John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

viernes, 8 de febrero de 2013

LEER PUEDE SALVARTE LA VIDA


Empecemos por ahí: ¿Leer puede salvarte la vida? No estoy de acuerdo con esta afirmación. Y no lo estoy a causa del elemento condicional, ese "puede" que -según cómo se interprete- le confiere un aire de probabilidad y no de certeza. Para los casos avanzados de bibliomanía, como el mío, leer es simplemente una necesidad. Lo que es impensable es una vida sin lectura. ¿Será eso quizá el infierno? De modo que, de entrada, no me parece imprescindible leer obras como la que anuncia el nuevo catálogo de la editorial Knopf, How Literature Saved my Life, de David Shields. Pero he aquí que se publicita como "una mezcla de crítica literaria, citas y los propios recuerdos fragmentarios del autor, a través de la que el autor ilustra, en forma y contenido, cómo el arte -el arte verdadero, el que se compromete y refleja el mundo que le rodea- ha hecho que su vida tenga sentido", lo que suena atractivo. Como quiera que los libros sobre libros son otra de mis (muchas) debilidades, tomo buena nota de este título que, hay que reconocerlo, tiene además mucho gancho comercial. No soy la única, creo, que gracias a él se ha puesto a pensar en si realmente hay libros que tengan esas propiedades. Más unos que otros, claro, puesto que partimos de la premisa de que (casi) cualquier libro hace que tu vida sea mejor que una vida sin ellos. Y sí, recuerdo algunos. Pienso sobre todo en esos libros que me han hecho reflexionar, que han marcado un antes y un después de su lectura. Seguro que no son generalizables y que su efecto salvífico depende de la experiencia de cada uno. Pero, por si puede servir de algo, ahí van algunos de los libros que, en  los últimos años, si bien no me han salvado la vida, sí que han influido en ella:
 
-Erich Fromm, Ser o tener  (o Del tener al ser en la edición española más reciente). Una relectura. Creo que mi primer contacto con el pensamiento de Fromm data de mis dieciocho-veinte años. El contexto de la actual crisis -con el énfasis en la forzada reducción del consumo- es el entorno más adecuado para plantearse de nuevo las pregunta sobre las que el filósofo y psicoanalista germano medita en su ensayo.
 
-Sófocles-Edipo rey. Otra relectura, ésta muy necesaria, ya que la primera fue en edad escolar. Resulta impactante la fuerza del mito. No importa cuántas veces lo hayamos visto resumido o recreado, leer el original encoge el corazón como si fuese la primera vez. Una obra que hace pensar no sólo en temas como el destino o el azar, sino sobre todo en el poder de la literatura. Inevitable preguntarse ¿cómo consigue Sófocles presentarnos una historia mil veces oída de modo que resulte nueva cada vez?


 -Montaigne, Ensayos. Como mínimo, algunos de ellos. Los tengo en mi Kindle y de vez en cuando voy haciendo calas. Nunca se sale de su lectura sin haber encaminado el pensamiento por nuevas vías. Complementariamente, muy recomendable la obra de Sara Bakewell, Cómo vivir. Una vida con Montaigne.
 
-Joan Didion, El año del pensamiento mágico. Tras la pérdida de un ser querido, nada puede evitar el dolor, ni el duelo. Aunque leer una obra tan lúcida como ésta ayuda a sobrellevarlo. Un poco.
 
-A.C. Grayling, El sentido de las cosas. Seguramente no es posible encontrárselo a todo, pero las breves reflexiones de este filósofo británico, conocido por sus dotes de divulgador, incitan a ver la experiencia cotidiana con otros ojos.
 
La lista debería ser mucho más larga, lo sé. Pero seguro que ustedes sabrán completarla. En realidad, ¿que buen libro no incita a la reflexión y, así, te salva en cierto modo la vida?

12 comentarios:

  1. Elena, pata mi leer es también una necesidad, no concibo la vida sin la lectura, y unas pocas cosas más...

    Me resulta difícil destacar lecturas que me hayan salvado la vida porque todas han ido generando un poso que me ha ido definiendo en parte. A la lectura tengo que añadir las experiencias y los afectos.

    -Ernesto Sabato, El Túnel.

    -Vicente Aleixandre, Poemas Paradisiacos.

    -Marguerite Duras, El amante.

    -Gonzalo Torrente Ballester, La isla de los jacintos cortados.

    Hay muchos...

    Buen fin de semana.

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  2. Coincido contigo en lo de que leer es una necesidad y cuanto más se lee, más te falta por leer y más tiempo se desea para leer y releer aquello que te ha dejado huella. En mi caso el libro que siempre me viene a la cabeza al pensar en uno que pueda salvar vidas es Morfina de Bulgakov, aunque supongo que también hay parte de deformación profesional. Un saludo.

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    1. Pues mira, no conocía ese libro de Bulgakov. Voy a tener que apuntármelo...

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  3. Le alabo el gusto por Edipo Rey, creo que es una lectura de mi vida también. Y, por extensión, a toda la obra de los tres grandes trágicos griegos.

    Igualmente le alabo el gusto por Montaigne. Yo leo cada seis meses, sin saltarme la periodicidad, su ensayo luminoso "Que filosofar es aprender a morir". Y el libro de Bakewell es uno de los ensayos mejor escritos y más maravillosos que se hayan escrito sobre el señor del Torreón. Yo añadiría, como complemento, la pequeña biografía que de Montaigne escribió Zweig. Deliciosa también.

    Un cordial saludo.

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    1. ¡Qué gran compañía es Montaigne! En la próxima escapada que haga a Francia, estoy pensando en visitar su castillo, en una especie de homenaje al escritor.

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  4. Leer sin duda es una necesidad para todos los que amamos la lectura y no concebimos la vida sin libros, pero también estoy segura de que si ningún libro me ha salvado mi vida más de uno me ha dado un buen empujón en un momento de tristeza o desconcierto. ¿Como me han ayudado? Poniendo en las palabras de otros aquello que sabemos y compartimos pero tantas veces no sabemos decirnos a nosotros mismos.
    Recuerdo uno muy bien que ahora mismo no sabría decir que me transmitió pero que fue el antes y el después de una mala época:
    Nubosidad variable de Carmen Martín Gaite.
    Un saludo.

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    1. Lo dices bien, Mariuca: si no nos salvan la vida, sí que al menos nos echan una buena mano. ¿Qué haríamos sin ellos?

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  5. Si consideramos el término salvar en un sentido amplio, leer puede significar encaminar tu vida de cierta forma, convertirte en alguien que observa y analiza, en una persona más crítica. Algunas lecturas de adolescencia como "El mono desnudo" de Desmond Morris, "Un mundo feliz" de Huxley o "Cien años de soledad" de García Márquez que, además, me sirvió para sobrevivir a una de mis primeras grandes pérdidas.

    Otra gran pérdida la atravesé, años después, con "La fundación" de Asimov y "El señor de los anillos" de Tolkien. Sí, ya había leído lo suficiente para ser capaz de refugiarme en la aventura.

    Entre cientos de ensayos, poemas y novelas, seguro que me dejo los más importantes, pero los que me han venido ahora a la cabeza son estos.

    Saludos

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    1. Toda la razón, Molina; otra de las funciones salvadoras de la literatura es ayudarte a superar una pérdida. Gracias por tus aportaciones.

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  6. Hola Elena:
    He llegado a este blog porque yo, como vosotros, tengo una gran pasión por la lectura, es una necesidad pero para mí sí que ha sido una tabla de salvación después de la muerte de mi hijo.
    Sin duda los libros no me han quitado la inmensa desolación que se instaló en mi corazón esta pérdida tan inmensamente infinita (no existen adjetivos que puedan expresar esos sentimientos)ni tampoco te evita el proceso de duelo, largo, pedregoso...pero los libros han sido unos silenciosos escuchantes, han identificado mis sentimientos y han sido muchos, muchísimos a los que mi gratitud será eterna.

    Entre ellos está El año del pensamiento mágico, por supuesto, pero también:
    - Una pena en observación de C.S. Lewis
    - Mortal y rosa de Umbral
    -El libro de las ilusiones de Auster
    -La Muerte Blanca de Eugenia Rico
    - Hacia la paz interior, Thich Nhat Hanh
    - Acerca de la muerte, Dalai Lama
    - La vida entera y más allá del tiempo de David Grossmann
    Bueno, sobre el tema de la muerte y el duelo me leí todo lo que pillaba (y pillo) y en esas lecturas, la poesía, siempre compañera de camino, pero en estos años un bálsamo y ahí están, Ángel González, Alejandra Pizarnik, las maravillosas rusas Ajmátova y Marina Tsvetaeva, Chantal Maillard y muchos, muchos más...
    Así que, puedes imaginar todo lo que les debo...siempre digo que ellos me han salvado de la locura :-))
    Un cariñoso saludo¡¡¡

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    1. Atilakaos, muchas gracias por tu sentido comentario. Mi corazón está contigo en esa terrible pérdida. Excelentes todas tu recomendaciones, que pueden ser una ayuda para no caer en la aflicción. Sobre el duelo, los dos libros de Joan Didion, tanto "El año del pensamiento mágico" como "Noches azules", me parecen imprescindibles.

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