Biblioteca del monasterio de Saint Gallen (foto Ahmet Ertug) |
La pasión por el saber y por los libros ha llevado desde la Antigüedad a custodiarlos en esos edificios -verdaderos cofres del tesoro- llamados bibliotecas. Casi cualquier espacio vale como biblioteca, en caso de necesidad, siempre que reúna unas mínimas condiciones de salubridad. Lo esencial, al fin y al cabo, son los libros que allí se guardan. Sin embargo, lo que le pedimos a una biblioteca es que sea un lugar acogedor, silencioso, con una iluminación adecuada, que invite a la concentración y nos permita sumergirnos en las páginas del libro que hemos elegido. La mayoría de las bibliotecas cumplen esos requisitos. Pero algunas nos dan mucho más. Las hay que son verdaderas joyas arquitectónicas, de todas las épocas y en todos los lugares; en ellas no sólo es un placer poder acceder a su contenido, sino que el solo hecho de contemplarlas resulta un goce estético. En los últimos años, varios fotógrafos se han dedicado a seleccionar y plasmar con su cámara algunos de estos templos del libro. Dos de ellos son Candida Höfer y Ahmet Ertug.
Vi una exposición de fotos de la Höfer hace un par de años en Caixaforum y me impresionó su capacidad para captar los espacios y la luz. Unas fotos que en un primer momento pueden parecer frías, pero que observadas en conjunto resultan hipnóticas. No se ha especializado sólo en fotografiar bibliotecas, sino todo tipo de interiores de edificio de uso público o semipúblico: museos, iglesias, archivos, palacios o bancos. Son siempre fotos carentes de presencia humana, realizadas cuando ha cesado toda actividad y los edificios se encuentran vacíos. El de Ahmet Ertug es un estilo totalmente distinto, mucho más cálido, pero igualmente espectacular. Ertug, arquitecto de profesión, ha fotografiado arte y arquitectura de Oriente, con especial dedicación a Estambul. Sus fotos de bibliotecas, objeto de una exposición en la Bibliothèque Nationale de Francia en 2009, ilustran un precioso (y carísimo) libro titulado Temples of Knowledge.
Ahí va una muestra de ambos. Aunque aconsejo vivamente, si es posible, degustar las fotos de estos dos artistas a tamaño natural y con la mayor definición posible (lamento que la calidad aquí no sea óptima) Biblioteca de Trinity College, Dublin, de Candida Höfer |
Cubierta del libro de Ahmet Ertug, con su versión de la misma biblioteca |
Preciosas, Elena. Cómo me hubiera gustado ver la exposición.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa exposición tenía que ser una maravilla.
ResponderEliminarLa Long Room de la Biblioteca del Trinity College es simplemente alucinante. Además mi impresión cuando estuve allí, fue, casi mas que la visual (que como veis no es precisamente mala), La olfatoria. Alli OLÍA a libros antiguos. Indescriptible. Si alguien embotella ese olor y lo pone en un ambientador, que me avise, que se lo compro.
ResponderEliminarMuy buena entrada.
Laura y Cristina: por lo que sé, más de una vez se han expuesto fotos de Candida Höfer en España (la última, en Galicia este año). Aunque no siempre su tema son bibliotecas, a veces son museos, iglesias o cualquier otro espacio público.
ResponderEliminarOscar, es cierto, el olor de los libros en las bibliotecas antiguas es muy especial e inimitable. Otras cosa que vamos a perder con el paso el libro digital.
Me lo pido para Reyes...
ResponderEliminarY estoy con vosotros con lo del olor. Como el de Oscar, mi olfato también disfrutó lo suyo en la Long Room...Y, por cierto, existen unas velas con olor a "biblioteca". A ver si encuentro la referencia...
Curiosamente, visité hace años el Trinity de Dublin y me extasié ante la inmensa biblioteca. La de Saint Gallen no la conozco,pero me recuerda a otra que vi en Praga, en un monasterio, (no recuerdo el nombre, pero era barroca, muy parecida) y la barroquísima Biblioteca Nacional de Viena, al lado del palacio Real, es otra joyita.
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