Es el primer caso que conozco -si alguien tiene noticia de otros, me gustaría mucho saberlo- en que se recopilan los e-mails de un escritor, al modo en que hasta ahora se solía recoger la correspondencia de los escritores consagrados. ¿Será éste el futuro? Cuando uno piensa en la cantidad de e-mails que la mayoría de nosotros solemos despachar diariamente (desde luego ayuda mucho la facilidad e inmediatez del medio), no puede por menos que compadecer a los pobres estudiosos a los que les toque compilar los "e-mails completos" de Salman Rushdie, por poner un ejemplo. Y no es un ejemplo al azar, porque al parecer este escritor tiene un acuerdo con la biblioteca de la Emory University de Atlanta, Georgia, por el cual esta institución se queda con sus ordenadores (el disco duro, evidentemente), cada vez que el escritor cambia de aparato.
Le habrán puesto también un super antivirus, porque si no, vaya inversión.
ResponderEliminarPor cierto, Elena, he visto que en un comentario en la entrada de Blair te han colocado un enlace... bastante poco literario, por decirlo de alguna manera. Si es que hay algunos que según leen ciertas palabras ya se tiran al monte.
Un saludo.
Gracias por el aviso, Urzay, ya lo he eliminado. Lo que tú dices, si es que ven la palabra sexo y se piensan cualquier cosa...
ResponderEliminarLa verdad es que no suena igual (no tiene el mismo encanto) pero supongo que, efectivamente, será la correspondencia editada del futuro.
ResponderEliminarSupongo que es lo que toca. Ahora se escriben muchos más mails que cartas. A mi me gusta leer la correspondencia de los autores que me gustan, aunque te pueden llevar a grandes chascos. Hace un año o así lei la correspondencia de Truman Capote y me pareció un horror y además no aportaba nada. Sin embargo, también te dan agradables sorpresas. Hace unos años encontré en un mercadillo en Granada la correspondencia entre Lawrence Durrell y Henry Miller y me pareció increible, dos autores que había leído y que a pesar de haberme gustado me provocaban cierta antipatia y sin embargo en ese intercambio se mostraban brillantes, cariñosos, personales...lo tengo como una de mis maravillas.
ResponderEliminarPor otro lado, los mails de Stieg Larsson no me interesan nada.
Perdón por la extensión.
Abundo en lo que ya he dicho otras veces: la distancia entre la obra literaria y la persona. Autores de novelas maravillosas resultan ser unos tipos insoportables vistos de cerca, mientras que otros que a lo mejor te parecen mediocres son unas personas maravillosas si los conoces. Conozco esa correspondencia entre Durrell y Miller, que es estupenda, y transparenta, efectivamente, el tipo de personas cálidas y llenas de humor que debieron ser en realidad.
ResponderEliminarSupongo que será el afán de seguir ganando dinero con los despojos del muerto. Personalmente no he leído ninguno de los tres libros, así que poco puedo opinar sobre la obra de Stieg Larsson.
ResponderEliminarSaludos y me encanta tu blog.
Gracias, makkkafu, siempre se agradecen los comentarios amables.
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