Como complemento a mi entrada de hace unos días sobre este tema, aquí va este entretenido artículo de Rodrigo Fresán sobre sus andanzas como ladrón de libros. Aunque dudo de que los libreros afectados por sus correrías lo aprobasen, no he podido evitar encontrar muy ingeniosa la apuesta con su amigo a ver quién conseguía robar antes todos los volúmenes de En busca del tiempo perdido. La apuesta hubiera debido incluir la obligación de leerlos íntegros luego, pero de eso no nos dice nada...
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