John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

martes, 17 de abril de 2012

JANE AUSTEN, EN FRANCÉS


"Traduttore, tradittore", reza el famoso dicho. Al volcar un texto a otro idioma, es inevitable que algo se altere. En el peor de los casos, algo se pierde; en el mejor (y raro), algo se gana. Por lo general, esas "traiciones" se deben más a la poca pericia del traductor que a un designio voluntario. Pero no siempre. Sirva de ejemplo el divertido caso -divertido, se entiende, visto con la debida perspectiva histórica- de una de las primeras traductoras al francés de las obras de Jane Austen, Isabelle de Montolieu (1715-1832). A esta escritora y traductora suiza, admiradora de Rousseau, amiga de Edward Gibbon y autora de novelas sentimentales de éxito, como Caroline de Litchfield, le debemos una temprana traducción de Sense and Sensibility al francés (1815), titulada Raison et sentiments, ou Les Deux Manières d'Aimer. En su prólogo a esta traducción, donde entre otras cosas nos informa de que aunque  la edición inglesa no menciona el nombre del autor, ella supone que se trata de una mujer, nos advierte de lo siguiente: "He traducido con bastante fidelidad, a excepción del final, donde me he permitido, siguiendo mi costumbre, algunos ligeros cambios, que he creído necesarios. Este género parece de entrada muy fácil de traducir, por la gran simplicidad de su estilo; pero por eso mismo, creo que podría convertirse fácilmente en aburrido y pesado. Es mi deseo haber evitado estos dos obstáculos...". En efecto, la buena señora Montolieu debía encontrar que el estilo y la trama de Austen no casaban con los gustos franceses, y ni corta ni perezosa procedió a convertir la obra de Austen en una novela sentimental al uso. Ya Mme. de Staël, hablando de Pride and Prejudice, encontraba que la novela era vulgar, porque hablaba de dinero y de matrimonio. Las novelas debían tratar de sentimientos, de pasiones y no evocar los aspectos menos agradables del mundo real. Parece que Mme Montolieu pensaba lo mismo, porque convirtió a Marianne -a quien ella bautiza como Maria, lo de Marianne quizá evocaba demasiado a la tan reciente Revolución Francesa- en un personaje soñador y melancólico, que anda por ahí con aire abatido. Por ejemplo, se inventa un escena en que, al encontrarse con Eliza y su bebé (hijo de Willoughby), Maria se desmaya. También se deshace de Miss Grey (que en la novela de Austen se convierte en Mrs. Willoughby) y hace que Willoughby pida la mano de Maria. Ante el rechazo de ésta, casa a Willoughby con Eliza, su pupila. Isabelle de Montolieu tradujo asimismo Persuasion, que apareció como La Famille Elliot, ou L'Ancienne Inclination, "traducción libre del inglés de una novela póstuma de Miss Jane Austen". Por desgracia, no he encontrado referencia de exactamente cuántas libertades se toma con esta novela. Aunque si empleó el mismo criterio que con la anterior, seguramente serían bastantes.
No hace falta decir que ni Jane Austen ni su editor fueron consultados acerca de estas versiones, ni vieron un céntimo en concepto de derechos de autor. Eran otros tiempos, desde luego. Ambas versiones libres de Austen fueron recogidas en las Obras completas de Mme Montolieu. Con cierto merecimiento, ya que había tomado parte en su autoría.
Recientemente (1996), en Francia se reeditó la traducción de Raison et Sentiments de Isabelle de Montolieu (a la que corresponde la cubierta que ilustra esta entrada). En algún lugar he visto mencionado que los editores han procedido a revisarla para eliminar las aportaciones originales de la traductora. A estas alturas, me parece una lástima. Puesto que ya existen muchas otras traducciones fieles al francés de esta obra de Austen, tendría mucho más interés ver cómo Mme. Montolieu la adaptó al gusto de la época.

Willoughby y Marianne en la adaptación cinematográfica
que dirigió Ang Lee

14 comentarios:

  1. ¡Qué cosas! Jamás se me habría ocurrido que podían tomarse tantas libertades al traducir. Esta sí que era una traidora, jaja! ("Traduttore, tradittore)

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  2. Si ya se me ponen los pelos de punta con algunas versiones reducidas o con las famosas traducciones de nombres (léase Carlota, Emilia y Ana Brontë, por ejemplo) este tipo de cambios ni te explico... Ni me pica la curiosidad, ale.
    Un beso.

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    1. Releyéndome ahora, he sonado un poco radical, creo. Si me lo tomara como una novela distinta, me atrevería con ella y quizá la disfrutara. Si no, pues no habría manera.

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    2. Comprendo que resulte insoportable eso de que le enmienden la plana a una gran autora, pero la versión de Montolieu, con el paso de los años, ha adquirido un interés histórico indudable. No es Jane Austen, sino la visión que de Jane Austen tenía el entorno literaria francés en aquel momento.

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  3. Sí, creo que es una lástima que ahora editen la versión revisada. Creo que con el tiempo, por el comentario tuyo, la versión de la señora Montolieu había conseguido un lugar en la historia de la literatura. Ahora que no sirviera esto de ejemplo! pues no se pueden tomar estas libertades en una traducción. Si se quiere cambiar algo se debería hacer como Henry James que tradujo y adaptó a su punto de vista “Papá Goriot” de Balzac al escribir “Washington Square” y “Middlemarch” de George Elliot al escribir “Retrato de una dama”.
    Saludos!

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    1. En efecto, la versión de Montolieu tiene ya su lugar en la historia de la literatura, o de las curiosisdades literarias si se quiere. De todos modos, se puede encontrar íntegra en Project Gutenberg. No descarto hacer una lectura comparativa de las dos versiones...

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  4. Esta no la sabía, me ha encantado....aunque los cambios que mencionas son tan "sentimentales" que no se si sería capaz de leérmelos. No es muy de extrañar, no? lo de la fidelidad tan estricta al texto (y al autor) que nos parece a nosotros tan normal... no es de hecho nada normal ni reciente.
    Si consigues saber de la de Persuasión ya dirás!

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    1. Lamentablemente, no he podido encontrar en ningún sitio (por la red) esa versión de Persuasion. Sólo Raison et sentiment está disponible en Project Gutenberg.

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  5. Parece que estas tropelías debían ser habituales en el pasado, pero al menos aquí estaban advertidas. Supongo que el público lector ni siquiera se alteraría, pues la preocupación por la fidelidad y el respeto a los autores es algo más contemporáneo. Los desaguisados actuales derivan de erróneas o poco trabajadas traducciones (aumentadas en ocasiones por nulas o pésimas correcciones). Y conectado con la anterior entrada, me hace pensar que es muy criticable el precio de los libros en nuestro país si además el producto resultante es defectuoso y poco profesional.
    Saludos.

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    1. En efecto, nos parece que el respeto al texto es algo evidente, pero en realidad durante mucho tiempo no fue así.
      Lo de los dsaguisados actuales daría para muchos ríos de tinta...

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  6. Sabía que en otras épocas (incluso ahora) algunas traducciones dejan mucho que desear, pero llegar el punto de “moldearla” al gusto de uno no se me había pasado por la cabeza.

    Curiosa entrada.

    Un saludo!

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  7. A mí también me parece que toda traducción antigua tiene su valor, porque revela cómo se leyó un libro en su época, aunque no respete la forma en que debería leerse ahora. Y aunque ahora la tendencia sea un escrupuloso respeto al original, la fecha de una traducción no debería bastar para aceptarla sin más. Baste recordar que la traducción que ha habido de "Orlando furioso" al español, hasta hace bien poco, era con todos sus defectos la de Urrea, del siglo XVI, que todavía está en las librerías (por algo sería). Y sin embargo a lo mejor acudimos confiadamente a traducciones modernas, por ejemplo de "Robinson Crusoe", cuando si vemos la reciente traducción que ha publicado Edhasa nos enteraremos de que casi nadie ha leído íntegro este libro en español, -siendo nada menos que de Cortázar la traducción más popular-, y aún quienes lo hayan leído en inglés, puede que también lo hayan hecho en una de sus muchas ediciones abreviadas. No me parece mal que las traducciones antiguas tengan también su espacio, con una buena introducción que las contextualice, por ejemplo.

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    1. Urzay, la historia de las traducciones da para mucho, casi es una historia literaria paralela a la de las obras originales. Coincido en que las traducciones antiguas tienen su valor, no hay que desecharlas simplemente porque tengan muchos años. En cada una se respira el ambiente de la época en que fueron escritas, y esto añade interés histórico y filológico a esa versión.

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