Carta de visita, pieza esencial de marketing, anticipo de las intenciones del autor... todo esto y más es el título de un libro. Hay quienes se preguntan si es antes el huevo o la gallina, si hay títulos sin obra u obras sin título (para mí está claro que el título adecuado viene sólo después de haber trabajado tanto en la obra que éste acaba por materializarse), pero ya hemos visto en ocasiones anteriores que no siempre el título que ahora conocemos es el mismo que pensó el autor para su novela. Si bien hay títulos planos y evidentes, hay otros que le dejan a uno cavilando cómo se le ocurriría a su autor algo tan poco corriente. La web Flavorwire ha recopilado las historias de algunos de ellos, que me limito a trasladar aquí:
El cartero siempre llama dos veces, el título de la famosa novela de James M. Cain, es muy bonito, pero bastante desconcertante, porque en la novela no aparece cartero alguno. El autor cuenta que se le ocurrió cuando, conversando con el guionista Vincent Lawrence, este le explicó que, cuando mandó su primer guión a una productora, estaba todo el día pendiente de la llegada del cartero por saber si lo habían aceptado; ¿cómo sabía si era el cartero el que llamaba?: porque el cartero siempre llamaba dos veces. Cain vio en esto una idea interesante: su protagonista también tuvo que responder a la segunda llamada del destino. Simbólico y sugerente.Me encanta esta cubierta "pulp" de la novela |
De ratones y hombres, de John Steinbeck. Confieso que este título siempre me ha parecido intrigante y diría que no muy conseguido. Bueno, pues resulta que Steinbeck trabajó sobre esta narración bajo el título de Something That Happened (Algo que ocurrió: realmente, no compromete a nada), pero que a última hora lo cambió, tras leer un poema de Robert Burns que dice “The best laid schemes o’ mice an’ men / Gang aft agley” ("Los mejores planes de ratones y hombres/a menudo fracasan", poco más o menos). Si viene de Burns, ya me cae más simpático, la verdad.
El motivo tras título original inglés de la novela de Peter Benchley, Jaws (Tiburón) -de resonancias sobre todo cinematográficas- es más casual y su historia bastante graciosa. Cuenta el autor que, poco antes de que el libro tuviese que entrar en imprenta, él y su editor no habían logrado ponerse de acuerdo sobre cómo titularla. Le habían dado mil vueltas a diferentes posibilidades, una de las cuales era The Jaws of Death (Las Fauces de la Muerte), pero de todas las permutaciones que habían barajado la única palabra que a ambos les parecía bien era precisamente Jaws. Así que Benchley por fin decidió ponerle ese título. Que, como él dice, no le gustaba a su padre, ni a su mujer, ni a su agente, ni siquiera a él, pero "Al fin y al cabo, ¿quién iba a leer una primera novela?". Sólo unos cuantos cientos de miles de personas, en su caso.
La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Cuenta el autor que el título o, mejor dicho, la novela toda ella, surgió de un mapa que él había dibujado para su hijastro. En vena claramente literaria, dice acerca de él: "estaba coloreado de manera elaborada y hermosa (o eso me pareció a mí); su forma me resultaba fascinante más allá de lo que puedo expresar; tenía ensenadas que me complacían como si fuesen sonetos; y con la inconsciencia del predestinado titulé mi artístico logro 'La isla del tesoro'". Contemplando este mapa, al parecer, fue como vinieron a su mente los personajes y la historia que constituirían su obra inmortal.
Curiosos caminos, en verdad, los que siguen las obras para encontrar ese título que las presentará ante el mundo.
El motivo tras título original inglés de la novela de Peter Benchley, Jaws (Tiburón) -de resonancias sobre todo cinematográficas- es más casual y su historia bastante graciosa. Cuenta el autor que, poco antes de que el libro tuviese que entrar en imprenta, él y su editor no habían logrado ponerse de acuerdo sobre cómo titularla. Le habían dado mil vueltas a diferentes posibilidades, una de las cuales era The Jaws of Death (Las Fauces de la Muerte), pero de todas las permutaciones que habían barajado la única palabra que a ambos les parecía bien era precisamente Jaws. Así que Benchley por fin decidió ponerle ese título. Que, como él dice, no le gustaba a su padre, ni a su mujer, ni a su agente, ni siquiera a él, pero "Al fin y al cabo, ¿quién iba a leer una primera novela?". Sólo unos cuantos cientos de miles de personas, en su caso.
No es propiamente el mapa que dibujó Stevenson, sino el que aparecía en la edición de 1909 de La isla del tesoro |
La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Cuenta el autor que el título o, mejor dicho, la novela toda ella, surgió de un mapa que él había dibujado para su hijastro. En vena claramente literaria, dice acerca de él: "estaba coloreado de manera elaborada y hermosa (o eso me pareció a mí); su forma me resultaba fascinante más allá de lo que puedo expresar; tenía ensenadas que me complacían como si fuesen sonetos; y con la inconsciencia del predestinado titulé mi artístico logro 'La isla del tesoro'". Contemplando este mapa, al parecer, fue como vinieron a su mente los personajes y la historia que constituirían su obra inmortal.
Curiosos caminos, en verdad, los que siguen las obras para encontrar ese título que las presentará ante el mundo.
Gracias por este artículo tan interesante.
ResponderEliminarSaludos
Pues a mi he de reconocer que "Of Mice and Men" siempre me ha parecido un título espectacularmente bueno. Hasta ahora no sabía exactamente de donde derivaba pero había deducido que tenía que ser algo similar a lo que refleja el verso inspirador. Pero bueno, de Steinbeck es que me gustan hasta los andares...
ResponderEliminar"De ratones y hombres", espectacular título. ¿Cómo, Elena, que no muy bien conseguido? Es críptico, sugerente, ambigüo, atrayente, casi místico... El sueño de todo titulador. :)
ResponderEliminarÓscar, a mí también me encanta Steinbeck, de él todo es aprovecahble, como del cerdo.
Una entrada muy interesante. No me había planteado los dos títulos últimos pero en la de El cartero siempre llama dos veces si había entendido como oportunidades o posibilidades lo de las dos llamadas.
ResponderEliminarUn saludo.
Veréis, a mi modo de ver (naturalmente subjetivo) "De ratones y hombres" es un muy buen título si ya conoces el libro, pero puede no serlo tanto si -como ocurre con una inmensa mayoría de lectores- desconoces todo sobre él e incluso sobre su autor. Como dice Barbusse, es críptico, y eso puede atraer a algunos, pero seguramente desconcertará a la mayoría. Nos da muy pocas pistas sobre qué clase de historia nos encontraremos en su interior. Claro que queda ampliamente compensado por la tremenda historia que Steinbeck nos brinda. Y, como digo en mi entrada, sabiendo que viene de un poema de Burns, por mi parte queda todo perdonado...
ResponderEliminarElena:
ResponderEliminarDevolviendo tu visita a mi blog, acabo de llegar al tuyo. Quiero decirte que lo que su título promete se hace realidad en esta primera entrada, que no me pueden gustar más ni serme más provechosa. "De ratones y hombres"es el libro favorito de un amigo, el más steinbeckiano de los steinbeckianos de este país, al que va a encantarle conocer ese dato. Por otro lado, hace años ecribí un viejo relato sobre un desratizador ( "La mañana del cazador") que justo estos días estaba pensando modificar. Creo que esa cita quedaría genial.
En cuanto a lo que cuentas de Stevenson, seguro que dibujó el mapa en su "mesa de los mapas". En algún sitio cuenta que un escritor necesita siete mesas, una de ellas dedicada en exclusiva a la cartografía.
Muchas gracias por tu visita, Blanca, encantada de que te haya sido provechosa. Confío en verte más veces por aquí.
ResponderEliminarAcerca de lo de Stevenson, totalmente de acuerdo en que un escritor necesita mapas sobre los que imaginar. Son una herramienta magnífica.
Hace tiempo hice un post sobre esto, a lo mejor te interesa: http://notasparalectorescuriosos.blogspot.com.es/2011/05/cartografia-sentimental.html
Sí es verdad que hay títulos que te preguntas de dónde se han sacado, pues como bien dices muchas veces ni pega con la historia. Entrada muy interesante, un saludo!
ResponderEliminarMe interesa todo lo de este blog, Elena. Así que lo voy a visitar a fondo.
ResponderEliminarQué de curiosidades!! No sabía nada sobre el título...
ResponderEliminarCon ninguno aún, he tenido el gusto de saborear una taza de té. Espero que algún dia este defecto se remedie.
Un placer pasar por aquí!! Bss!!
María, seguro que si tomas una taza de té con Steinbeck o con Stevenson no te arrepentirás.
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