Por una vez, esta entrada no va a tratar de literatura, sino de imagen. Aunque si tenemos en cuenta la inmensa influencia que la fotografía y el cine han tenido sobre todas las facetas del arte en los últimos cien años -y desde luego, también sobre la literatura-, el tema también debería interesar a los lectores curiosos. Cuando se habla de la invención del cine, es inevitable que salgan a relucir los hermanos Auguste y Louis Lumière (un nombre tan adecuado que casi parece mentira) y su primera película, "Salida de la fábrica", unos breves 46 segundos que demostraron al mundo que era posible reproducir imágenes en movimiento. La fábrica en cuestión era la de material fotográfico que había fundado su padre en lo que entonces eran las afueras de Lyon, de modo que podemos decir que el interés por el mundo de la imagen les venía de casta. En un reciente viaje a esta ciudad francesa he tenido oportunidad de visitar la villa-museo dedicada a estos dos geniales hermanos y a su fértil inventiva. Una visita que vale realmente la pena; de entrada, por la villa en sí, imponente ejemplo de arquitectura burguesa de finales del XIX, pero sobre todo porque el interesante recorrido y los objetos y películas que se muestran permiten hacerse una idea de la originalidad y relevancia de sus inventos, así como de los diferentes campos que fueron objeto de su interés.
Y es que en cuanto consiguieron poner a punto su primera máquina para captar imágenes en movimiento, los hermanos Lumière se dieron cuenta de que ese era un extraordinario instrumento para documentar la realidad y de inmediato reclutaron a un equipo de operadores, a los que enviaron literalmente a recorrer el globo (Europa, África, Asia) para "mostrar al mundo cómo vive el mundo". Las más de 1.500 películas que surgieron de esta iniciativa pusieron los fundamentos de la cinematografía moderna: al tiempo que iban filmando, los operadores iban descubriendo nuevos usos para la cámara, y así pasan del objetivo fijo a realizar experimentos con primeros planos, planos medios e incluso el primer travelling de la historia (el cámara en cuestión se subió en un rickshaw en movimientoy filmó desde allí al grupo de niños que le seguían). Todo esto, entre 1895 y 1900. Porque a partir de esa fecha, los Lumière dejan la creación de películas en manos de los "artistas" como Meliès, entendiendo que el público quiere ante todo que le expliquen una historia y ellos se vuelcan en otros intereses. Auguste se centrará en los inventos relacionados con la medicina, mientras que Louis seguirá en el terreno de la imagen, creando las primeras fotografías en color, mediante un procedimiento que patentó en 1903con el nombre de Autochrome, la placa autocroma. Este ingenioso procedimiento, elaborado a partir de planchas de vidrio y partículas de fécula de patata tintada daba unas imágenes de gran calidad (si alguien tiene alguna duda al respecto, ruego encarecidamente que haga una visita a este link. Hay imágenes realmente espectaculares). Son unos clichés a medio camino entre la fotografía y la pintura, tanto por el efecto pictórico que le presta el leve granulado de la fécula y su gama de colorido, como por el tiempo de exposición, que debía ser largo. El Autochrome se utilizó ampliamente hasta la década de 1930, en que fue sustituido por otros sistemas (como Kodachrome o Agfacolor), más prácticos para el amateur y más manejables. Sin embargo, a casi cien años vista, resulta evidente que las placas autocromas se conservan incomparablemente mejor que estos últimos.
Incansable, Louis Lumière quiso también reproducir la realidad en toda sus dimensiones, y creó un sistema para reproducir imágenes en relieve, muy parecidas al actual 3D y que, como éste, debían contemplarse con unas gafas especiales. En 1935 llegó incluso a rodar de nuevo una de sus primeras películas, "La llegada del tren a La Ciotat", con esta técnica. Como se ve, un verdadero pionero. El Museo Lumière es sin duda una visita imprescindible para cualquier aficionado al cine y a la fotografía.
Gracias, Elena, me apunto en tareas pendientes visitar la villa de los Lumière cuando vaya a Lyon.
ResponderEliminarPara los interesados en el cine, recomiendo el museo del cine en Gerona, que muestra muchos artilugios relacionados con los inicios de la imagen en movimiento.
Ah, y gracias po la cita de la semana, me gusta mucho Bioy Casares ;)