James Joyce con Sylvia Beach en su librería |
Ustedes me perdonarán que titule esta entrada como si de una serie televisiva se tratara. Más adecuado sería sin duda decir "tercera etapa", pero es que la historia de esta librería parisina es tan jugosa que daría fácilmente para una serie. La Shakespeare & Co. original fue fundada por una americana afincada en París, Sylvia Beach, a quien la idea de establecerse como librera le vino por influencia de Adrienne Monnier, propietaria de la pequeña pero muy activa Maison des Amis des Livres en la rue de L'Odéon. En la librería de Adrienne, que había sido una de las primeras mujeres libreras de Fancia, se celebraban lecturas de autores como Paul Valéry y André Gide, y Sylvia Beach -que entretanto se había convertido en amante de Adrienne, con quien conviviría hasta la muerte de ésta- tuvo la idea de hacer algo similar para los numerosos residentes de lengua inglesa en París. Shakespeare and Company, que así se llamó esta librería, pronto atrajo a numerosos ingleses y americanos, así como a intelectuales franceses interesados por la cultura anglosajona. Sylvia Beach entendía su oficio como algo más que la simple venta de libros, y a menudo albergaba a escritores sin posibles y se atrevió a editar algunos libros. Cuando uno de sus clientes y amigos, James Joyce, se encontró con que le vetaban la publicación de su obra Ulysses en los países de habla inglesa, se ofreció a publicarla. Así, en 1922 la primera edición del Ulysses en un volumen (había sido publicada por entregas antes, provocando diversas acusaciones de obscenidad) vio la luz en 1922, editada por Sylvia Beach, con una tirada de sólo 1.000 ejemplares. Curiosamente, esta aventura editorial no sólo no hizo rica a Sylvia Beach, sino que la dejó llena de deudas. Pero esa es otra historia, que algún día explicaremos. Por lo que se refiere a la librería, durante los años treinta los problemas económicos estuvieron a punto de hacerla cerrar, pero se salvó gracias a la generosidad de un grupo de lectores, encabezados por André Gide, que organizaron una suscripción para garantizar su viabilidad. La librería floreció hasta la caída de París. En 1941 cerró sus puertas y ya no volvió a abrir.
Segunda temporada: en 1951 George Whitman, otro americano enamorado de París, abre una pequeña librería a la que llama Le Mistral. Whitman, amigo de Ferlinghetti -quien poco después fundaría otra mítica librería, City Lights, en San Francisco- y seguidor del movimiento beatnik, admiraba a Sylvia Beach y aspiraba a llevar a cabo una labor similar a la suya. Así, en 1964 (tras la muerte de Beach), rebautizó su librería, que para entonces ya estaba en su emplazamiento actual, rue de la Bûcherie, con el nombre de
Shakespeare and Company. Durante los años sesenta, se convirtió en una verdadera catedral beat: además de estar llena a rebosar de libros, disponía de unas minúsculas habitaciones en un altillo donde Whitman daba cobijo a todo aquel que se lo pidiera, solicitando a cambio únicamente un par de horas de trabajo, algo de ayuda ordenando los libros o limpiando un poco.
Shakespeare and Company. Durante los años sesenta, se convirtió en una verdadera catedral beat: además de estar llena a rebosar de libros, disponía de unas minúsculas habitaciones en un altillo donde Whitman daba cobijo a todo aquel que se lo pidiera, solicitando a cambio únicamente un par de horas de trabajo, algo de ayuda ordenando los libros o limpiando un poco.
Cientos de escritores, poetas o simplemente viajeros sin donde cobijarse se han alojado en la librería, donde han leído libros, los han escrito y los han robado, han montado fiestas y han acariciado a la gata Colette. Los numerosos jóvenes que han pasado por esa experiencia la definen como "toda una educación". La caótica librería resulta además sumamente cinematográfica, ha figurado en varias películas y se ha hecho un documental sobre ella y su curioso dueño. Sin embargo, Whitman se ha ido haciendo viejo y, a sus 95 años, ya no está en condiciones de ocuparse del negocio.
Tercera temporada. Como en las novelas, entra en escena la hija perdida. Sylvia Whitman, que actualmente tiene 30 años, dejó de ver a su padre a los 7, para educarse en Inglaterra. Hace unos años, después de estudiar Arte Dramático en la Universidad, decidió que era importante retomar el contacto con su padre y se presentó en París. Lo que en principio debía ser un verano en la librería acabó convirtiéndose en un nuevo oficio para ella. Hoy lleva las riendas del negocio, que mantiene esencialmente como siempre, aunque con nuevos proyectos como un festival literario, un premio para escritores no publicados y conciertos dentro y fuera de la librería. Los amantes de ese libresco rincón pueden estar tranquilos, Shakespeare and Company no cierra, y ha entrado con buen pie en el siglo XXI.
Meterse en Shakespeare & Co un dia de lluvia es una experiencia que no tiene pago. Es una maravilla en una ciudad de maravillas. Es la única librería en inglés que visité antes de saber nada o casi de inglés, por el placer de verla (Había leído años antes el libro de la Beach).
ResponderEliminarNo conocía el documental y tiene muy buena pinta.
Saludos.
Lo siento (o no) por París, pero para mí Shakespeare & Co y Montmartre fueron lo mejor de un viaje a París que me decepcionó un poco. S&C es una maravilla de sitio, me encantó el ambientillo, la gente, la filosofía que hay detrás... Sin querer hacer autopromoción te dejo el enlace de la entrada donde hablé de ella: http://93bcn.blogspot.com/2009/08/shakespeare-company.html
ResponderEliminarOscar, espero que te gustase el documental. ¡Vaya personaje George Whitman!
ResponderEliminarCrstina, me ha encantado tu entrada. No la había leído, y mira que a veces hago repasos de entradas antiguas en tu blog, pero a esta en concreto no había llegado.
Vengo de tu otra entrada sobre las librerías de París, allí te comenté.
ResponderEliminarTe escribo en ésta sólo para indicarte que el primer enlace ya no dirige a ningún lugar, te lo comento por si tuviera solución.
Saludos.
Gracias por el aviso, PECE. Ya lo he solucionado.
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