John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

miércoles, 11 de marzo de 2020

LECTURAS PARA TIEMPOS DE VIRUS


Vivimos momentos de incertidumbre y zozobra. Un microorganismo ha obligado a algunos gobiernos a tomar decisiones inéditas, como confinar en sus casas a millones de personas, prohibir los viajes o cerrar escuelas. Por más que se hagan sensatos llamamientos a la calma, la gente, como colectivo, entra en pánico. Acuden en masa a los supermercados y llenan sus carros de kilos de pasta, legumbres, latas, galletas, agua  y papel higiénico (que probablemente les durará para el resto del año), como si se enfrentasen al Apocalipsis. Aunque, caso de ser realmente así, resultarían aniquilados antes de haber podido dar cuenta de todas esas provisiones. Pero no importa: ya se sabe que el miedo es irracional.
El virus, sin duda, es malo y es innegable que ha causado y causará aún muchas muertes. Hay que procurar protegerse frente a él y evitar en la medida de lo posible el contagio. Sin embargo, la situación tiene también su lado bueno. ¿Que nos vemos obligados a permanecer encerrados en casa? Quizás suponga algunos inconvenientes, pero en principio parece el sueño de todo lector. ¡Estar de baja y con todo el tiempo del mundo para leer, leer y leer! Lo que me extraña es no ver colas en todas las librerías. Porque lo que realmente debería darnos miedo es la perspectiva de estar confinados sin nada que leer. 
Seguro que podemos aprovechar para devorar aquel tocho de mil páginas que siempre dejábamos "para las vacaciones". O releer alguno de esos clásicos de largo aliento que no se agotan con la primera lectura. Hay donde elegir, de El Quijote a Proust, pasando por Moby Dick.


A la hora de seleccionar lecturas para el confinamiento, se diría que hay tendencia a buscar obras en que los personajes pasen por situaciones similares a la actual. Parece que en Francia se han disparado las ventas de La peste, de Albert Camus. Y en Italia hay gente que se reúne -¿pero no era que había que mantener las distancias?- para leer en voz alta el Decamerón, como si fuesen florentinos huyendo de la peste. Supongo que, ante la incertidumbre, resulta reconfortante saber de otros que se enfrentaron (y sobrevivieron) a pandemias mucho más graves y mortíferas que la actual. Bien, pues si quieren leer sobre plagas, epidemias y otros azotes de la humanidad, ahí van algunas recomendaciones:

-Connie Willis, El libro del día del juicio final. Un viaje a los tiempos de la peste negra. (Eso sí fue una pandemia) Entretenidísimo, pero también escalofriante. En comparación, les hará sentirse bien, seguro.

-Barbara Tuchman, Un espejo lejano. El calamitoso siglo XIV, viene a ser la versión ensayística, aunque igualmente entretenida- del anterior. Y nos muestra cómo, de aquel desastre, emergió el mundo moderno.

-Richard Matheson, Soy leyenda. Si tanto realismo te da un poco de repelús, nada mejor que recurrir a la ficción especulativa. ¿Y si fueses el último superviviente de una guerra bacteriológica?

-Daniel Defoe, Diario del año de la peste. A pesar de su título, este no es un auténtico diario, pues en 1655, cuando una epidemia de peste asoló Londres, Defoe era un niño. Pero recrea con acierto las memorias de un superviviente de la catástrofe.

-Richard Preston, Zona caliente. En forma de thriller, Preston nos lleva a una epidemia que nos rozó mucho más de cerca: el ébola. ¡Y esa sí que daba miedo de verdad!

-José Saramago, Ensayo sobre la ceguera. Para los más literarios, aquí no hay virus, pero sí una misteriosa enfermedad, con ingredientes metafóricos.

-Laura Spinney, El jinete pálido. Dejo para el final el libro que seguramente nos toca más de cerca, pues trata de la epidemia de gripe de 1918, un virus pariente cercano del que nos afecta ahora, y sigue su rastro mortífero a través de todo el mundo.

Ninguno de estos libros es para pusilánimes. Aunque seguro que, cuando hayan terminado esta inmersión en el mundo de las epidemias, contemplan la actual con mayor ecuanimidad.
¡Cuídense mucho y lean!