John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

domingo, 4 de marzo de 2012

UN MANUSCRITO DE CHARLOTTE BRONTË


En el mundo brontëniano ha causado cierta conmoción el descubrimiento -o redescubrimiento, como veremos más adelante- de un manuscrito de Charlotte Brontë. ¡Y en francés! Se trata nada menos que del que se cree fue el primer ejercicio que la futura autora escribió para Constantin Heger cuando este era su profesor de francés en Bruselas y cuenta la historia de una rata ingrata, siguiendo el modelo de las fábulas de La Fontaine. Si alguien quiere conocerla íntegra, la London Review of Books la brinda en versión francesa e inglesa, además de en un podcast. Como saben bien todos los brontënianos de pro, este mismo M. Heger fue el amor no correspondido de Charlotte, una decepción amorosa que luego ella utilizó para su novela Villette, convirtiendo a Heger en el joven (y soltero: Heger tenía una omnipresente mujer y cinco hijos) profesor Paul Emanuel. En esta versión de la historia, Emanuel sí que se enamora de Lucy, la heroína, aunque no hay propiamente un final feliz (inoportunamente, Paul es requerido para hacerse cargo de unas propiedades en las Indias Occidentales y parece que muere en el viaje de regreso). Lo que me ha llamado la atención no es el descubrimiento en sí, sino más bien los caminos que estas páginas han debido recorrer para llegar hasta nosotros. Como he comentado otras veces, estremece pensar la cantidad de obras maestras que deben de haberse perdido, a juzgar por lo fácil que resulta que los manuscritos se desvanezcan. La cuestión es que, en 1913, Paul Heger donó las unicas cuatro cartas de Charlotte que su padre conservaba -las que ella le escribiera debieron ser bastantes más- al British Museum, al mismo tiempo que se publicaban en el Times, provocando gran sensación. Raoul Warocqué, por aquel entonces uno de los hombres más ricos de Bélgica y ávido coleccionista de casi cualquier cosa, quiso comprarle a Paul algún manuscrito de Charlotte y, a falta de cartas, este le ofreció el de esta fábula, junto con copias de las cartas donadas al British. A su muerte, acaecida en 1917, Warocqué legó su palacio de Mariemont y sus fabulosas colecciones de arte y manuscritos al estado belga, ya que no tenía herederos directos. Pero, de algún modo, este manuscrito se extravió y no volvió a saberse de él. Recientemente, el archivista Brian Bracken, que trabaja en una biografía del hermano de Heger (nota mental: averiguar si es que este Vital Heger tiene algún interés per se o si sólo se ha fijado en él por ser hermano de Constantin; esto último me parecería excesivo), decidió buscar en los archivos del Museo Real de Mariemont  alguna mención a este personaje e inesperadamente dio con este manuscrito.  Claro que anteriormente la rata ingrata ya había sobrevivido a otro peligro: el palacio de Mariemont, donde se conservaban todas las colecciones de Warocqué, resultó destruido por un incendio en 1960. Así pues, es cierto que su redescubrimiento tiene algo de milagroso.

Acuarela de la Rue d'Isabelle, donde estaba el pensionado de Heger,
 en 1894. La calle fue demolida a principios del siglo XX.

12 comentarios:

  1. Maravilloso en todos los sentidos. El Podcast es estupendo. La historia del manuscrito, propia de una novela. Curiosísima para cualquiera que ame la literatura y a las Brontë en particular.
    Me ha encantado de verdad. Muchas gracias.

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  2. Me ha gustado mucho. Muchas gracias por compartirlo. Saludos.

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  3. Qué sorpresa tan agradable encontrar un testimonio así. L@s amantes de las Brontë estarán felices...

    Un abrazo!!

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  4. Sumamente interesante. "La literatura es un lugar donde encontrar", reza la frase de la semana en la cita de JEANETTE WINTERSON, de quien justamente he estado leyendo y postearé algo, así que con tu permiso, usaré la cita en mi entrada y te agradezco los hallazgos que nos brindas.

    Un saludo.

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  5. Oscar & Amanda & Laura, de nada, el placer ha sido mío, me encantan estas historias.

    Fer, claro que puedes usar esa cita de Jeanette Winterson. Me pasaré por tu blog para leer lo que escribes sobre ella. La Winterson siempre deja huella.

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  6. Menuda historia. El año pasado, leyendo las redacciones francesas de Emily en la biografía de Winifred Gérin, me pregunté en algún momento si habría alguna de Charlotte. Cuando tenga un ratito libre, me pondré con ella.

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    1. Aparte de esta recién encontrada hay más de Charlotte. De hecho hay un libro que recopilar todas las de ambas (ahora ya desfasado, claro) llamado The Belgian Essays, editado por Sue Lonoff.

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    2. Cristina, debí suponer que si alguien conocía esa recopilación de ensayos en francés, eras tú. A mí me ha gustado mucho ver lo primorosa que era su letra y su presentación.

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  7. Vaya! Cuando este tranquila en casa me lo miraré (y escucharé) atentamente. Respecto a lo que comentas de los manuscritos... resulta curioso que lo menciones pues hace nada que leí sobre eso: en la ultima novela de Alan Hollinghurst es un tema bastante importante, sobre todo conforme la novela avanza y ves papeles (y sombras o rumores de ellos) aparecer y desaparecer.

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  8. Debe ser muy interesante la labor del investigador que va buscando pistas hasta que por fin da con un tesoro, ya sea un manuscrito o una nueva Gioconda …

    xG

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  9. littleEmily, desconocía que también hay redacciones francesas de Emily. Se ve que las dos hermanas sacaron buen provecho de su estancia bruselense.

    Nit, ¿a qué novela te refieres? ¿The Stranger's Child o la anterior?

    xGaztelu, me temo que no debe de ser siempre tan glamuroso. Seguro que se pasan meses y meses entre archivos y papeles sin sacar gran cosa en claro.

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  10. Emocionantísimo hallazgo, ¿verdad?

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