Charles Darwin es uno de los personajes del siglo XIX que me resultan más simpáticos y cercanos. Más allá de su Origen de las especies, cuya importancia capital en el estudio de la evolución humana queda fuera de toda duda, a mí lo que siempre me ha fascinado es ese larguísimo viaje que le llevó a circunnavegar el globo durante cinco años. Hay que imaginarse lo que debió ser para un joven naturalista de 22 años recién salido de Cambridge tener la oportunidad de embarcarse como "gentleman companion" -qué bonito concepto; si hubiese vacantes de eso, me apuntaría corriendo- de Robert FitzRoy, capitán del Beagle. De este viaje Darwin diría más tarde, con toda la razón, que fue el acontecimiento más relevante de su vida y que había determinado toda su carrera. Durante esa travesía,
además de observar y coleccionar especímenes de animales, piedras y plantas, Darwin escribió cientos de cartas -a su familia y a algunos colegas científicos, como su profesor de botánica John Stevens Henslow- en las que, mezclando observaciones científicas con reflexiones personales, da cuenta de sus experiencias, algunas tan turbadoras como contemplar cómo un terremoto devasta una ciudad entera, o tan emocionantes como aprender a cazar avestruces a caballo.
Esas cartas, en las que estoy segura se inspiró Patrick O'Brian para su estupenda serie de novelas de aventuras náuticas -de las que yo ya era fiel seguidora antes de la película Master and Commander-, y en especial para componer el personaje de Stephen Maturin, se pueden consultar ahora online. A su regreso a Inglaterra, Darwin abandonó por completo los viajes -en parte debido a la mala salud que le afligió durante gran parte de su vida- y permaneció la mayor parte del tiempo recluido en su casa de Downe, al sur de Londres, aunque no dejó nunca de investigar y de llevar una vida intelectualmente muy activa. Como es natural, Darwin acumuló una considerable biblioteca científica. Una de las noticias que quería comentar aquí es que, gracias al esfuerzo conjunto de varias entidades (entre ellas la Universidad de Cambridge y el Museo de Historia Natural americano), se ha conseguido digitalizar esta biblioteca, y eso incluye la transcripción de las numerosas anotaciones que Darwin tenía por costumbre hacer en los márgenes de sus libros. Una oportunidad de otro para acceder al pensamiento de una de las mentes científicas más lúcidas de su tiempo.
La otra noticia, más frívola pero indudablemente curiosa, afecta a Darwin de un modo más tangencial. Su encabezado reza así: "Un libro de Darwin, devuelto a la biblioteca con 122 años de retraso". Se trata de una edición original de la obra de Darwin Las plantas insectívoras, que alguien había tomado prestada de la biblioteca de Camden (cerca de Sidney) en 1889. Al parecer, la obra formó parte durante cincuenta años, de la colección de un veterinario -quien no recuerda cómo llegó a sus manos el ejemplar-, que al jubilarse donó su biblioteca a la Universidad de Sidney. Allí descubrieron que llevaba un sello de la biblioteca de Camden y decidieron devolverla a sus propietarios originales... con 122 años de retraso.
Elena, también me resulta muy interesante Darwin, aportó elementos que continúan siendo válidos.
ResponderEliminarTambién fue tergiversado, eso no es una novedad, sobre todo con el tema de la selección natural de las especies y el llamado darwinismo social, que llegó a justificar el nazismo y el capitalismo ortodoxo.
Qué curioso el asunto de la devolución del libro..., nunca es tarde si la dicha es buena...
Interesante entrada.
Un abrazo!!
estoy parando en un hotel en buenos aires y me gustaria saber si hay algun libro en donde pueda estar toda esta informacion y mas..
ResponderEliminarme parece que es una persona que aporto muchisimo.
Laura, el pobre Darwin fue muy contestado, tanto durante su vida como después. Ya sabes que incluso hoy hay escuelas en USA que se niegan a enseñar la teoría de la evolución según Darwin. ¡Qué cosas!
ResponderEliminarMonica, creo que en cualquier biblioteca pública puedes encontrar las obras de Darwin.
Darwin ha sido, y siempre será, a menos para los que realmente aprecian su obra, una de las mentes más brillantes que la humanidad pudo donarnos. Claro está que sus teorías acerca del oigen de las especies debió ser, y seguramente muchos siguen creyendolo, muy controversial pero eso es lo que lo hace más ¡brillante!. es muy buena tu entrada, y aunque aún soy nueva en tu blog y lamento intrometerme tan "descaradamente" dejame decirte que me encanta... ¡sigue así!
ResponderEliminarAnónimo, bienvenida al blog y gracias por tus palabras de ánimo.
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