John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

sábado, 6 de agosto de 2016

LIBROS CON UN PASADO (QUE NADIE NOS CUENTA)



En literatura, como en todo lo demás, somos esclavos de las modas. Libros que ahora están en boca de todos y se venden por millares pasarán tal vez al olvido dentro de unos años, mientras que otros que apenas dejaron huella en un puñado de lectores, resurgirán triunfales dentro de veinte, cuarenta o quizá cien... El mecanismo que rige este vaivén de los gustos es inescrutable y -como dijimos en anteriores ocasiones- poco tiene que ver con la calidad literaria. El marketing editorial tiene aguna responsabilidad en ello, sin duda (aunque mucho menos de lo que los responsables de estos departamentos creen), como influyen también los acontecimientos de la vida social y política. Así, por ejemplo, el reciente interés suscitado por la Segunda Guerra Mundial ha propiciado que se tradujera  (y se leyera masivamente) una obra como Vida y destino, de Vassili Grossman, inédita aquí hasta 2007 mientras que las versiones francesa e inglesa datan de la década de 1980, entre otras. 
En cualquier caso, siempre es estimulante ver cómo autores que el olvido había engullido resurgen tiempo después, sea por las razones que fueren. ¿Acaso no aspira todo autor a eso, a que su obra perdure? Pero, si bien me alegro de que existan editores dispuestos a intentar estos "rescates literarios" -de ellos me he hecho eco en ocasiones anteriores-, como lectora curiosa que soy me gustaría que los editores (o, en su defecto, los críticos a quienes se supone bien documentados) informasen debidamente al lector acerca del pasado del libro que tiene entre manos. Igual que le dicen dónde nació el autor y qué otras obras ha publicado, sería muy de agradecer que, cuando la obra en cuestión tiene detrás una historia editorial interesante o simplemente agitada, nos proporcionasen estos datos. Me viene a la memoria, por ejemplo, uno de lo casos más flagrantes: El último encuentro de Sandor Marái, que se presentó en 1999 como el gran descubrimiento de un autor ignorado en España, cuando lo cierto es que esta misma novela fue publicada por Destino en 1966 bajo el título de A la luz de los candelabros.




Pero quizás donde más irritante resulta esta falta de rigor editorial es en los volúmenes que recopilan varios textos que no siempre se han presentado bajo esta forma y que han corrido destinos editoriales diversos. Sucede así con el recientemente publicado volumen de relatos de William Somerset Maugham, Lluvia y otros cuentos. Es muy de celebrar que Atalanta haya realizado esta selección de relatos de Maugham y los ponga a disposición de lector español en una nueva traducción de Concha Cardeñoso. Sin embargo, acerca de la selección, los editores se limitan a decir:  "Provenientes de épocas muy distintas y de muy variada extensión, los doce cuentos que integran este volumen son una perfecta muestra de su virtuosismo como narrador de historias". Ignoramos quién ha hecho esta selección y qué criterios la han guiado; la labor no ha debido de ser fácil, teniendo en cuenta que Maugham escribió literalmente decenas de cuentos, y que la edición inglesa de sus relatos completos abarca tres volúmenes. La edición de Atalanta viene precedida por un prólogo de Vicente Molina Foix quien, si bien habla de las características de cada uno de los cuentos, dice más bien poco acerca de la historia editorial de cada uno. Nada sobre la procedencia de estos relatos, ni de cuándo y cómo se editaron anteriormente en inglés (o en español). Me consta, por ejemplo, que uno de los más conocidos, "Lluvia", ha tenido varias ediciones en nuestro país  (la última por parte de Alba en 1999, como libro independiente); "El P & O" también figura en un libro de relatos de este autor publicado por Argos Vergara en 1982; otra de las historias, "El mexicano lampiño", está protagonizada por Ashenden, el agente secreto que Maugham haría famoso: sin duda habrá formado parte también de alguno de los libros dedicados a sus aventuras que se reeditaron varias veces en nuestro país en los años cincuenta y sesenta.


En 1991, la BBC hizo una serie
con este gentleman espía como protagonista

Pero de nada de esto se nos informa. En cuanto a los críticos que han reseñado este libro -alguno de ellos con edad suficiente  como para haber conocido de primera mano las anteriores reencarnaciones de estos cuentos-, lo más que hacen es saludar el acierto de recuperar a este autor, tan popular hace varias décadas. A esta lectora curiosa se le plantean innumerables preguntas -e imagino que lo mismo les sucederá a otros lectores-: con qué criterio se ha hecho esta selección, dónde se publicaron originalmente los relatos, si alguno de los cuentos no ha sido traducido aquí antes (cosa poco probable, pero ni mucho menos imposible) y por lo tanto es -él sí- nuevo para el lector español... Ojalá que esta recuperación de los relatos de Maugham sirva para dar a conocer a este autor entre los lectores que nunca lo hayan leído anteriormente. Pero preferiría que no fingiesen que se trata de una novedad. Cuando los libros tienen un pasado, sería bueno que alguien nos lo contase.



Maugham, con cara de pocos amigos. Cuentan que sus colegas
escritores le odiaban cordialmente.

(Para los lectores que quieran sumergirse en la atmósfera "maughamiana", antes o después de leerle: existe una buena adaptación de su novela El velo pintado, protagonizada por Edward Norton y Naomi Watts.)

 

14 comentarios:

  1. Muy cierto eso de las supuestas novedades y si además lo trae una editorial con pedigrí pues a todos se les cae la baba. En concreto, los cuentos completos (más o menos)de Somerset Maugham están publicados hace muchos años en Plaza Janés, en un volumen de 1721 páginas que se puede encontrar mucho más barato que el de Atalanta.
    Saludos

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    1. Exactamente, Carlos. Se diría que ante la etiqueta de "novedad" o ante determinados sellos editoriales, los críticos abdican de su función. Y los editores también podrían tomarse más en serio la suya!

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    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Pues sí, a mí también me pica la curiosidad respecto al señor Maugham, ahora que leo tu reflexión. Pero siendo positiva, me alegra de que se les de estas segundas y terceras oportunidades a los clásicos en lengua castellana. Nos quedamos con eso y con que cada vez más las editoriales tomarán conciencia de la curiosidad de los lectores y nos explicarán las historias que hay detrás de las reediciones y traducciones. Bss

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    1. A ver si es verdad, Mónica! Todos saldríamos ganando.

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    2. A ver si es verdad, Mónica! Todos saldríamos ganando.

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  3. Estoy de acuerdo con todo lo que dices en esta entrada.
    Es posible que haya una razón comercial para mantener el "misterio" del libro que una editorial publica. No va a decir que hay otra traducción anterior de hace diez años que igual puedes conseguir por mitad de precio de segunda mano.
    Pero hay algo que me molesta más. Los reseñadores (sean profesionales o aficionados) no suelen incluir el título original del libro que traducen, dato que nos permite saber un poco más de qué están hablando. Porque puede ocurrir lo que tú dices, que se haya publicado antes con otro título. Máxime considerando que en España los títulos a veces no se traducen, sino que parece que se los inventa un mono loco.
    Y esto es peor en cuentos y en literaturas que nos son más "exóticas". Los cuentos los publican en diversas colecciones (¿cuántas hay, p.e. de Tolstói? A mi me ha ocurrido comprar una colección de cuentos de un autor y encontrarme con que la mitad ya conozco por otra edición.
    Si son obras de literaturas lejanas, el no informar de la fecha te priva de saber el contexto histórico en que esas narraciones vieron la luz. No sé otros lectores, pero yo aprecio también el libro como producto cultural nacido en unos tiempos determinados; le añade un pequeño valor más.
    Me ha pasado hace poco con dos colecciones de cuentos, una de Ryunosuke y otra de Tanikazi, que tuve que buscar mucho por Internet para saber de cuándo eran.

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    1. Señalas acertadamente otro de los fallos de los reseñadores: nunca (o casi) mencionan el título original del libros, lo que conduce a que los lectores nos hagamos a menudo líos que serían fácilmente evitables (por cierto, ni siquiera la base de datos del ISBN proporciona los títulos originales, lo que es un fallo aún más imperdonable). En cuanto a lo de los cuentos, como bien dices, es desesperante: ¿tanto costaría facilitar algo más de información a los lectores?

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    2. Es verdad en lo del ISBN me he fijado que también pasa. Y me parece un dato más interesante que por ejemplo el precio.

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  4. Yo creo que es una cuestión de pereza por parte de los editores, porque, claro, hay que documentarse bien para dar una información completa y, por supuesto, como decís, una completa ausencia de honestidad comercial y una absoluta obsesión por el marketing.
    Saludos

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    1. Muy cierto: hay en eso poca profesionalidad editorial y ganas de subestimar al lector. Como en las editoriales ahora manda el marketing, parece que importa más una cubierta impactante, que entre por los ojos, que una información adecuada. Total, deben pensar, sólo se trata de que compren el libro, lo que hagan después con él tanto da...

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  5. Comparto lo que dices. En numerosas ocasiones me pregunto por los criterios de selección tanto en cuentos como en poemas y no hay manera de saberlo. Esa "historia" del libro es una fuente de información valiosa que casi nunca se nos ofrece.

    Un abrazo!

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    1. Así se nos presentan "Poemas escogidos" y "Selecciones de cuentos" que nadie nos dice por qué merecen estar ahí. El que hace la selección debería justificarla. ¡Los lectores deberíamos rebelarnos!

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    2. Yo mencioné el problema de los cuentos y tienes razón, en poesía también pasa lo mismo. Y está lo que decís, que no indican criterio de selección. Quizá sea al final simple pereza, como se dice por otro comentarista más arriba.

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