Monumento a Alexander Selkirk. A diferencia de su alter ego literario, no naufragó, sino que sus compañeros le abandonaron en la isla. |
El primero de ellos es John Gray, la contrapartida en la vida real del Dorian del mismo apellido que Oscar Wilde retrató. El joven y hermoso -"joven Adonis", en palabras de Wilde- John Gray formaba parte de su mismo círculo literario londinense y parece que ambos tuvieron una relación romántica. Hay que decir que Wilde no se tomó demasiadas molestias para disfrazarlo en la ficción, ya que le mantuvo el apellido y le dio un nombre propio derivado de un antiguo pueblo de Grecia, los dorios, de quienes se dice que "introdujeron al efebo como institución reconocida". Tras la publicación de El retrato de Dorian Gray, fueron muchos los que comenzaron a llamar a John Dorian, algo que le incomodaba en extremo. Quizás por ello, o quién sabe por qué motivos, John Gray acabó trasladándose a Roma, donde se hizo sacerdote.
En el otro caso, tenemos un personaje real que, según dice, fue en realidad más grande que su reflejo literario. Se trata de Huey P. Long, que en la ficción se convertiría en el Willie Stark de Todos los hombres del rey, de la mano de Robert Penn Warren, un personaje que luego encarnarían en la pantalla sucesivamente Broderick Crawford (1949) y Sean Penn (2006). (Por cierto, esta película me la perdí, pero veo que debo recuperarla cuanto antes, porque en ella actúa, además de Sean Penn y los siempre eficaces Kate Winslet y Anthony Hopkins, mi querido James Gandolfini.) Pues este tal Long, gobernador de Luisiana y luego senador, era un prodigio de manipulación y políticas demagógicas. Entre otras muchas cosas, dejó a los alcaldes sin potestad para nombrer a funcionarios locales -que naturalmente nombrabe el gobernador, o sea él-, estableció sanciones para los periodistas (para los que le criticaban, desde luego) y organizó su propio cuerpo de policía. Todo esto le granjeó no pocos enemigos, y acabó asesinado a los 42 años. Un tipo contradictorio y perversamente fascinante. Lleyendo la novela se tiene la impresión de que su autor no tuvo que inventar demasiado, más bien el problema sería dejar fuera episodios de la intensa vida de su personaje.
Curiosísima entrada para lectores curiosos.. Desconocía el origen del personaje principal de "My Antonia". Ya de paso yo tampoco conocía el de Robinson Crusoe, así que ya he aprendido algo hoy, lo cual siempre viene bien.
ResponderEliminarSaludos.
¡Qué tremenda la historia del pobre John 'Dorian' Gray! ¡Y con ese final tan vaticano!
ResponderEliminarMuchas gracias por el post: realidad y ficción, un verdadero laberinto, tan divertido como... peligroso.