John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

jueves, 3 de junio de 2010

¿EL TAMAÑO SÍ IMPORTA?

¿Importa el tamaño? ¿Qué relevancia tiene que un libro se encuentre disponible en uno u otro formato, o en varios? Ante todo, aunque en muchas fichas de librerías e incluso bibliotecas se habla de tamaño, ésta es una plabara que deberíamos olvidar cuando hablamos de libros: lo correcto es hablar de formato. Y la historia de los formatos viene de lejos, y tiene mucha tela. Nunca mejor dicho, porque se remonta a los inicios de la imprenta, a la época en que el papel se hacía a mano, generalmente a partir de retales de tela, utilizando unos moldes o formas cuya medida era de 32 x 44 cm (aunque, para mayor complicación, en cada lugar estas medidas eran algo distintas). Según el número de veces que esta hoja se doblaba para formar un cuadernillo se hablaba pues de libros "en folio", "en cuarto" o "en octavo". Mientras que el primero de estos formatos se utilizaba para libros de consulta, destinados a ser leídos sobre un pupitre, el cuarto y el octavo, más manejables, eran el formato preferido para los libros de literatura, clásicos griegos y latinos o libros de oraciones. Claro que cuando, en el siglo XIX, empezó a generalizarse el uso del papel continuo o en bobina, el formato de los libros dejó de estar sujeto a a unas medidas fijas y la antigua denominación cayó en desuso. Actualmente, incluso para los libros que se imprimen en plano -es decir, no en máquinas rotativas-, se suelen utilizar unas hojas enormes en las que pueden caber hasta 64 páginas de texto. Pero, como las técnicas de encuadernación también han variado y estas hojas ya no se doblan y se cosen para formar el libro, sino que los pliegos se cortan y se encolan con la técnica del fresado, resulta imposible, observando el libro acabado, saber qué tamaño de hoja se empleó en su fabricación. Y, en cuanto a los formatos, hay una auténtica disparidad; más o menos, se suele hacer la distinción entre libros en "edición normal" y libros "de bolsillo", aunque un vistazo a cualquier librería demostrará que hay tantas y tan notables variaciones entre ellos que lo que para unos es "formato bolsillo" es para otros su "edición normal". Una característica sí se ha mantenido: los libros de texto y, sobre todo, las obras de consulta, suelen tener un formato sensiblemente mayor que las novelas o los libros de divulgación. Aunque todo se andará: la Nueva Gramática de la Lengua Española tiene un formato casi idéntico al de la última novela de Dan Brown.

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