Escribir es crear mundos. A veces, literalmente: el autor se inventa lugares que nunca han existido, poblados por seres extraños o simplemente un poco distintos de los seres humanos. Como Tolkien con la Tierra Media y sus hobbits, por ejemplo. Más a menudo, en cambio, el escenario existe, pero la historia que el escritor ha situado en él sólo ha tenido lugar en la ficción. Sin embargo, al lector le parece más real que la realidad -esa es precisamente la magia de la literatura-, y a partir de entonces es incapaz de desligar uno y otra. De ahí la fascinación que los lectores sentimos por los escenarios de ficción, algunos de los cuales acaban convertidos en verdaderos lugares de peregrinaje, del mismo modo que las rutas literarias son ya un atractivo turístico más de muchas ciudades. En Barcelona, sin ir más lejos, causa furor la establecida en torno a los escenarios por los que discurre La catedral del mar -que se ofrece en varios horarios e idiomas- y en Londres se puede escoger entre la ruta dickensiana, la de Sherlock Holmes, la de Jack el Destripador (bien, esta última no es propiamente literaria, pero al ser éste un personaje que ha llenado tantas páginas de ficción, creo que se la puede considerar así) o la de Harry Potter. El código Da Vinci, por su parte, ha hecho que la obligada visita al Lovre tenga a veces un objetivo distinto del de admirar las obras de arte allí expuestas: hay guías especializados que conducen a los curiosos a las galerías donde se sitúa la novela. Hasta lugares en principio más anodinos, como el vestíbulo de un hotel, pueden parecernos llenos de atractivo si nos evocan las páginas de una de nuestras novelas favoritas. *
El Hotel Seton aparece en El guardián entre el centeno, aunque no es exactamente el hotel que hoy lleva este nombre |
A veces la ficción puede más que la realidad y lo que el lector curioso acaba visitando es, también, ficción. Como el famoso balcón de Romeo y Julieta en Verona, ante el cual hay que hacer un esfuerzo para recordar que ninguno de los dos existió en realidad. O, próximamente, Hobbiton, la más fidedigna recreación de la morada de los hobbits, que se hará realidad en Nueva Zelanda aprovechando los decorados construidos para el rodaje de la película basada en esa popularísima obra de Tolkien. ¿A que parece de verdad?
*Recomiendo ir a este link. Es un mapa interactivo de Nueva York con la ruta de Holden Caulfield, que incluye breves párrafos de la novela. A mí me parece delicioso, pero no he conseguido encontrar el modo de incluirlo en mi entrada.
Estuve el verano pasado en Verona... de la ruta italiana que hicimos fue el único lugar abarrotado en el que estuvimos........ muy fuerte, sí.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Oh, la foto de Hobbiton es maravillosa, es una recreación fantástica. Ya me dan ganas de verla!
ResponderEliminarDebo reconocer ser poco fetichista, pero nunca deja de hacer gracia reconocer lugares cuando se lee una novela (me pasó leyendo Nada y Últimas tardes con Teresa).
La ruta interactiva de The Catcher in the Rye es muy interesante!
Fui hace años a visitar el Museo de Sherlock Holmes en Baker Street. Recuerdo que había bastante cola, y mientras la hacía, tuve un momento de flaqueza y estuve a punto de irme, porque en el fondo, me parecía un poco estúpido estar esperando en el portal de una casa de un personaje ficticio.
ResponderEliminarAl final si que pagué la entrada, y entre otras cosas recuerdo que ví el violín que Sherlock Holmes "nunca" tocó.
Mi impresión es que en otros países -Francia que yo recuerde especialmente- hay mucho más turismo cultural que en España. Pero al menos parece que en estos últimos años se ha ido abriendo la oferta de rutas literarias en España.
En Barcelona yo diría que una de las mejores rutas es la del detective Pepe Carvalho de Montalbán, más que nada porque suele incluir visita al restaurante Casa Leopoldo. :D
Suelo ir a menudo a La Mancha y siempre que subo a ver los molinos de Campo de Criptana no puedo dejar de recordar que acaso Cervantes se inspirara en ellos para la conocida escena de Don Quijote. El lugar es magnífico, sobre todo al atardecer, y estando allí uno llega a comprender que Don Miguel escogiera aquel territorio como cuna de su caballero andante.
ResponderEliminarLaura, estoy segura de que en Verona debe de haber cosas mucho más atractivas (y auténticas) que la casa de Romeo y Julieta, pero el fetichismo literario es así.
ResponderEliminarNit, sí que es agradable ese cosquilleo de "yo he estado ahí" cuando en una novela se menciona algún lugar que conocemos. En cuanto a la ruta de The Catcher..., dan ganas de hacerla.
Vigo, no he estado en la casa de Holmes, me da cierto morbo visitar las casas de autores famosos (aunque muchas veces sean reconstrucciones, como la de Goethe en Frankfurt), pero no acabo de ver el sentido de visitar la de un personaje de ficción. ¿No es mejor leer la novela? En cuanto a la ruta de Carvalho, ¿se llega a comer en Casa Leopoldo? Eso sí tendría interés:))
Juan Manuel, estuve hace unos años por La Mancha y pensé lo mismo cuando fui a ver los molinos. También pasé por El Toboso, donde invitan a visitar una "casa de Dulcinea", ja, ja!
Tengo entendido que lo mismo pasa con el recorrido que Joyce relata en Ulysses (novela que no he leído, por cierto). Me gusta eso que dices -y me parece completamente cierto- de que a veces lo leído nos parece más real que la propia realidad; como apuntas, esa es precisamente la magia de la literatura: llevarnos a sitios que hacemos nuestros, vivir experiencias únicas, o conocer a gente de la que siempre seremos amigos (me viene de golpe a la cabeza EN LUGAR SEGURO ...).
ResponderEliminarxG
Yo es que casa Leopoldo sólo la he visto desde la puerta y nunca he entrado. A mi me lo contó uno de los dependientes de Negra y Criminal que en un certamen por la Novela Negra comieron allá. Pero de hecho, no sé demasiado bien como funciona de cara al público lo de la Ruta Carvalho.
ResponderEliminarAunque me imagino que más que nada es acordarlo con el guía que esté dispuesto a hacerla (por internet hay algún teléfono). Y creo que la ruta se hace más que nada cuando un grupo quiere hacerla.
Supuestamente los de Casa Leopoldo te trataban bastante bien si decías aquello que ibas de parte de Manuel Vázquez Montalbán.