John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

miércoles, 21 de diciembre de 2011

CÓMO LEER UN LIBRO

Pero bueno, vaya cosa más inútil, a ver si se han creído que no sé leer. Y si no sé, ¿cómo voy a leerme este tocho de más de 400 páginas? Tranquilícense, no se trata de aprender a deletrear. Ni a juntar palabras. Ni siquiera de entender frases completas. Lo que pretende este manual -y lo lleva consiguiendo desde 1940- es enseñar al lector a comprender lo que lee y a sacar provecho de ello. Destinado ante todo a estudiantes y a lectores de no-ficción, enseña cómo enfrentarse a cualquier texto, por denso que este sea. Pues, como dice su autor, Mortimer J. Adler, "leer un libro debería ser una conversación entre el autor y tú. Presumiblemente él sabe más del tema que tú; si no fuese así, no deberías perder el tiempo con ese libro. Pero comprender es una operación que funciona en dos direcciones: el lector debe cuestionarse a sí mismo y cuestionar al profesor, una vez ha entendido lo que este le está diciendo". Enseñar a leer, a leer bien, entendiendo y procesando lo que se lee, es una asignatura pendiente de todos los niveles de enseñanza. En primaria tiene un pase, bastante hay con introducir a los infantes en el mundo de las palabras escritas. Pero a medida que avanza el nivel y los textos a descifrar se hacen más complejos, más necesaria resulta una guía como esta. Así pasa lo que pasa, que no existen apenas analfabetos, pero que un porcentaje aterrador de gente es incapaz de enfrentarse a nada más complejo que los pies de foto del ¡Hola!.
Aparte de su indudable utilidad -necesidad, diríamos casi-, el libro en cuestión tiene también una historia curiosa. Veamos. Su autor original, Mortimer J. Adler (1902-2001) era todo un personaje. Hijo de judíos inmigrantes en los Estados Unidos, dejó la escuela a los 14 años para entrar a trabajar, pero siguió tomando clases nocturnas y llegó a graduarse en la Universidad de Columbia, para más tarde convertirse en profesor universitario de filosofía y derecho y llegar a ser director de planificación de la Encyclopaedia Britannica, entre otros muchos méritos. Aparte de numerosos libros de filosofía, su interés por la divulgación del saber le llevó a escribir la primera versión de este Cómo leer un libro en 1940, con gran éxito. En 1972 redactó una nueva versión revisada, conjuntamente con Charles Van Doren, que es la que actualmente existe en el mercado. Hijo de un reputado poeta y de una novelista,  este último estaba dotado de una gran inteligencia y de amplios intereses -además de graduado en música, tenía un doctorado en inglés y otro en astrofísica-, pero también, al parecer, de una gran ambición, que finalmente fue su ruina. Durante varios meses a lo largo de 1956 y 1957, Van Doren se convirtió en uno de los hombres más populares de Estados Unidos, gracias a su participación en el programa-concurso Twenty One, donde obtuvo los máximos premios previstos, hasta el punto de que la revista Time le dedicó una de sus cubiertas. Sin embargo, pronto se destaparon acusaciones de que el concurso estaba amañado, el asunto se convirtió en un escándalo y Van Doren fue llamado a declarar ante una subcomisión del congreso, donde reveló que había participado del fraude y se disculpó por ello. Quien quiera saber más sobre el tema puede acudir a la película Quiz Show, dirigida por Robert Redford, que se basó en él. En fin, Van Doren salió de allí cubierto de oprobio y renunció a su puesto de profesor en Columbia. Sin embargo, siguió trabajando en el mundo editorial y también como redactor en la Encyclopaedia Britannica. De ahí sin duda procede su vinculación con Adler, que le llevó a colaborar con este en la nueva redacción de su obra. Un legado, desde luego, mucho más digno que el del concurso. Si además tenemos en cuenta que la obra se ha seguido vendiendo durante más de treinta años, quizás incluso ha resultado mejor negocio.


3 comentarios:

  1. Lo leí mucho tiempo atrás, tras ver la película de "Quiz Show" como refieres y enterarme de la historia. Me encantó y precisamente hace poco lo encargué en inglés para releerlo hace muy poco (está pendiente). Y además me regalaron el audiobook en inglés. La verdad es que a pesar de que a ratos parece que trata de hacer excesivamente mecánica la tarea de leer es un placer leerlo y de mucha utilidad. La labor de Van Doren y Adler fue estupenda y merece ser recomendado con insistencia.

    ResponderEliminar
  2. No soy muy partidario de esta clase de libros, para leer bien o escribir bien, ya que creo que lo mejor para ambas cosas es leer buenos libros, y escribir mucho, y todo ya fluye por si mismo. Cuando uno ya aprecia los buenos libros, y lee un mal libro entonces se da cuenta de lo que no debe hacer si quiere escribir.
    De todas maneras para contradirme, sé que leí hace unos años el libro "Cómo mirar un cuadro" de Susan Woodford y he de decir que recuerdo que varias cosas me parecieron interesantes.
    Aunque lo que me ha llamado sobretodo la atención del post es toda esa historia de concursos amañados. Me sonaba el nombre de la película, pero nunca la ví, y la tenía totalmente olvidada (ahora miro los nombre: Redford, Turturro, Sorvino y creo que me valdrá la pena si le doy un visionado). Ví en su momento Slumdog Millionaire y me resultó muy interesante, pero ahí siempre te quedaba el debate si había engaño o no. Aquí al menos los hechos parecen estar claros.

    ResponderEliminar
  3. Oscar, con tantas versiones del mismo libro, seguro que acabas aprendiendo a leer, ¿no? :D

    Vigo, es evidente que los grandes lectores acaban aprendiendo, por pura práctica, cómo enfrentarse a un texto. Pero una ayudita nunca viene mal, y puede hacerte reparar en aspectos en los que no te habías fijado, como te ocurrió con el libro sobre pintura. En cuanto a los concursos, tengo la impresión de que la mayoría de los que mueven masas y mucho dinero deben estar amañados, en mayor o menor medida.

    ResponderEliminar