John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

jueves, 27 de diciembre de 2012

LO QUE LA ARQUEOLOGÍA DESCUBRE: JANE AUSTEN

Fragmento de un mapa de John Carey de 1797
donde se puede ver el pequeño pueblo de Steventon
Todo buen austenita sabe que Jane Austen, séptima entre ocho hermanos, nació en 1775 en la rectoría del pequeño pueblo de Steventon, en el condado de  Hampshire. Sin embargo, para decepción de sus millones de fans, la casa donde la autora vio la luz, donde viviría hasta los veinticinco años y comenzaría la redacción de sus primeras obras, no se ha conservado. De ella sabemos que estaba hecha de ladrillo con un revoque blanco y tenía un tejado de tejas rojas a dos aguas. En la parte de atrás había un jardín cercado, con árboles frutales y lechos de flores y hortalizas, así como un reloj de sol. Los vecinos más cercanos de la rectoría era la familia Digwood, que ocupaba la gran casa señorial de Steventon, cuyas chimeneas se podían apenas divisar desde la rectoría. El padre de Jane se hizo cargo de la parroquia de Steventon en 1764, pero no pudo ocupar la rectoría -que estaba en muy mal estado y hubo de ser reparada- hasta 1768. En esta casa, no lujosa pero probablemente confortable, viviría la familia hasta 1801 y podemos razonablemente sospechar que Jane se inspiró en sus recuerdos de ella para algunas de las descripciones de las casas que habitan sus heroínas que, por regla general, pertenecen a una clase social pareja a la suya. Por eso, es lamentable que William Knight, sobrino de Jane, que se haría cargo de la parroquia, hiciera construir hacia 1820 una nueva y flamante rectoría al otro lado del camino y, para tener una vista despejada, decidiera derribar la antigua, junto con algunos "cottages" que ocupaban los campos adyacentes. Nos privó así de toda posibilidad de imaginar el paisaje y el entorno que rodearía a la autora durante sus años de formación.
La rectoría de Steventon, según un dibujo de la época
Esto no podía quedar así, queridos austenitas. Ni cortos ni perezosos, hace unos meses un grupo de voluntarios encabezados por Deborah Charlton del proyecto Archaeo Brito y financiados por una fundación, comenzaron a excavar en el que se suponía era el lugar donde antaño se erigía la rectoría. Al principio, ni de eso estaban muy seguros, pero pronto comenzaron a aparecer ladrillos y, según nos informa ahora la BBC, han podido establecer ya las medidas exactas de la casa y han desenterrado los fundamentos, junto con más de 1.000 clavos y 500 fragmentos de cerámica, que se encuentran actualmente en proceso de estudio. Se espera que todos estos restos arrojarán una cierta luz sobre las características de la casa, así como sobre el tipo de vida que llevaban sus habitantes. Prometen un informe detallado para finales de 2013, y los elementos más relevantes de lo hallado se expondrán luego en el cercano museo de Basingstoke. Seguiremos con atención las noticias, al respecto. Mientras las esperamos, no se pierdan las periódicas actualizaciones de este blog, en directo desde la "otra" casa de Jane Austen, la que sí se puede visitar hoy, situada en Chawton.
O, aún más fácil, relean cualquiera de sus novelas. Satisfacción asegurada.
Algunos de los restos de cerámica descubiertos en Steventon
Foto BBC

viernes, 21 de diciembre de 2012

EL ARTE DE CAMINAR

 
 
Mi regalo de Navidad de este año es muy pequeño, tanto en tamaño como en precio. Pero muy grande en cuanto a la ilusión que me produce. Hace ya un tiempo, casi al principio de escribir este blog, mencioné en una entrada este librito, que imprudentemente había regalado o prestado y que desesperaba de encontrar de nuevo. Este volumen, casi un opúsculo (lo muestro en la foto junto a un lápiz para que se vea lo poco que abulta), editado por la Universidad Nacional Autónoma de México y con una introducción de Hernán Lara -vean lo que dan de sí tan pocas páginas- reúne dos ensayos capitales sobre el arte de caminar, con la peculiaridad de que el primero, de William Hazlitt, sirve de inspiración al segundo, de Robert Louis Stevenson, tal como si se tratase de una variación musical. Ambos - titulados respectivamente "Dar un paseo" y Excursiones a pie"- glosan los placeres de dar un paseo por el campo, preferiblemente sin compañía, en esa soledad que nos permite "leer el libro de la naturaleza". No es éste el único beneficio que se deriva de estos solitarios paseos: el paseante puede permitirse entonces detenerse a su antojo, pensar, deleitarse ante los paisajes o, "llevado por la bella embriaguez que procede del abundante ejercicio al aire libre", romper a cantar. Los dos textos resultan inspiradores y deliciosos para cualquiera que, como es mi caso, ame el noble arte de caminar. El librito, bellamente editado, con un papel y una tipografía idóneas, lleva en la contracubierta una sola frase: "Lee este libro: puede cambiar tu vida". No sé si llegaremos a tanto, pero a mí me vale con la alegría que sentí ayer al localizarlo por sorpresa en una esquina de la librería Laie. ¡Qué buen regalo!
 
Para estas fiestas, sólo desearles que, igual que nuestros dos caminantes británicos, sean capaces de "encontrar altos momentos de felicidad en las pequeñas acciones de la vida cotidiana".
¡Feliz Navidad!
 
La librería Taifa, un hogar libresco muy recomendable,
nos regala este árbol navideño hecho de libros.
Pasadas las fiestas no necesita reciclaje, los libros simplemente
vuelven a la estantería. ¿Se puede ser más ecológico?
 

martes, 18 de diciembre de 2012

ARNOLD BENNETT YA TIENE HOGAR

Arnold Bennett
Muchas gracias a todos los blogueros que han aceptado participar en la ABBA (acróstico de la Arnold Bennett Bloggers Assembly, no piensen otra cosa). A todos ellos, así como a todos los que aún esperamos que se sumen a la iniciativa, me complace anunciarles que ya está operativa la página correspondiente, donde de momento figuran los enlaces a todas las bitácoras y páginas web que han manifestado su deseo de participar. A la espera que llegue el 27 de marzo, esa fecha cumbre del acontecimiento bloguero, no estaremos inactivos. Pásense de vez en cuando por allí, que iremos incluyendo informaciones de interés sobre nuestro autor y su época. También aceptamos, cómo no, todo tipo de colaboraciones. Ánimo, pues, blogueros literarios ¡os esperamos!

miércoles, 12 de diciembre de 2012

ENCUENTRO BLOGUERO: ARNOLD BENNETT

¿Arnold Bennett? ¿Quién es ese señor? ¿Y por qué un "encuentro bloguero"? ¿Qué quiere decir eso y para qué sirve? Sí, soy consciente de que deben estar haciéndose estas preguntas y probablemente muchas más. Intentaré responder al menos a algunas de ellas..  
No somos demasiados, creo yo, los que conocemos algo de la obra de Arnold Bennett -poco traducida en nuestro país, hasta ahora- y de ellos quizá sólo una minoría compartimos el entusiasmo por sus escritos. Pero los organizadores de este encuentro pensamos que a poco que otros se animen a leerlo, se sumarán a  él. Y de eso va el encuentro: se trata de comentar, debatir, hablar, compartir, criticar, reseñar o cualquier otra cosa que se les ocurra en torno a la figura y la obra de este escritor tan desconocido pero tan estimulante. Baste decir que, además de numerosas novelas, es autor de artículos y ensayos de corte práctico -como el titulado Cómo vivir con veinticuatro horas al día-, así como ingeniosos opúsculos, entre ellos Journalism for Women: A Practical Guide, del que traigo como muestra un fragmento, para que se hagan una idea:

"La vida (dice el público) es aburrida. Pero los buenos periódicos son reportajes de la vida, y los buenos periódicos no son aburridos. Por eso mismo, el periodismo es un arte: es el arte de prestar a personas y acontecimientos intrínsecamente aburridos un interés que en realidad no les pertenece. Ésta es una profunda verdad. Si alguien lo pone en duda, que asista a un debate en la Cámara de los Comunes y compare sus impresiones de la velada con las impresiones que proporciona la crónica parlamentaria en su diario a al mañana siguiente. La diferencia le parecerá casi milagrosa."

Les dejo algunos enlaces a su biografía, a la Arnold Bennett Society y a las obras originales (que se pueden bajar gratis de Project Gutenberg) de este autor, así como una curiosa reseña del papel que tuvo Bennett en la Primera Guerra Mundial. Verán, verán como es interesante...

Lo que nos proponemos es sencillo: el día 27 del próximo mes de marzo (cuando se conmemora el fallecimiento del autor) un numerosísimo grupo de blogs y bitácoras colgará en la red un post o una entrada comentando algún aspecto relacionado con la literatura, la época o la figura de Arnold Bennett. Nuestro escritor es tan polifacético que incluso podrían participar bloggers gastronómicos: en el lujoso hotel Savoy de Londres siguen ofreciendo a sus clientes la omelette Arnold Bennett, porque fue él quien la inventó... Es preciso señalar que este proyecto no responde a intereses editoriales o pecuniarios de ningún tipo y, si algo pretende, además de promover la figura de Arnold Bennett, es tender una red de blogs literarios que entablen una relación de comunicación y análisis que vaya más allá de la triste redacción solitaria e ignorada. Para ello,  se habilitará una página específica independiente y anónima en la que se irán colgando todos los links referidos a este proyecto.
De momento, participamos en él los siguientes blogs: La amena biblioteca de Redfield Hall, Leo en el océano, Calidoscopio, Meliora Latent y Las luciérnagas no usan pilas, además de estas Notas para lectores curiosos. Pero no nos cabe duda de que engrosaremos la nómina notablemente, y confiamos en poder contar con una amplísima red de blogs literarios para cuando llegue el día señalado.
En este proyecto no hay derecho de admisión y todos serán bien recibidos. ¿Quién se anima?

La Arnold Bennett Omelette, por si a alguno
le entra hambre...
Prometemos facilitar la receta.

 

sábado, 8 de diciembre de 2012

PERSONAJES REALES, PERSONAJES DE FICCIÓN

Monumento a Alexander Selkirk. A diferencia de su alter ego literario,
no naufragó, sino que sus compañeros le abandonaron en la isla.
"Realidad y ficción no siempre coinciden, a veces lo real no es verosímil y a veces lo verosímil no es real", dicen por ahí. Eso también se aplica a los personajes de ficción. Por más que los personajes literarios puedan semejar personas de carne y hueso -suponiendo que el escritor haya logrado ese pequeño milagro- difícilmente alcanzan la complejidad de las personas reales, porque si así fuese lo más probable es que resultasen increíbles para el lector. Aún así, tenemos constancia de bastantes personajes de ficción que se basan en personajes reales. Lo habitual es que el escritor haya escogido algunos de los rasgos sobresalientes de esa persona y a partir de ellos imaginase lo demás, modificando, quitando o añadiendo según fuesen las necesidades de su narración. El Smithsonian Magazine dedicó hace poco un artículo a glosar a algunas figuras que inspiraron famosos personajes de ficción. Entre ellos, algunos muy obvios y conocidos, como el Alexander Selkirk que sirvió de base para la figura de Robinson Crusoe, o Nora Barnacle, la mujer de Joyce que se esconde tras la Molly Bloom del Ulises. Otros, en cambio, seguramente menos conocidos, nos llevan a preguntarnos por esa fina líena que separa a veces lo real de lo imaginado, la realidad de la ficción. Vean sino estos dos.
El primero de ellos es John Gray, la contrapartida en la vida real del Dorian del mismo apellido que Oscar Wilde retrató. El joven y hermoso -"joven Adonis", en palabras de Wilde- John Gray formaba parte de su mismo círculo literario londinense y parece que ambos tuvieron una relación romántica. Hay que decir que Wilde no se tomó demasiadas molestias para disfrazarlo en la ficción, ya que le mantuvo el apellido y le dio un nombre propio derivado de un antiguo pueblo de Grecia, los dorios, de quienes se dice que "introdujeron al efebo como institución reconocida". Tras la publicación de El retrato de Dorian Gray, fueron muchos los que comenzaron a llamar a John Dorian, algo que le incomodaba en extremo. Quizás por ello, o quién sabe por qué motivos, John Gray acabó trasladándose a Roma, donde se hizo sacerdote.


En el otro caso, tenemos un personaje real que, según dice, fue en realidad más grande que su reflejo literario. Se trata de Huey P. Long, que en la ficción se convertiría en el Willie Stark de Todos los hombres del rey, de la mano de Robert Penn Warren, un personaje que luego encarnarían en la pantalla sucesivamente Broderick Crawford (1949) y Sean Penn (2006). (Por cierto, esta película me la perdí, pero veo que debo recuperarla cuanto antes, porque en ella actúa, además de Sean Penn y los siempre eficaces Kate Winslet y Anthony Hopkins, mi querido James Gandolfini.) Pues este tal Long, gobernador de Luisiana y luego senador, era un prodigio de manipulación y políticas demagógicas. Entre otras muchas cosas, dejó a los alcaldes sin potestad para nombrer a funcionarios locales -que naturalmente nombrabe el gobernador, o sea él-, estableció sanciones para los periodistas (para los que le criticaban, desde luego) y organizó su propio cuerpo de policía. Todo esto le granjeó no pocos enemigos, y acabó asesinado a los 42 años. Un tipo contradictorio y perversamente fascinante. Lleyendo la novela se tiene la impresión de que su autor no tuvo que inventar demasiado, más bien el problema sería dejar fuera episodios de la intensa vida de su personaje.


 

domingo, 2 de diciembre de 2012

JANE AUSTEN, CHESTERTON Y P.D. JAMES

G.K. Chesterton
Dice el gran G. K. Chesterton, en un artículo titulado "Sobre la reescritura de novelas como relatos detectivescos o de misterio" que "cualquier novela famosa, sobre todo si es tranquila y doméstica, podría reescribirse en forma de relato detectivesco". Imagina entonces que podrían existir obras como Crimen en Cranford -¡lo mucho que hubiesen disfrutado las señoritas de ese tranquilo pueblo inglés con un verdadero crimen!-, y que Persuasión sería un buen título para una novela de asesinatos, aunque a su parecer la novela de Jane Austen que ofrece más posibilidades para este cambio de género es Orgullo y prejuicio: "...está clarísimo. Lady Catherine de Bourgh muere asesinada. Nadie podría precederla socialmente en esta ocasión social (...) Las primeras sospechas recaen necesariamente en el señor Darcy, una figura sombría, siniestra, solitaria e impopular por sus hábitos poco sociables y por su inhumana arrogancia". Otros personajes de esta novela dan también mucho juego para el relato detectivesco: "Podrían idearse escenas muy eficaces con el interrogatorio policial del señor Bennet, cuyas sardónicas respuestas dejan al detective lleno de dudas sobre si el señor Bennet quiere decir que cometió el asesinato o que está sinceramente arrepentido de su negligencia por no haberlo cometido". Resulta muy probable que P.D. James, que es una persona culta y leída, conociera este ensayo de Chesterton e incluso, ¿por qué no? que decidiera tomarle la palabra y explorar las posibilidades que él apunta. Aunque me ha extrañado que ninguno de los críticos que se han ocupado de La muerte llega a Pemberley, la nueva novela de P.D. James que retoma los personajes de Orgullo y prejuicio, haya mencionado esta más que notable coincidencia (¡ni siquiera el New York Times!; decididamente, los críticos cada vez hacen peor sus deberes).  
La escritora inglesa, creadora del detective -y gran aficionado a la poesía- Adam Dalgliesh, no sigue sin embargo el camino apuntado por Chesterton. En su novela, es cierto, retoma a los personajes de Austen, pero varios años después de lo narrado en Orgullo y prejuicio. Elizabeth y Darcy están felizmente casados y han sido padres de dos hijos, cuando en sus vidas irrumpe de nuevo la alocada Lydia y su poco recomendable esposo, Wickham. ¡Problemas en el horizonte! A pesar de lo prometedor del inicio para cualquier lector de Austen que se hubiera quedado con las ganas de saber algo más acerca de esta singular pareja  -es bien sabido que los personajes que se saltan las normas siempre resultan más atractivos que los que las obedecen-, esta incursión detectivesca en la materia austeniana no está a la altura de las expectativas. Que, me temo, eran bastante altas. El misterio es ciertamente intrigante, pero la investigación se arrastra a paso de tortuga y el final ... bueno, de eso no voy a decir nada. Y, aunque James ha logrado recrear con bastante exactitud el lenguaje del siglo XIX, el humor y la chispa que caracterizan a Jane Austen están más bien ausentes. La maternidad, por su parte, parece haber convertido a la anteriormente chispeante elizabeth en una matrona sólo interesada por el bienestar de su esposo e hijos y por respetar las formas sociales. En conjunto, una cierta decepción. No dejo de preguntarme por qué la señora James no haría caso a Chesterton. O por qué Chesterton no seguiría su propia sugerencia y se encargaría él mismo de transformar esta "novela tranquila y doméstica" en una trepidante y divertida novela de asesinatos. Creo que a él, al menos, no le hubiese fallado la ironía.
Quien esté interesado en leer entero el artículo de Chesterton, lo encontrará incluido en el volumen Cómo escribir relatos policíacos, una miscelánea de reseñas, prólogos y ensayos varios publicados en diversos lugares por el escritor británico. No es, desengáñense, un manual para iniciarse en el género detectivesco, pero como todos los textos de Chesterton, rebosa ingenio y humor.