Tal día como hoy, un 19 de septiembre hace cien años, nació William Golding. Aunque es autor de numerosas novelas relatos e incluso algún libro de poemas, ninguna de sus obras logró alcanzar la popularidad de El Señor de las moscas (1954), la primera que publicó. Sin duda, quien no la haya leído la conocerá ya sea por alguna de sus adaptaciones cinematográficas o por haber oído hablar de ella, puesto que las cuestiones morales que plantea, ciertamente provocativas, levantaron , y lo siguen haciendo, grandes controversias. Pero no voy a entrar aquí a hablar de este asunto, que ha hecho correr suficientes ríos de tinta. Me interesa en cambio -al hilo de lo que plantea un artículo en The Guardian y aprovechando que el centenario traerá nuevas ediciones de su obra- comentar la dificultad que entraña diseñar una cubierta para esta novela. Si la creación de una cubierta para cualquier libro requiere tener en cuenta una serie de factores que no siempre resultan fáciles de casar, cuando se trata de una novela como El Señor de las moscas, la dificultad de aunar el respeto hacia lo que el autor quiere transmitir con los inevitables aspectos comerciales, se hace más aguda aún. A lo largo de la ya dilatada historia editorial de este libro, se han sucedido los intentos, de cariz muy diverso. Puede resultar interesante pasar revista a algunos de ellos.
En un principio, los editores se inclinaron por tratarla como una novela de aventuras con un trasfondo exótico:
Edición original, Faber and Faber |
Edición alemana (aunque el título figure en inglés) |
El motivo de la cabeza del cerdo sangrante, impactante pero no muy atractivo, es retomado en España por la edición de Círculo de Lectores, con poca fortuna (a mi juicio):
Hubo también, cómo no, algunas ediciones que se limitaron a utilizar algún fotograma de la película dirigida por Peter Brook, pero eso, señores, es la salida fácil. El editor inglés, Faber and Faber, es probablemente el que más ha reeditado la obra, y por lo tanto quien más versiones de la cubierta ha realizado. La de 1993 toma como motivo la figura de uno de los protagonistas y consigue ser visualmente atractiva, a la vez que da indicios de que no estamos ante una obra tierna o banal:
Diseño de David Hughes |
En nuestras tierras, Alianza también ha ido variando sus diseños, hasta llegar al de 2010, en que la cabeza de cerdo ha perdido la sangre, pero conserva el aspecto amenazador:
Por fin, la edición inglesa que conmemora el centenario de su autor opta por una cubierta más tipográfica, simbólica y con un cierto tono "retro". A mí, al menos, me ha gustado:
(Me disculpo por la deficiente calidad de algunas de las imágenes, no siempre he podido conseguir buenas reproducciones.)
El señor de las moscas es uno de mis libros favoritos. Mi padre me lo compró cuando yo tenía unos 12 años, y la portada de la edición (la segunda que recoges) no hacía presagiar en absoluto el impacto que me causó la obra.
ResponderEliminarQué interesante: no se me había ocurrido valorar lo que dices, y tiene auténtica enjundia. Una portada debe decir del libro y a la vez debe ayudar a venderlo; y, como sugieres, algunas veces son misiones poco reconciliables. También hay que reconocer que el ejemplo (El séñor de las moscas) es muy bueno para hablar del tema.
ResponderEliminarxG
Esta obra me provocó tal shock y disfrute que la lei varias veces. En español tengo la edición de círculo de lectores, la que tu consideras poco afortunada. A mi la verdad no me parece mal. No es el elemento fundamental del libro (la ofrenda de la cabeza de cerdo, me refiero), pero es un eje de la misma, y como se debe pretender, advierte de que aunque esto vay de una historia de niños escolares, es algo muy diferente.
ResponderEliminarEn inglés tengo una edición similar a la edición roja que pones en tercer lugar, que como toda la colección de Golding (en inglés lo tengo todo en esta colección de Faber & Faber) me parece muy sosa. Concretamente esta:
http://www.alifeinfiction.com/lord-of-the-flies-book-review/
Yo , la verdad, me inclino más por las más salvajes. Creo que transmiten mucho mejor el concepto central del libro. Las escolares son confusas y aburridas para mi. La última también me gusta.
Saludos.
Hola, a mí, como a Amanda y a Óscar, el libro me impactó muchísimo, porque también lo leí en plena adolescencia. El año pasado tuve que releerlo por mis (nuevos) estudios de Filología Inglesa y en esta segunda lectura mi opinión sobre la novela no varió: me pareció muy, muy desagradable, muy desesperanzadora, muy salvaje. Te deja sin escapatoria... y sin aliento. Uauh. Un saludo. Sonia.
ResponderEliminarQué entrada más interesante. Yo también leí El señor... en mi adolescencia (edición de Círculo también), y para variar, también me impresionó. Creó que lo leí junto con Rebelión en la granja y 1984 (también de Círculo), o sea, distopía a mansalva.
ResponderEliminarComo Óscar, a mi la portada de Círculo no me parece mal, de hecho creo que es una de las imágenes más poderosas de la historia, aunque mi preferencia puede deberse a que, al haberlo leído por primera vez y tan joven, identifico la novela con esa portada, y no me puedo imaginar otra más apropiada.
En cualquier caso, esta visión de las diferentes portadas a lo largo de la historia me ha parecido muy interesante.
Un saludo.
¡muy buena entrada! yo lo leí en mi adolescencia y la verdad es que la portada no tenía nada que ver con lo que trataba en libro y que a esa edad, me pareció difícil de digerir...
ResponderEliminarAmanda, a eso me refiero, idealmente las cubiertas deberían dar indicios fiables de qué es lo que uno va a leer. En el caso de El Señor de las moscas, creo que es una obra que desconcertó a todo el mundo, incluidos sus editores y de ahí que no supiesen bien cómo presentarla.
ResponderEliminarxGaztelu, el diseño de cubiertas -con su vertiente artística y su vertiente de contenido- me ha interesado siempre en especial. No resulta nada fácil acertar con la cubierta adecuada para algunos libros. Este es un buen ejemplo, claro.
Oscar, a raíz de vuestros comentarios he vuelto a pensar acerca de la cubierta de Círculo: no está tan mal, cierto; la tipografía, incluso, está francamente bien. Creo que lo que no me gusta de ella es la cabeza de cerdo: no porque sea una cabeza de cerdo, sino porque no me gusta el dibujo en sí. Por ejemplo, la cabeza de cerdo en la edición de Faber de fondo blanco me resulta mucho más impactante y visualmente atractiva. Como tú, para este libro me decanto claramente por las cubiertas más salvajes. Una obra así debe exhibir una pizca de crueldad y mala leche en la cubierta, de otro modo le miente al lector.
Soni, sí, es una obra que no ha perdido nada de su fuerza original, a pesar del tiempo transcurrido. Sigue dando miedo...
Niño vampiro, como le digo a Oscar, tenéis razón en que la cubierta de Círculo no está tan mal. Pero yo sigo prefiriendo la de David Hughes o la más reciente de Faber.
bibliobulímica, hay esa tendencia (errónea) a encasillar cualquier libro cuyos protagonistas sean niños en el apartado "literatura juvenil". En este caso, una etiqueta muy poco adecuada, es una novela tan potente que nos tumba hasta a los adultos.
«El señor de las moscas» presenta en mi opinión las mismas dificultades a la hora de diseñar una buena cubierta que «El corazón de las tinieblas» de Joseph Conrad, novela en la que veo un cierto paralelismo con la de Golding: Lo liviana que es en realidad la pátina de nuestra condición de civilizados.
ResponderEliminarMe inclino por las más oscuras y salvajes porque eso representa el libro, más allá de la aventura. Yo la leí con la portada antigua de Alianza y la conservo en la edición de Círculo (sin la sobrecubierta) que es la que tengo más vista. Sinceramente es la que más me gusta de todas. Este fue un libro recomendado en una asignatura que se llamaba Dinámica de grupos y es que se adapta como un guante, aparte de otras muchas lecturas. Lectura apasionante y entrada curiosa y jugosa. Un saludo.
ResponderEliminarA mi me siguen gustando sobre todo las viejas portadas de Alianza. Forman parte de mi educación sentimental.
ResponderEliminarSaludos
PD: Parece que por fin consigo volver a escribirte. Misterios de la red.
Escelente entrada sobre un aspecto colateral, pero fascinante, de una de las mejores novelas del siglo XX. ¡Felicidades!
ResponderEliminarGracias, César. El tema de las cubiertas siempre me ha interesado. No es nada fácil dar con un diseño que sea a un tiempo fiel al contenido del libro, comercial y estéticamente aceptable. A veces, que no se logre es culpa del editor, que es demasiado corto de miras; otras, del diseñador, que no es capaz de captar lo que comunica el libro. Bueno, no sigo, que me sale otra entrada sobre el tema sin querer.
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