John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

jueves, 17 de noviembre de 2011

OMISIONES LITERARIAS

Un aspecto así debe tener mi particular
 "muro de la vergüenza" literario
Tantos libros y tan poco tiempo... Por más horas que le dediquemos, es humanamente imposible leer todo lo que se publica, qué digo, ni una centésima parte de lo que se publica, ni siquiera las novedades que reseñan los suplementos litearios, ni mucho menos los cientos de libros que recomiendan los blogs que uno sigue (a nada que sea mínimamente bloguero y activo, se entiende). Por este lado, podemos tener la conciencia tranquila: es una empresa imposible, ergo, no hace falta perder el sueño si nuestro ritmo de lectura no abarca tamaña vastedad de libros. Sin embargo, están esas obras selectas, esos clásicos indiscutibles, desde la Odisea al Ulises de Joyce, desde el Quijote hasta La montaña mágica, que se supone que toda persona culta debiera conocer. ¿O no? Pues no. Evidentemente, cada uno oculta las lagunas de su cultura literaria, avergonzado y convencido de que es el único que las tiene. Y todos los demás hacen lo mismo. En una de sus novelas más divertidas, Intercambios, David Lodge se sirve de ello para crear una hilarante escena en la que los profesores de un campus idean un juego de sociedad llamado "Humillación" que consiste en que cada uno revela el título de un clásico que no ha leído: al final, gana uno que afirma solemnemente que nunca ha leído Hamlet. A esta lista de "libros-que-hay-que-haber-leído" no leídos que cada cual guardamos en lo más profundo de nuestros desvanes se le ha dado en llamar últimamente "el muro de la vergüenza" o "el estante de la vergüenza". Para demostrar que todos, hasta los más cultos, tenemos uno, la revista Slate hizo una encuesta entre una serie de reputados críticos literarios. La verdad, me reconfortó enterarme de qué era lo que no habían leído: mi admirada Anne Fadiman intentó por tres veces leer Guerra y Paz, sin éxito; otros confiesan sus problemas con El hombre sin atributos, de Musil (que comparto, ¡un alivio, ya no hará falta que lo intente más, estoy en buena compañía!), con Moby Dick (ahí voy por delante, pero lo mío es trampa: la leí en una versión juvenil abreviada) o con el Ulises (conozco a tanta gente que no ha logrado terminarlo, que sospecho que lo que es una rareza es haberlo acabado; yo tampoco lo conseguí nunca). No voy a preguntar si alguno de ustedes no ha leído el Quijote, pero sí voy a revelar mi propio "estante de la vergüenza": nunca he leído En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Curiosamente, eso no me ha impedido entender lo que es el estilo proustiano. Pero que no salga de aquí. Lo que sí he leído es el libro de Pierre Bayard Cómo hablar de los libros que no se han leído. Por si las moscas.

13 comentarios:

  1. Hola, puedo prometer que el Quijote sí me lo leí y, si bien es verdad que por momentos se me hizo tortuoso, muchos años después aún recuerdo la escena de las tripas de vino y cómo me reí hasta saltárseme las lágrimas. Nunca he podido con el Señor de los Anillos. Durante un tiempo lo llevaba mal, pero ahora, como tú dices en algún momento, no sólo no siento remordimientos, sino que me siento liberada. Un saludo. Sonia.

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  2. Padre, perdóname porque, entre tocamiento y tocamiento, no he encontrado tiempo para Ulysses ni Proust.

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  3. No voy a confesar mis lagunas que son muchas. Bueno en realidad se multiplican a medida que avanzo en este mundo.
    Reconozco que no voy a poder leer en esta corta vida ni siquiera todo lo que tengo en casa(y lo que queda por llegar). Pero tengo una manera de actuar: 1)eludo más las novedades o aquellos libros que intuyo que pese a su inicial atractivo no me van a dar nada. 2)Intento recuperar la mayor parte de clásicos posibles porque el tiempo ya los ha confirmado y así casi todas mis lecturas son buenas (voy por seguro). 3)Me regalo de vez en cuando libros de género, con los que me divierto sin más propósito pero respetando casi siempre el punto 1 y 2 (digamos clásicos no enteramente reconocidos). 4)Releo a menudo el artículo de Italo Calvino "Por qué leer los clásicos" para confirmarme en lo acertado de mi actuación.
    Por último diría que confío más en la opinión de ciertos blogs que no me han decepcionado y evito las revistas y programas prefabricados por las editoriales grandes.
    Un abrazo Elena.

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  4. POr el momento no escondo demasiado mis lagunas (que son grandes y frecuentes, a pesar de años de estudio y lectura) pero la que más debería avergonzarme, pues he estudiado Hispánicas, es la de El Quijote. La he empezado, he estudiado varios capítulos, he aprobado con Notable la asignatura correspondiente... pero terminada? nop. XD Lo compenso mentalmente pensando que al menos me he leído La Odisea como 3 veces!

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  5. No he leído a Proust, y me temo que no lo leeré nunca. Sí me he propuesto, sin embargo, leerme alguno de los Episodios de Galdós. Yo creo que no se trata tanto de lamentarse por los libros no leídos, como de presumir, y haber gozado, con los que sí se han leído. En ese sentido presumo y confieso haber gozado y mucho con el Quijote y el Ulisses, pero también con Dickens y Twain y Hammet y Chandler y Simenon... De igual forma que el escritor busca su estilo de escribir, pienso que el lector debe buscar y encontrar su estilo de lectura y no avergonzarse de ello.
    Como siempre, interesantísimas tus propuestas, Elena.

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  6. Es como ese invitado llega a tu casa y ve tu amplia biblioteca y te pregunta: -¿Los has leído todos?” Uno entonces piensa: a) O es un pequeño bromista b) O seguramente dejó de leer cuando salió de las lecturas escolares obligatorias. Pretender leer todo lo que los demás dicen que es bueno, si uno está más o menos informado de lo que se va editando o lo que los críticos dicen que se debería de leer, es una “guerra” perdida de antemano. Así que mi mantra es: “lee lo que quieras y disfrútalo y no te amargues demasiado por lo que no has leído”.
    En la película Zelig de Woody Allen (no sé si la habrás visto porque en el cine pasa tres cuartos de lo mismo con el exceso de oferta) sucede que el personaje de Woody Allen tiene la capacidad de cambiar sus facciones como si de un camaleón se tratase según las personas que están a su alrededor. Cuando los estudiosos comienzan a investigarlo, él les confiesa que todo comenzó cuando sus compañeros de escuela le preguntaron si había leído “Moby Dick”, y como le daba vergüenza confesar que no, entonces decidió mentirles y así comenzó su capacidad de adaptación hacia los demás. Al final de la película hay un último gag cuando les dice a los doctores en su lecho de muerte, que ha tenido una buena vida, y lo único que le molesta es morir, porque ha comenzado a leer Moby Dick y resulta que le está gustando. :D

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  7. El Quijote lo he leído y he releído pasajes en numerosas ocasiones....... pero mis lagunas son inmensas, empezaría y no pararía...

    Besos!!

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  8. Sonia, yo dejé la trilogía del Señor de los Anillos en el segundo volumen, ya no podía más de elfos y hobbits. Leyendo vuestros comentarios, me doy cuenta de que mi "estante de la vergüenza" es aún mayor de lo que pensaba, había olvidado que me faltaban tantas cosas por leer.

    Niño vampiro, es que no todo tiene que ser lectura, existen otros hobbies...

    Carlos, tienes razón, las lagunas se van haciendo más y más grandes. No angustiarse es lo principal.

    Nit, ¡muy bueno lo del Quijote!

    Juan Manuel, me ha gustado tu enfoque positivo: "presumir de lo que se ha leído y gozado". Decididamente, habrá que adoptarlo.

    Vigo, ¿cuántas veces habré oído esa estúpida pregunta? (Nota mental, y gracias por darme el pie: preparar entrada sobre las preguntas estúpidas que la gente que no lee nos hace a los que tenemos ese feo vicio). Y sí he visto Zelig, milagrosamente no forma parte de mis lagunas cinematográficas (que son muchas). Muy gracioso el chiste final :))

    Laura, al final, mejor no contar las lagunas, sino los pedacitos de tierra firme :)

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  9. Mientras mas mayor me hago menos me agobio con lo mucho que no leo y más claro tengo que me da igual. Si que he leído el Quijote (una sola vez) y Moby Dick (varias) los clásicos libros "que todo el mundo cita y nadie lee", y si que he leído y espero releer mas de una vez "El señor de los anillos". Pero ahora presumiré de lo contrario. No he leído (y posiblemente no leeré) el Ulises, y desde luego nunca perderé el tiempo con "Finnegans Wake". No he leído casi nada de Zola ("Germinal" me aprecio tan intragable que me quitó las ganas. Lo que a ti te paso con los elfos a mi me pasó con los mineros compungidos). No he leído "A la busca del tiempo perdido", pero este espero leerlo, porque estoy convencido de que me tiene que gustar, pero encontrar tiempo para ese numero de páginas es mucho mas que un reto.

    Y lo que es peor, no he leído (NI LEERÉ) el último de Ruiz Zafón, y no he leído y no se si leeré alguna vez al ultimo sueco del premio Nobel.

    Pero he de reconocer que algunas veces me da una punzada `por este o aquel libro o autor. Entonces miro mis libros de Twain, Melville, Carroll, Faulkner, Cheever, Munro, Shakespeare..... y pienso: "Bueno, tampoco está tan mal, que caramba". Y así me conformo a mi mismo.

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  10. Osacr, no temas, a mí tampoco me pescarán leyendo el último Ruiz Zafón, antes hay muchos otros libros que merecen que les dedique mi tiempo. En cuanto a Proust, me pasa lo mismo que a ti: no pierdo la esperanza de llegar a leerlo algún día, aunque siempre lo voy dejando "para cuando tenga unas cuantas semanas libres", cosa que -voy barruntando a medida que me hago mayor- igual no sucede nunca.

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  11. Nunca he podido con El Quijote. Solo algunos trozos. Queda fatal, ¿verdad?

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  12. Ruiz Zafón no merece mención en esta galería de excelencias. Por mí parte, me acuso de haber sido incapaz de leer Ulises (como narrativa- wtf?) y Sein und Zeit (como filosofía). Eso es grave, supongo, pero más tremendo, probablemente, es todo aquello que leí como 'imprescindible' y no lo ví tal ni por lo más remoto, o, aún más, lo que sólo salvé en parte. Y son taaaaaaaantos, los unos y los otros...

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  13. Elvira, ya ves que estás en buena compañía, todos tenemos nuestras "vergüenzas" literarias.

    Hans, desde luego, Ruiz Zafón no es una lectura imprescindible (más bien lo contrario). Otro tema es que te esfuerces en leer una de esas magnas obras de la literatura universal y te paezca que no hay para tanto. A mí me ha pasado, y siempre me queda la duda de si seré yo la tonta y los demás le saben encontrar atractivos que para mi están ocultos.

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