John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

viernes, 6 de agosto de 2010

JUEGO DE IDENTIDADES (II)


Retomando el tema de los seudónimos y heterónimos, que da mucho juego, no puedo dejar de citar el caso de Romain Gary y su seudónimo Émile Ajar. Como se verá a continuación, la vida de Romain Gary es digna de una novela por sí misma. De entrada, Romain Gary no es su verdadero nombre, sino que se llamaba en realidad Roman Kacew. Nació en Vilnius (Lituania), de padres judíos; cuando sus padres se divorciaron, pasó a vivir con la familia de su madre en Varsovia y, a los 14 años, se trasladó con ella a Niza. Bajo su verdadero nombre, publicaría varios relatos en la revista Gringoire. Durante la guerra -había obtenido la nacionalidad francesa en 1935-, se incorporó al ejército y, en 1940, se unió a las fuerzas de la Francia Libre como piloto de bombarderos. En esa época tomó el nombre de guerra de Gary (que significa "quemado" en ruso). Este fue el seudónimo que emplearía a partir de 1945 para buena parte de su obra literaria, que tendría un notable éxito: en 1956 obtuvo el Premio Goncourt por Les racines du ciel. Gary era un personaje complejo y sus relaciones con la crítica francesa no eran buenas. Quizá esto, junto con su afición por los dobles sentidos, los engaños y la ambigüedad, le llevara a crearse un verdadero doble, Émile Ajar. Con un estilo muy diferente al de Gary, Ajar llegó a publicar cuatro novelas. Una de ellas, La vie devant soi -llevada luego innumerables veces al cine y al teatro- obtuvo en 1975 el Premio Goncourt, contraviniendo así sus bases, que impiden que el premio se le otorgue dos veces a la misma persona. Pero Gary convenció a su sobrino Paul Pavlowitch para que se hiciera pasar por Émile Ajar -la trama se va complicando- y así Paul fue objeto de entrevistas y artículos como si el seudónimo fuese suyo. O sea, tenemos un seudónimo de un seudónimo que es revindicado como seudónimo por una persona distinta de su autor.
Gary se suicidó en 1980, dejando en su testamento, para que fuese dado a la luz pública póstumamente, un texto -Vie et mort d'Émile Ajar- donde desvelaba por fin el misterio y manifestaba su satisfacción por haber engañado a la crítica parisina a la que tanto despreciaba, y que finaliza con un "Me he divertido mucho, adiós y gracias". Con un poco de perspicacia -y conocimiento de idiomas, claro- a lo mejor esa crítica hubiese podido descubrir la mistificación: Ajar es "brasa" en ruso, algo muy cercano al "quemado" de Gary.

4 comentarios:

  1. ¡¡¡QUÉ INTERESANTE!!! No tenía ni idea, merci.
    Un saludo.

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  2. Debo reconocer que no había oído hablar de Romain Gary, pero lo que has contado me ha parecido muy curioso, desde luego.

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  3. He llegado a pensar que era también una mixtificación, así que he consultado a san google y me ha sacado de mi error. A no ser que haya una enorme conspiración, claro.

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  4. Sí, lo sé, la historia de Romain Gary es tan rocambolesca que parece inventada por algún guionista pirado. Francamente, no excluyo que haya algo de mixtificación en su biografía, pero lo que desde luego es cierto es su participación en la Resistencia, y todo el embrollo de su seudónimo, que nadie fue capaz de descubrir (aunque, por lo que he podido saber, en su momento hubo muchas sospechas de que Gary y Ajar eran la misma persona).

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