Mañana, 16 de marzo de 2011, se cumplen cien años del nacimiento de Sybille Bedford, para la mayoría sin duda una escritora desconocida. Pero sus novelas -traducidas casi todas al español [1], aunque han pasado en general sin pena ni gloria- son tan deliciosas y están tan llenas de sensualidad y joie de vivre, que merece la pena dedicar unas líneas a rememorarla. Tengo la impresión de que la razón de su -para mí- inexplicable escasa popularidad estriba en que es por un lado una escritora profundamente cosmopolita y, por otro, que en muchos aspectos era una adelantada a su tiempo. Su apellido tan inglés, debido a un breve matrimonio de conveniencia en 1935, engaña, pues Sybille nació en Charlottenburg, hija de un noble alemán, el barón Maximilian Josef von Schoenebeck y de una madre de ascendencia judía. De niña vivió primero en Berlín, con su padre (la pareja se separó pronto y la madre de Sybille estaba más interesada en llevar una intensa vida social que en críar a su hija), en Londres y, tras la temprana muerte de su padre, en Roma con su madre, puesto que el nuevo marido de ésta era italiano. Pronto se trasladaron los tres a Sanary-sur-Mer, en el sur de Francia. Allí serían vecinos de los Huxley e intimarían con otros muchos literatos y artistas que frecuentaban el lugar, como Thomas Mann, Bertolt Brecht o Man Ray, por citar sólo algunos. La amistad de Sybille con los Huxley y su admiración por Aldous cristalizarían años más tarde en los dos volúmenes que Sybille dedicó a su biografía, considerada una obra definitiva sobre este autor. Con tantos cambios de domicilio, la escolarización de Sybille fue un tanto errática y al final, como dice ella misma refiriéndose a su educación, "it never happened". Mas, junto a su padre, que poseía una renombrada bodega, aprendió todo sobre vinos, una pasión que la acompañaría durante el resto de su vida, al igual que la afición por la cocina y la gastronomía. Esto sólo ya la sitúa en una clase aparte de sus contemporáneos británicos, en cuyas novelas lo más excitante que suele aparecer en este terreno es el asado del domingo y sus inevitablemente recocidos vegetales. Como se puede deducir de estos antecedentes, el suyo es otro caso de escritor exófono: de hecho, durante un tiempo estuvo vacilando entre si debía escribir en francés o en inglés. La vida que llevó junto a su madre debió de constituir una educación en si misma y no es extraño que sus novelas -Legacy, A Favourite of the Gods, A Compass Error y, sobre todo Jigsaw- sean eso que hoy está tan de moda bajo el nombre de "autoficción", obras que mezclan hechos reales y ficción a partes iguales. Otro de los aspectos que sus obras dejan entrever con bastante claridad es su atracción por las mujeres, pues Sybille era, como mínimo, bisexual. Su matrimonio con un oficial inglés no fue más que una treta ideada por los Huxley para que Sybille pudiese obtener pasaporte británico, algo que en 1940 le permitió embarcarse hacia Estados Unidos huyendo de la invasión alemana. Después de la guerra, se instaló en Londres y siguió viajando incansablemente. A su faceta como autora de ficción unía otra en un registro muy distinto: la de reportera judicial. Como tal, cubrió algunos de los procesos más sonados de su época, como el de Jack Ruby por el asesinato de Oswald, el caso Profumo, el celebrado contra D.H. Lawrence por El amante de lady Chatterley o el juicio celebrado en Frankfurt en los años 1963-1964 contra algunos antiguos responsables de Auschwitz. Siempre fue una escritora de minorías, casi de culto, aunque la publicación en 2005 -un año antes de su muerte- de un libro de memorias, Quicksand, reactivó el interés por esta elegante escritora y sus irrepetibles descripciones de un ambiente y una época.
[1] Que yo sepa, en estos momentos sólo se encuentran disponibles dos de ellas en versión española: Mosaico (Salamandra, 2006) y Arenas movedizas (La otra orilla, 2010). Las otras, se pueden encontrar, con suerte, de segunda mano.
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Qué buena reseña. Buscaré algo de ella para leer.
ResponderEliminarElena, me la anoto porque, por lo que explicas, creo que me va gustar la lectura de sus obras.
ResponderEliminarEstupenda reseña.
Un abrazo.
Pues yo tampoco la conozco pero también me la apunto. Suena muy bien, gracias por la recomendación y la entrada tn interesante.
ResponderEliminarTodas apuntadas a la Bedford. Ya está en la lista de Sant Jordi...
ResponderEliminarYo la lei muy poco tiempo atrás y basicamente "por contagio". Leyendo a Aldous Huxley, al que admiro y del que entonces leía todo lo que había publicado por él o sobre él, esta mujer se cruzó por mis lecturas de su vida varias veces. Traté de leer algo, pero entonces no sabía nada de inglés y en español no logré encontrar casi nada, asi que estoy pez. será cuestión d eremediarlo...
ResponderEliminarVaya, pues sólo deciros a todos que me alegro mucho de haber podido descubriros a una nueva autora. Gracias por vuestros comentarios. Confío de verdad en que os guste.
ResponderEliminar¿Y, algún comentario sobre el libro mismo?
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