John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

martes, 3 de agosto de 2010

SEXO EXPLÍCITO

Desde la década de los años treinta del pasado siglo -época en que Joyce escribió su Ulysses, D.H. Lawrence El amante de Lady Chatterley y Miller Sexus o Trópico de Cáncer, obras todas ellas que fueron prohibidas en diversos países y hubieron distribuirse más o menos clandestinamente-, la presencia y la riqueza de detalles con que se aborda el sexo en las obras literarias no ha hecho más que aumentar. Las fronteras entre lo que era admisible revelar y lo que debía permanecer en el terreno de lo privado no han hecho más que expandirse, al mismo tiempo que lo hacía la tolerancia de la sociedad en este terreno. Naturalmente, literatura pornográfica ha existido siempre, con sus circuitos y sus clientes bien asentados; sin embargo, no estamos hablando de este mercado especializado, sino de la presencia creciente del sexo explícito en obras literarias consideradas -por el público y por sus autores- "serias", es decir, cuyo fin primordial no es excitar la líbido del lector, sino relatar una historia. Inevitablemente, esta tendencia ha dado descripciones y escenas memorables, pero también otras muchas francamente sonrojantes. Al fin, hartos de tanta bazofia, en 1993 los editores de la Literary Review decidieron establecer un "Bad Sex Award", premio a la escena sexual más "poco convincente, mecánica, embarazosa o redundante en una novela de cariz literario". Desde entonces, estos premios anuales se han consolidado en el mercado anglosajón -sólo siento que no lo hayan hecho en el nuestro, vive Dios que se me ocurren varias novelas que lo merecerían- y no sólo obtienen gran publicidad cada año, sino que parece que han tenido el efecto secundario de disuadir a muchos escritores de incluir sexo explícito en sus novelas: uno de los jurados del premio Booker de este año ha comentado que, con un par de excepciones, parece que los autores anglosajones se decantan antes por hablar de drogas que de sexo. ¿Quizás por  temor a resultar galardonados con este premio? Baste decir que el premiado en 2009 fue Jonathan Littell por Las Benévolas, y que en anteriores ediciones lo obtuvieron escritores tan conocidos como Tom Wolfe o Sebastian Faulks. Ni Wolfe ni Littell se dignaron asistir a la entrega de premios.
La editorial Prestel publica unas preciosas carpetas de dibujos eróticos de diversos artistas,  entre ellos Klimt y Egon Schiele
 Por otro lado, resulta curioso que uno de los fundadores del Bad Sex Award fuese Auberon Waugh, hijo del escritor Evelyn Waugh, quien hizo campaña para que le dejasen declarar en el juicio instigado contra D.H. Lawrence en 1960 (por uso de palabras malsonantes en su novela); no pretendía atacarlo por ello, sino que su intención era dejar bien claro que Lawrence "couldn't write for toffee", es decir, no tenía ni idea de escribir.

Para el que quiera reírse un rato con algunos de los pasajes premiados, ver aquí.

10 comentarios:

  1. Qué entrada tan interesante... FELICIDADES, Elena.

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  2. Gracias, Laura. Procuro buscar temas y enfoques diferentes, curiosos o divertidos, siempre dentro del campo de lo literario.

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  3. Genial entrada. Conocía estos premios de oídas, pero nunca había leído los fragmentos finalistas ni similares. La verdad es que los que aparecen en el enlace que pones son para morirse.

    Tampoco conocía lo que Waugh había dicho de Lawrence, que me ha hecho mucha gracia.

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  4. Tusquets eliminó el Premio la Sonrisa Vertical alegando que ya no se podía hablar de literatura erótica, que casi toda la literatura se había decantado por el erotismo y ya no tenía sentido convocar el premio. Otra de las alegaciones fue la baja calidad de los originales presentados que hizo que el premio quedara desierto en algunas ocasiones.
    Imagino que incluir sexo explícito en cualquier obra literaria es algo obligado por las editoriales, porque no tiene mucho sentido. Casi nunca aporta nada a la historia, no hace avanzar el relato y es sólo un argumento marquetiniano. Son páginas superfluas en la mayor parte de las veces.

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  5. Yo tengo esa misma impresión, Alicia, parece que los novelistas actuales se sienten obligados a poner cuanto más sexo explícito, mejor. Efectivamente,no suele aportar gran cosa. Es más, muchas escenas de las novelas del XIX que se limitan a sugerir resultan mucho más turbadoras.

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  6. ¡Claro! Pienso en tu Flaubert y la elipsis en Madame Bovary...
    Lo de premiar lo malo (como los Razzies, antiOscars) es un ejercicio sanísimo de los anglosajones.
    El blog, por cierto, vivísimo.

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  7. Gracias, Toni. Sería un sano ejercicio hacer una recopilación de elipsis sexuales en la literatura que resultan más sugerentes que si se tratara de sexo explícito. Igual un día me animo...

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  8. Amifos…
    No ataquen el sexo explícito en la literatura, no todo es malo. Soy escritor y reconozco que en varios trabajos he recurrido a ello, pero SUEMPRE EN BENEFICIO DE LA TRAMA.

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  9. En "Cómo no escribir una novela" desaconsejan describir estas escenas en tu primera novela y dicen que sería como aprender a lanzar cuchillos el primer día que se esquía, o algo parecido.

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    Respuestas
    1. Claro, cuanto más novato el escritor, más probable es que las escenas de sexo den vergüenza... ajena. ¡Aunque los consagrados tampoco están libres de pecado!

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