(Mapa de Pauline Baynes) |
Me gustan los mapas. Desde los mapas antiguos, con sus "terra incognita" y esos monstruos que acechan más allá de las aguas conocidas, hasta la moderna cartografía que, vía Googlemaps, nos indica en cuestión de segundos y con todo detalles dónde está ese lugar que buscamos. Más allá de su utilidad práctica, los mapas poseen una gran fuerza simbólica, sirven como plataforma para la imaginación y el sueño. Hojear un atlas, y no digamos ya uno antiguo, puede ser el inicio de muchos viajes imaginarios. Los mapas muestran también de manera evidente algunas realidades, con mayor claridad e inmediatez que muchas páginas de texto. Por ejemplo, un simple mapa de carreteras de Europa nos indica casi con un golpe de vista cuáles son los territorios más desarrollados y cuáles lo menos poblados. Además, casi todo se presta a ser cartografiado, no sólo los elementos geográficos reales, sino también los imaginarios. Quizá uno de los mapas imaginarios más populares sea el de la Tierra Media inventada por Tolkien. Prueba de que un mundo inventado puede resultar más verdadero que muchas regiones reales es que seguramente nos sería más fácil situar en el mapa las montañas de Mordor que la capital de Gabón. No sólo podemos cartografiar países imaginarios, sino que con el lenguaje de la cartografía se pueden representar también ideas abstractas, como las facetas de los sentimientos. Es esta una variante que se puso de moda a finales del siglo XVI, con el apropiado nombre de "cartografía sentimental". Una de las primeras cartografías de este tipo fue la "Carte de Tendre", dibujada por François Chauveau en 1654 para ilustrar la novela de Mlle. de Scudéry Clélia, historia romana. En esta representación "topográfica y alegórica" se trazan las diferentes etapas de la vida amorosa. El río Inclinación, que fluye tranquilamente por su centro, simboliza los sentimientos domesticados, mientras que el mar es peligroso, ya que representa las pasiones. Pero casi es mejor eso que caer en el lago de la Indiferencia.
En él, la Región del Amor Dichoso ocupa un lugar central, con su Bosque de la Lujuria, sus Buenos Tiempos, su Fuente de la Alegría y su Puerto del Matrimonio, mientras que en la Región de las Obsesiones encontramos lugares como la Ciudad del Deseo, la Ciudad de los Sueños, un lugar llamado Deslealtad y el Dulce Río de las Lágrimas. Hermosamente poético, dan ganas de internarse en este territorio imaginario. Prueba también de lo eficaz que es la cartografía para representar ideas. Porque cada cartografía sentimental es el fiel retrato de cómo su autor concibe la vida de los afectos. Muy revelador.
Desde entonces, han habido artistas que han empleado la cartografía para muy diversos tipos de proyectos, con resultados a menudo sorprendentes y muy sugestivos. Veamos por ejemplo el caso de Ward Shelley, autor de esta peculiar representación gráfica de la Historia de la Ciencia Ficción (para el que quiera estudiarla con más detalles, aquí está el enlace):
Su sugestivo aspecto de monstruo tentacular deriva de los marcianos que describe H.G. Wells en La guerra de los mundos. Una perfecta combinación entre forma y contenido. Shelley es autor de muchos otros mapas conceptuales, a cual más intrincado y complejo. La cartografía llevada a sus extremos.
Yo también disfruto mucho con los mapas. Y una de las cosas que más me gusta hacer cuando tengo tiempo y el libro lo merece, es ubicar sus escenarios. A través de Google en los libros actuales y a veces también en mapas antiguos. Pasear con Brunetti por Venecia no tiene precio. O situar el París difuso y poco turístico de Patrick Modiano. Pero también ubicar los alrededores de Chernobyl donde se sitúa alguno de los últimos títulos de serie negra que he leído. Seguro que todos tenemos mil ejemplos. Creo que se entienden las historias mucho mejor.
ResponderEliminarY estoy convencido de que "El señor de los anillos" le debe una parte importante de su éxito a esos maravillosos mapas de la Tierra Media.
Saludos
Y también está el que puse hace poco de Jasper Fforde recreando Fiction Island :)
ResponderEliminarGolem, estuve en Venecia hace dos años y eché mucho de menos llevar, en vez de la guía, un mapa de los lugares que menciona Brunetti. Alguno fui reconociendo, pero era más bien al azar... Y desde luego las obras de Tolkien no serían lo mismo sin mapas que las pusieran en el mapa (perdón por el juego de palabras, no me he podido resistir).
ResponderEliminarCrisitna, ¡Claro! ¿cómo he podido olvidar ese mapa que me gustó tanto? Hubiera debido incluirlo en el post. Peste de memoria.
Muy buen post ,una de mis webs en mis marcadores es http://www.visualcomplexity.com , como llevar lo complejo a la representacion,y los ejemplos que has puesto increibles jjejeje una cartografia de sentimientos y pasiones
ResponderEliminarEstos nombres recuerdan esas geografías míticas de los ciclos narrativos de origen medieval (la Isla del Llanto, se lee por ejemplo en Orlando). Me hubiera gustado conocer antes el Lago de la Indiferencia, buen sitio para mandar a algunos, pero no he leído nada de Mademoiselle de Scudery (creo que ella misma era bastante más interesante que aquellas novelas interminables que debía firmar su hermano). Sí he leído en cambio un cuento de E.T.A Hoffmann dedicado a ella que viene a hacer un bucle con otra entrada que publicaste hace tiempo ya, creo, sobre el librero asesino de Barcelona. Varios días desconectado, y ya hay un montón de cosas interesantes que leer por aquí, como siempre. Un saludo.
ResponderEliminarenfermerolibrero, interesante link. Resulta increíble lo que la tecnología permite hacer en este campo.
ResponderEliminarUrzay, bienvenido de vuelta, pues. Mlle. de Scudéry es ciertamente un personaje interesante. Creo que debería dedicarle una entrada.
Me entusiasman los mapas. Más los de verdad que los imaginados (aunque he caminado un montón de veces por la Tierra Media, todo sea dicho). Disfruto recorriéndolos, unas veces para revivir y otras para imaginar.
ResponderEliminarxG
Qué mapa sentimental no podría hacerse de Madame Bobary o de Ana Ozores, un mapa laberíntico y fascinante en el que perderse sin brújula.
ResponderEliminarA mi también me gustan los mapas pero desconocía estos otros mapas sentimentales y todo lo que no fuera pura geografía. Me encanta el monstruo del mapa de la ciencia ficción.
ResponderEliminarMuy interesante todo.
Un abrazo
xGaztelu, aunque los mapas imaginados me intrigan, creo que los auténticos me hacen soñar incluso más.
ResponderEliminarJosé Manuel, ¿verdad que la cartografía sentimental tiene muchas posibilidades?
Uno, ya ves, las herramientas de la cartografía aplicadas en otros ámbitos. Al fin y al cabo, se trata de poner orden, y eso se puede hacer en muchos terrenos. Te dejo otro link curioso:
http://bigthink.com/ideas/37706