Uno de los bloques de falsos libros que se pueden conseguir en The Manor Bindery |
Hace un tiempo traté en una entrada de los falsos libros, esos que son sólo lomo, o están huecos por dentro, que no son sólo una artimaña de decoradores cursis o de nuevos ricos con ganas de parecer cultos, sino que muchos poseedores de grandes bibliotecas los han utilizado ocasionalmente. El caso más conocido sin duda es el de Dickens, que fiel a su sentido del humor intercaló entre sus numerosísimos libros algunos volúmenes falsos con títulos bastante graciosos: por ejemplo, Wisdom of Our Ancestors (Sabiduría de nuestros antepasados) era una obra en varios tomos, entre los que se encontraban Superstición, Ignorancia, Enfermedad e Instrumentos de Tortura, mientras que su compañero, The Virtues of Our Ancestors (Las virtudes de nuestros antepasados) era un volumen tan delgado que el título estaba impreso en vertical. Siempre me había preguntado cómo se hace para conseguir estos libros de atrezzo, pero como tantas otras cosas, la respuesta está en internet, donde proliferan páginas como la de The Manor Bindery, que ofrece todo tipo de modelos -bloques de libros en diferentes acabados, paredes enteras- que se pueden adquirir online. Para el que encuentre que tanto lomo de cuero hace antiguo, existen también empresas que ofrecen falsos libros encuadernados en rústica, de autores modernos. Aunque estos falsos libros presentan un claro inconveniente, y es que se nota a la legua que nadie los ha leído nunca. Flann O'Brien, ese escritor de culto irlandés reverenciado por otros escritores e ignorado por el gran público, proponía hace años en una de sus columnas en el Irish Times un servicio que consistiría en "estropear" esos falsos libros. Contemplaba varios grados de deterioro -naturalmente, las tarifas aumentarían de acuerdo con lo concienzudo del estropicio-, de los cuales el llamado "DeLuxe Handling" incluía el trato "salvaje" de los lomos y de los cantos, de manera que los libros de menor tamaño pareciera que habían sido acarreados en un bolsillo durante un tiempo, mientras que no menos de 30 volúmenes presentarían manchas de té, café o whisky -seguro que esto último no le resultaba difícil, Flann O'Brien era un alcohólico notorio. Otros tantos llevarían anotaciones y falsas firmas de sus autores. Una de las que proponía era: "De su devoto amigo y seguidor, K. Marx". Seguro que si O'Brien hubiese podido ofrecer ese servicio por internet, no le faltarían clientes.
Por cierto, Nórdica Libros ha recuperado hace poco las novelas de O'Brian. Valen la pena. |