Es casi inevitable que, en el mes en que se conmemora el bicentenario Dickens, le dediquemos algunas entradas a este admirable autor británico. Suponíamos -y así parece que ha sido- que tan magna celebración traería consigo una proliferación de obras dickensianas. Entre tantas como han aparecido, quiero hoy destacar una muy oportuna recuperación: la traducción que Benito Pérez Galdós hizo del Pickwick de Dickens. Cualquiera que conozca a fondo la obra de Galdós habrá podido observar en ella la influencia dickensiana, que él mismo reconoce en sus Memorias, en las que describe la visita que hace a la tumba de Dickens en la abadía de Westminster:
La última vez que visité la Abadía, vi en el suelo del "Rincón de los poetas" una sepultura reciente; en ella, trazado al parecer con carácter provisional, leí esta inscripción: Dickens. En efecto, el gran novelador inglés había muerto poco antes. Como fue siempre un santo de mi devoción más viva, contemplé aquel nombre con arrobamiento místico. Consideraba yo a Carlos Dickens como mi maestro más amado."
Hacia finales de 1867, cuando cuenta sólo con 24 años -por cierto, la misma edad que tenía Dickens cuando comenzó a escibir esta obra-, Galdós emprende la traducción de Posthumous Papers of the Pickwick Club, que titulará en español como Aventuras de Pickwick. Sorprende que una obra que gozó de tanta popularidad en Inglaterra tardase treinta años en llegar a los lectores españoles. Prueba de cual era el nivel de la vida cultural de nuestro país, del que Galdós tantas veces se dolería. Su versión aparecería por entregas -igual que ya lo hiciera el Pickwick original- en el diario La Nación entre marzo y julio de 1868. Traducir el Pickwick, con sus numerosas bromas, jergas peculiares e incluso incorrecciones lingüisticas que imitan la forma de hablar o de escribir de diferentes personajes, es todo un reto. Hay que decir que Galdós sale bastante airoso de él, aunque se le puedan reprochar algunas simplificaciones. Pero el verdadero interés de esta versión reside, hoy en día, no en la mayor o menor fidelidad de su traducción, sino en el hecho de que nos permite comprobar cómo Galdós comprende y "hace suyo" a Dickens. Hace unos días, Manuel Rodríguez Rivero se quejaba en uno de sus artículos de esta recuperación, achacándola al afán de ahorro de los editores y aduciendo que cada generación se merece leer a los clásicos desde su propio tiempo. En esto último coincido por completo. Sin embargo, ya existen en el mercado otras versiones de esta novela de Dickens más ajustadas a los gustos actuales, no creo que nadie pretenda sustituirlas. A mí -y sin duda a la mayoría de admiradores de Dickens y Galdós- me parece una excelente idea poner al alcance del lector una obra como ésta, que nos permite ver cómo un contemporáneo de Dickens interpreta su obra y, también, vislumbrar cómo el joven Galdós aprendería a adaptar algunas de las técnicas dickensianas a sus propias novelas. Arqueología literaria, tal vez, pero de la buena.
Desconocia estos detalles, me ha encantado esta entrada también! Un abrazo!
ResponderEliminarEstupenda entrada, "as usual". Enhorabuena. Quizá les interese saber a tus lectores que también hay en el mercado una traducción de "Pickwick" a cargo de José María Valverde, realizada en 1980, aunque ahora revisada, con reproducción de los grabados originales (Mondadori). Aquí también hay problemas con el habla "cockney", que el profesor tradujo con un dudoso toque andaluz... En fin, como en Galdós, son soluciones y opciones de traducción hoy superadas, pero que conviene tener en cuenta.
ResponderEliminarUn saludo y felicidades por tu blog.
Curioso, curioso. El sábado estuvimos de paseo por Sevilla y visitando librerías, un amigo lector me comentó que quería comprar un Dickens en español Yo también, en inglés. Yo acabé comprando "Great expectations" para al llegar a casa darme cuenta de que ya lo había comprado antes. A veces me pasa. El procesador me falla. Pero este amigo tenía en la mano la traducción de Galdós a que haces referencia y me preguntó si la conocía. Le dije que no y tras pensarlo, (insisto, sin haberla leído) opiné que quizá no fuera la mejor traducción. Pickwick (que puede ser mi Dickens preferido de los que he leido) no me parecía lo más afin a don Benito. No se, lo veía demasiado serio para traducir esta obra (aunque las suyas propias que conozco me admiran).
ResponderEliminarAl leerte veo que me precipité.
Bueno, para el próximo viaje.
Yo no he leído la traducción de Galdós, pero me gusta lo que dices de que "hace suyo a Dickens" a pesar de las dificultades lingüísticas -especialmente de registro- que ofrece el original. Lo cual demuestra que el genio de un escritor puede hace buena una versión "de segunda mano", porque lo mejor de este asunto es que Galdós no tradujo "Posthumous Papers of the Pickwick Club" del inglés, sino, como era frecuente en el XIX, de la traducción francesa.
ResponderEliminarUn saludo.
Con sus numeras imperfecciones, Pickwick es una novela maravillosa, con frecuencia, me da la impresión, relegada a un segundo plano por no estar a la altura de las grandes novelas que vendrían después. Que alguien pueda escribir una obra así a los 24 años me pasma.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de que cada generación merece leer los clásicos desde su propio tiempo, no estoy tan seguro. ¿Por qué no una variedad de traducciones, algunas más "clásicas", otras más modernas, y que el lector, bien informado, pueda elegir? Por descontado, las clásicas deben ser revisadas, dado que la fidelidad al original es algo a lo que se le da ahora bastante más importancia que antes. Pero aparte de eso, yo leería con mucho gusto a los clásicos en versión de Galdós, JRJ o Dámaso Alonso.
Saludos.
A mi me gustaría leerlo, como ejemplo más bien de lo que fue la traducción y la literatura en aquellos años. Quizá lo que me tira un poco para atrás es la traducción de segunda mano pero viendo lo que significaba Dickens para Galdós quedará solventado.
ResponderEliminarLo que ocurre si tenemos traducciones más antiguas y más nuevas es que si el lector no conoce o puede leer el original, a veces queda absolutamente desvalido. Y las diferencias entre una traducción de hace cien años (mucho más si es prestada de otra traducción previa al francés) y una actual puede hacer que no podamos creer estar leyendo la misma obra en ambas ocasiones. Quizá el componente literario de la traducción debería se r relegado en pro de la exactitud (y no quiero decir que la traducción de Galdós no sea exacta, lo desconozco, pero ser un magnífico escritor obviamente no implica que sea un buen traductor).
ResponderEliminarEs algo parecido a la traducción de la poesía. ¿Traducimos literalmente?¿Intentamos mantener el verso con una traducción más libre?
Yo, con todos mis respetos para Don Benito, me quedo con la traducción más fiel y actual, y por supuesto, del original inglés.
Saludos again.
Una precisión importante respecto a todo lo que se ha dicho anteriormente. Ricardo indica que Galdós tradujo el Pickwick no del inglés sino del francés, como por otra parte era bastante frecuente en aquella época. Sin embargo, yo no he hallado prueba de ello en ninguno de los documentos consultados. Por ejemplo, en el amplio estudio de José F. de Montesinos sobre Galdós se habla de esta traducción -y de la influencia que Dickens tendría sobre nuestro autor-, y en ningún momento se da a entender que accediese a él a través de la lengua francesa. Es más, el editor y prologuista de la traducción de Pickwick que publica Castalia, Arturo Ramoneda, cita el testimonio de Enrique Ruiz de la Serna y Sebastión Cruz que dicen, textualmente: "Apenas adolescente, ya conocía este idioma [el inglés] lo bastante para iniciarse en el trato de los mejores autores británicos, a tal punto que no sólo se echó al coleto buena parte de los relatos del creador de Pickwick sino que también tradujo esta famosísima historia." Más adelante en este mismo prólogo, cita un artículo del propio Galdós, publicado en 1894, en el que hablando de Federico Balart, uno de sus mentores, dice: "Consecuencia de esta adoración por Dickens [por parte de Balart], que se me comunicó al instante, fue que pusiera en mis manos una traducción del Pickwick, que logré llevar a feliz término en unos cuantos meses." Como se ve, por ningún lado se menciona el hecho -de cierta relevancia- de que dicha versión estuviese en francés. Claro que tampoco dice lo contrario. Yo misma, antes de consultar estos testimonios, tenía mis dudas. Si Ricardo tiene algún otro testimonio que certifique su afirmación de que Galdós tradujo esta novela del francés, me interesaría mucho conocerlo. Por otra parte, si se compara (como yo he hecho) algún fragmento de la versión galdosiana con el original de Dickens, se observa que es lo suficiente fiel como para dudar de que lo haya traducido por lengua interpuesta. Aunque no pongo la mano en el fuego. ¿Alguien puede aportar algún dato que ilumine esta cuestión?
ResponderEliminarLa semana pasada un catedrático de literatura inglesa de la Universidad Complutense habló de esa traducción francesa de Galdós en el programa de RNE "El ojo crítico" (no estoy segura de si fue el jueves o el viernes, pero se puede comprobar en el podcast del programa).
ResponderEliminarAnónimo, gracias por la pista. He buscado ese podcast (10 de febrero) y, en efecto, hacia el final se menciona que Galdós tradujo a Dickens del francés, como era corriente en aquella época. De todos modos, me extraña que esto se contradiga con lo que manifiesta el prologuista de la edición de Castalia. Quizás es que, como en muchos otros asuntos, don Benito fue muy reservado también en esto y todo el mundo hace conjeturas a falta de datos más fiables.
ResponderEliminarLamento no poder ser más explícito que la amiga anónima, pero lo cierto es que desde mis años en la facultad no había vuelto a oír de esa traducción. Ahora, a raíz de tu artículo he encontrado en las páginas del Instituto Cervantes dedicadas a las traducciones un artículo sobre la que Galdós hizo de la obra de Dickens, que según el autor es un completo desastre. Copio aquí la dirección por si os interesa: http://cvc.cervantes.es/trujaman/anteriores/julio_10/08072010.htm
ResponderEliminarSaludos.
Yo creía que lo de traducir del francés (de segundas) se había hecho básicamente con los rusos por motivos obvios de barrera lingüistica (No teníamos nuestra Constance Garnett) pero se ve que con los anglos tampoco había problema. El artículo que enlaza Ricardo está muy bien y desde luego el autor no parece muy partidario de la traducción:
ResponderEliminar"Y no, no y mil veces no: la traducción de Dickens por el joven Benito Pérez Galdós es todo lo contrario de un boccato di cardinali, es una catástrofe literariamente homologable con la marítima del infeliz Titanic."
Ricardo, gracias por el enlace. De todos modos, el articulista no aduce muchos argumentos en pro de su tajante afirmación de que la traducción es una catástrofe. Si bien no es sin duda una traducción "canónica" de Dickens, hay que reconocer que es perfectamente legible, que tiene el donaire de la prosa galdosiana y, para mí al menos, tiene mucho interés ver cómo sortea nuestro autor las múltiples dificultades del texto. Si vamos a hablar de traducciones hechas por grandes escritores -ya que Ricardo Bada cita una nómina tan extensa- diré que no todas son irreprochables desde el punto de vista de la fidelidad al original. Y no voy a meterme con casos concretos, porque esto se alargaría mucho, pero es un hecho.
ResponderEliminarOscar, por más que el Sr. Bada reniegue de esa versión de Dickens (y hemos de creer su palabra, porque no aporta ningún ejemplo para demostrarlo), a mí me parece aceptable. Quizás no se la recomendaría a alguien que no conozca previamente el "Pickwick", porque su interés radica precisamente en ser un Dickens pasado por Galdós.
Para aportar un dato más a la controversia sobre la traducción de Galdós. Os paso un trabajo que circula en internet donde se dice textualmente (página2): "Más cierto es que los hombres de la generación de Galdós tenían una notable cultura francesa (y en su caso, como en el de Giner y Azcárate, también inglesa)".
ResponderEliminarhttp://digitool-uam.greendata.es//exlibris/dtl/d3_1/apache_media/L2V4bGlicmlzL2R0bC9kM18xL2FwYWNoZV9tZWRpYS8yMTkzNg==.pdf
Carlos, muchas gracias por tu aportación a este debate. Sigue sin estar claro de qué lengua tradujo Galdós. Al final, voy a pensar que nadie lo sabe a ciencia cierta.
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