo, y hasta resulta divertido:
Diez curiosidades sobre el rechazo en el mundo anglosajón
1) ¿Todos somos rechazados? Sí, también los personajes de ficción. En 1982 una columna de Charles Schultz recogía una carta de rechazo dirigida a su personaje Snoopy en la que se leía lo siguiente: “Querido colaborador, gracias por enviarnos su trabajo. Por desgracia, lamentamos decirle que no se ajusta a nuestras necesidades actuales. Si alguna vez es así, tendremos problemas.”
2) ¿Es el rechazo un nuevo género literario? En efecto: la estadounidense Cathy Wald, autora de varios libros de no ficción, acumuló tantas negativas a la hora de intentar publicar su primera novela que decidió crear una página web [rejectioncollection.com] donde colgarlas. Tuvo éxito, tanto que logró involucrar a veintitrés autores (Bret Easton Ellis, Amy Tan o Arthur Golden, entre ellos) en un nuevo libro sobre el rechazo. Este libro también fue rechazado en un principio.
3) ¿Hay premios para el rechazo? Algo por el estilo: un blog dedicado exclusivamente al fenómeno del rechazo editorial ofrece anualmente los premios GAK [Golden Apple of Kindness, o a la manzana dorada de la cortesía] a editores y autores que tratan el tema del rechazo. (Habida cuenta de que una manzana dorada desencadenó la guerra de Troya, no les falta el humor.) Asimismo, la revista The Rejected Quarterly —de la que hablaremos un poquito más adelante— posee una sección llamada “The Art of Rejection” en la que sus editores diseccionan las virtudes de algunas cartas de rechazo que consideran clásicos del género. En sus propias palabras:
Todos conocemos editores que se han propuesto y logrado grandes cosas en el ámbito de la ficción (…) pero hay también escritores que merecen nuestro reconocimiento por la dedicación y entrega que ponen al escribir sus cartas de rechazo, aunque lo que escriban no sea, en sentido estricto, ficción.
4) ¿Existe la justicia poética? De existir, tiene este aspecto: Louis Zukofsky, padre del Objetivismo, incluyó en A, su largo poema de más de ochocientas páginas, una carta de rechazo de una publicación económica china, que dice:
Estimado señor,
Hemos examinado su manuscrito con un deleite ilimitado. Y nos atrevemos a jurar por nuestros antepasados que jamás hemos leído otra pieza que iguale su maestría. De aceptar su obra, nos sería literalmente imposible publicar ninguna otra que no esté a su altura y, dado que podemos imaginar que exista en los próximos diez mil años otra que alcance tan altas metas, debemos, para nuestra desgracia, rechazar su divino trabajo y disculparnos mil veces por nuestro apocamiento.
5) ¿Es el rechazo una actividad solitaria? No, para nada. Por ejemplo, para el envío del manuscrito de Tiempo de matar, John Grisham precisó la ayuda de su secretaria. Entre ambos hicieron dos listas con treinta nombres y direcciones en cada una: la primera para editores; la segunda para agentes literarios. Entonces pasó a la secretaria un paquete con una carta de presentación, un resumen del libro y los tres primeros capítulos, que ella copió diez veces y despachó a los cinco primeros nombres de cada lista. Cada rechazo posterior implicó un nombre tachado, una carta que Grisham leía durante el fin de semana camino de la oficina y un nuevo envío al siguiente nombre de la lista. Los primeros doce editores y doce agentes lo rechazaron. Y luego tres agentes llamaron a su puerta.
6) ¿Ayuda la autoayuda con el rechazo? Bueno, la autoayuda a veces no es suficiente. O al menos eso debieron pensar Jack Canfield y Mark Victor Hansen, autores de Sopa de pollo para el alma, que antes de entrar en las listas de Los Más Vendidos de The New York Times, crear una serie con 32 libros y superar los ochenta millones de copias vendidas en 39 lenguas, fue rechazado por 123 editoriales. Al final lo editó Health Communications, una pequeña editorial de Florida que entonces estaba de capa caída, especializada en libros para la recuperación del alcoholismo, la drogadicción y la codependencia. Cuenta Jack Canfield,
No hubo anticipo. Cuando les comentamos que queríamos vender 150.000 ejemplares para navidades se rieron de nosotros. Y nosotros dijimos, “Vale, veamos qué sucede.” Y resulta que vendimos 135.000 ejemplares (…). Y creo que de ese título llevan ya ocho millones de ejemplares impresos.
7) ¿Quién tiene el record? Aquí existe una pequeña controversia. La edición de 1988 del Libro Guiness de los Records recogía que el inglés William E. E. Owens había documentado el mayor número (137) de rechazos por parte de editoriales para su manuscrito One Man Versus the Establishment. Sin embargo, ¿qué pensar entonces de la montaña de notas de rechazo que acumuló William Saroyan y que al parecer medía más de setenta centímetros? (Por cierto, Saroyan también rechazó: cuando en 1940 le quisieron dar el Pulitzer por su obra de teatro El momento de tu vida, les dijo que no estaba interesado porque al negocio no le compete juzgar el arte.)
8) ¿Hay quien ha dedicado su libro a quienes le rechazaron? Así es. El poeta y pintor ee cummins tenía una colección de poemas titulada 70 Poems, que fue rechazada por varias editoriales. Cummins, harto de ser rechazado, pidió prestados trescientos dólares a su madre y en julio de 1935 publicó el libro con el título de No Thanks. En su dedicatoria se lee:
No gracias a: Farrar & Rinehart, Simon & Schuster, Coward–McCann, Limited Editions, Harcourt, Brace, Random-House, Equinox Press, Smith & Haas, Viking Press, Knopf, Dutton, Harper's, Scribner's, Covici-Friede.
9) ¿Cuál es la historia de rechazo más famosa en un título? De creer la leyenda, la de El cartero siempre llama dos veces, de James M. Cain, en la que por cierto no sale ningún cartero. Al parecer, en una ocasión Cain escuchó al guionista y dramaturgo Vincent Lawrence hablar sobre la ansiedad que le provocaba esperar la llegada del cartero cuando temía una respuesta negativa sobre un texto enviado, y cómo siempre sabía que se trataba del cartero porque éste invariablemente llamaba dos veces seguidas. A Cain le pareció que se trataba de un título fantástico.
10) ¿Qué provecho práctico le sacan los escritores anglosajones a sus rechazos editoriales? Citemos cuatro ejemplos: a) El escritor Lee Pennington empapeló las cuatro paredes de su habitación con negativas de revistas, algunas de las cuales le acusaban de haber escrito el peor poema de la lengua inglesa; b) la poeta Muriel Rukeyser forró por dentro y por fuera su papelera con cartas de rechazo; c) en EEUU existen empresas dedicadas a convertir las cartas de rechazo en rollos de papel higiénico, tanto en blanco y negro como en color, y sus precios varían entre los 12 y los 2,86 dólares, dependiendo del pedido (el precio de 2,86 dólares es para un pedido de al menos 4.800 rollos). Y d) según Saul Bellow los rechazos “no son malos. Enseñan al escritor a fiarse de su propio juicio y a decir, con el corazón en un puño, ‘¡Iros al infierno!’”
Elena, un post genial. La colección de Trama dedicada al mundo de la edición es estupenda. ¿Conoces el libro de Bruguera que se titula 'El arte de rechazar una novela', de Camilien Roy? Te lo recomiendo, es divertido.
ResponderEliminarAbrazos.
Gran entrada (como siempre), curiosísima. Para mí el meejor rechazo (o como mínimo el más constructivo) fue el de Smith, Elder & Co., los editore de Charlotte Brontë, que rechazaron su primera novela, The Professor, pero le vieron potencial y la invitaron a mandar otra novela que tuviera por ahí. Aquella novela fue Jane Eyre :)
ResponderEliminarY debo reconocer que me produce una extraña satisfacción cuando oigo que un libro que se está vendiendo bien ha sido de esos que un montón de editores importantes han rechazado.
Bibliotecaria, no conozco el libro de Camilien Roy, pero lo buscaré. Buena recomendación, gracias.
ResponderEliminarCristina, sinb duda los editores de Charlotte Brontë tenían buen ojo. Esa es una de las cualidades del buen editor, saber ver en una obra primeriza o no del todo lograda todo el potencial que puede haber detrás. A mí la historia de rechazao que siempre me ha parecido más desgarradora es la de "La conjura de los necios". Ante todo, porque su autor nunca llegó a ver cómo esa obra tantas veces rechazada se convertía en un gran éxito. Y también mucha rabia, pensando todo lo que John Kennedy Toole hubiera podido escribir si le hubieran publicado a la primera y tal vez no se hubiese suicidado.