Se quejan algunos conocidos míos que escriben -algunos incluso publican, aunque con escasa fortuna- de que ciertas obras que a su juicio son de ínfima calidad figuren en lo alto de las listas de bestsellers. Todo es relativo. Escritores que hace veinte o treinta años vendían (literalmente) millones de ejemplares han desaparecido hoy por completo de la memoria colectiva. ¿Alguien recuerda a Harold Robbins? Entre 1948 y 1997, llegó a vender 750 millones de libros en 32 lenguas (sí, a mí también me parece que a esta cifra le sobra al menos un cero, pero eso dice Wikipedia). Hoy, dudo mucho que puedan encontrar alguna de sus obras, a no ser en alguna polvorienta librería de lance. ¿Qué joven de hoy ha leído Juan Salvador Gaviota? Esta fabulilla simplona sobre una gaviota con cualidades humanas se convirtió en el libro de cabecera de los adolescentes de principios de los setenta, con las consiguientes ventas estratosféricas. Supongo que su lugar lo ocupan hoy, más o menos, las repetitivas obras de Paulo Coelho, e imagino que ellas también caerán en el olvido así que pasen un par de decenios. Precisamente el ejemplo de Richard Bach es el que emplea Rafael Chirbes en un artículo -incluido en el volumen titulado Por cuenta propia- en el que habla de sus relaciones con la literatura, con su editor y con el montaje comercial de la edición. Y lo resume con una frase que habría que poner en letras bien grandes ante todos los que se lamentan del escaso criterio del mercado:
"Ninguna editorial, por poderosa que sea, puede sostener indefinidamente un mal libro."
Publicarlo sí, por supuesto -hay ejemplos a porrillo- y también lanzar las inanidades más absolutas al estrellato de las grandes ventas (una combinación de oportunidad, técnicas de marketing y potencia comercial pueden hacer milagros). Pero el tiempo todo lo nivela. En este terreno, me gusta recordar que, hasta finales del XIX, Stendhal era un "escritor de escritores", poco apreciado por el público y que Henry James -hoy en el olimpo de los grandes- se lamentaba en sus cartas a sus editores de lo magro de las liquidaciones, que arrojaban ventas de mil o dos mil ejemplares a lo sumo.
Como dice Chirbes, lo más llamativo de la literatura, ese arte que puede practicarse sin más instrumentos que un lápiz y un papel, es su durabilidad. Un arte que exhibe "junto a su fragilidad, una correosa dureza [...] capaz de permanecer cataléptica durante decenios y de resucitar repentinamente con un vigor juvenil". Las ciudades, las obras arquitectónicas, hechas de piedra y cemento, se derrumban y desaparecen. Pero hoy seguimos viendo las murallas de Troya ante las cuales Aquiles exhibe el cadáver de Héctor, y que hace siglos quedaron reducidas a escombros, en las palabras de Homero o, retomando el ejemplo que cita Chirbes
"sabemos del viejo Moscú, o de la Alexanderplatz berlinesa de antes de la Segunda Guerra Mundial, por las novelas de Tolstói o de Döblin, y no por lo que ha quedado de las obras que hicieron príncipes, arquitectos y albañiles."
Así que yo les digo a mis conocidos aspirantes a escritores que no se obsesionen con las ventas, ni por supuesto con la fama. En el campo de la literatura -estamos hablando de literatura, no de entretenimento, que juega en otra liga- las consideraciones puramente comerciales son malas consejeras. Como dice Chirbes, "el único escalafón de un escritor es la calidad, algo que poco o nada tiene que ver con las ventas".
Yo frecuento el Punt Verd de mi barrio y doy fe de que Harold Robbins existió. Ahí languidece, junto a Vizcaíno Casas y el Mundial 82, esperando un alma caritativa que lo salve de su cruel destino de convertirse en pulpa. Curiosamente, parece que nadie se deshace de Juan Salvador Gaviota.
ResponderEliminarTienen también una enorme caja vacía. Les pregunté para qué y me dijeron que la están reservando para Paulo.
Ah, Vizcaíno Casas... otro superventas que ya nadie recuerda. Curioso lo de Juan Salvador Gaviota, ¿será que la gente que lo tuvo como libro de cabecera en su adolescencia lo guarda entre sus recuerdos?
EliminarEstoy deseando que llegue el día en que veamos a Coelho en el Punt Verd :)
Si bien nunca compré "No amarás a un extraño" ni "Una lápida para Danny Fisher" (ambos de Harold Robbins y los únicos del autor que he leído), admito que me gustaron. Lo sé, ya nunca seré digna de respeto... Bueno, también podría haber mentido (quizá para salvaguardar mi honor a ojos de los expertos), pero el caso es que no me avergüenza haberlos leído, ni admitir que me gustaron... Ahora poco importa, sin embargo, mi criterio. He confesado. Por otra parte, el libro de Bach no llegó a mis manos y en reiteradas ocasiones he criticado la única obra de Coelho que tuve oportunidad de leer ("El alquimista"). Yo no tengo cajas vacías, las lleno. sí, de algunos bestsellers también, no muchos. No voy a justificar nada. Si bien ya lo he hecho. Disculpen mi mediocridad literaria y mi ignorancia. Gracias. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Rachael. No te preocupes, todos hemos disfrutado de algunos bestsellers (yo la primera). Lo único importante es no confundir la literatura con el entretenimiento. Cada cosa en su lugar y en su momento.
EliminarHarold Robbins está en la libreria de casa de mi madre, jamás me ha llamado.
ResponderEliminarEl otro día leí un comentario de Neil Gaiman hablando justamente de esto. Te lo buscaré.
Aquí está.
ResponderEliminarhttp://bookmania.me/post/109866345532/hi-neil-in-a-recent-vlogbros-video-hank-green
Gracias por el enlace. Lo que dice Gaiman -escritor que conoce bien la parte comercial de la edición- es de lo más razonable. El número de ejemplares vendidos no quiere decir nada.
EliminarCuando estuve trabajando en los Re-read era una de las cosas en las que tuvimos que empezar a cuestionarnos seriamente, la cantidad de 'best-sellers' de los 60-70 (y etc) que llegaban de los que nadie, a día de hoy, sabíamos que comprarían. La cantidad de copias de Robbins que recibíamos era ingente. Pero, venderlos? eso iba a ser más dificil… mercado y modas, que variantes tan curiosas.
ResponderEliminar¿La literatura no puede ser entretenida? Y, por tanto, ¿si un libro es entretenido no es literatura? ¿Todos los best sellers son infraliteratura? ¿Lo es "Cien años de soledad", que se vendió como churros, o "El guardián entre el centeno", que también?
ResponderEliminarPor otro lado, ¿todos los autores que han vendido poco, pero la crítica alabó en su momento, son gran literatura? Vamos a hacer un experimento: voy a citar una serie de apellidos: Eucken, Lagerlöf, Hauptmann, Heidenstam, Gjellerup, Pontoppidan, Spitteler, Reymont, Undset, Bunin... Cualquiera que identifique (sin recurrir a Google) a por lo menos tres, se llevará un premio metafórico. ¿Cuántos supuestos (en su momento) estupendos autores "literarios" han sido tan olvidados como lo es Robbins o lo será Coelho? ¿Cuánta mierda ha promovido el marketing de la "alta literatura" (si, también existe ese marketing, y no solo el puramente comercial)?
¿La literatura es siempre buena? ¿No hay mala literatura? Eso es lo que se deduce del texto, porque al parecer si un texto es malo, no es literatura. A mi modo de ver, los escritos de Robbins, Coelho o Corín Tellado son literatura. Pésima, espantosa, deleznable, pero literatura.
Ay, ay, ay... cuánto me gusta este blog, pero también cómo me rechinan los dientes cada vez que leo un post tan aristocrático como éste... Aunque probablemente sea problema mío, que le voy a hacer.
César, creo que aquí hay un problema de nomenclatura más que de conceptos. No se trata de que la buena literatura no pueda ser entretenida, está lleno de ejemplos que prueban lo contrario. Y yo a Robbins y compañía los llamaría mala literatura. En cuanto al marketing de "alta literatura", estoy de acuerdo en que la maquinaria promocional hace pasar muchos corderos por lobos (¿o se diría al revés?). Es decir, que hacen creer a la gente que algún peñazo indigerible es literatura de la buena, cuando sólo es viento y humo. Pero -y ahí estoy con Chirbes- este tipo de imposturas acaba por desinflarse.
EliminarPor cierto, apúntame entre los ganadores del premio (metafórico), porque yo he reconocido al primer golpe de vista a cuatro de tus autores "olvidados". Claro que hay buenos autores que caen en el olvido, o que ni siquiera llegan a ser publicados (y a estos sí que nunca los conoceremos). Pero también los hay que son recuperados, después de permanecer en el olvido durante años. Y es que la fama no es siempre justa.
En cualquier caso, gracias por contribuir al debate, siempre es estimulante.
Un escritor debe ser ante todo honesto consigo mismo y saber si lo que quiere es vender mucho o hacer literatura. Lo que no puede pretender es escribir algo aburrido y complejo y luego disgustarse porque le interese a poca gente. Es como el cine de autor nunca lo verá tanta gente como el último blockbuster de Hollywood.
ResponderEliminarHay gente que sólo quiere vender y sabe hacerlo bien. Por ejemplo Ken Follett. Y lo bueno es que mucha de esta literatura de género (lo que tú llamas de entretenimiento) con el tiempo en una pequeña cantidad trasciende a su época y sigue ganando lectores y aprecio con las nuevas generaciones. Ha pasado con algunos clásicos de ciencia ficción, o de novela negra, o histórica o alguna romántica.
Y a la inversa, hay autores que sólo quieren ser excelsos y literarios y sus bodrios infumables no sobrevivieron al autor (la lista de los Nobel está llena de estos).
A diferencia de lo que dice Chirbes yo creo que hay dos escalafones, el de la ficción literaria (calidad) y el de la ficción de género (ventas). Y lo bueno es que, ni en el uno ni en el otro, los contemporáneos del autor son buenos jueces para saber lo que va a sobrevivir. Cosas que parecieron meramente alimenticios acaban apareciendo en los libros de Historia de la Literatura.
En música pasó lo mismo. Las obras de Bach o Shakespeare pasaron épocas de ostracismo, sólo apreciadas por escasos seguidores, mientras la crítica los consideraba deleznables, anticuados y de pésima calidad. Y Velázquez siempre fue un "pintor de pintores".
Gracias, Bona, por participar en el debate. Quisiera sólo puntualizar que "género" no es para mí sinónimo de mala literatura. Hay obras de genero que me parecen buenísimas. Claro que esto puede ser una apreciación personal, pero hasta los más recalcitrantes han acabado por reconocer las novelas de Dashiell Hammet o las de Philip K. Dick.
EliminarTotalmente de acuerdo en lo que citas de las modas: como los músicos o los pintores, hay autores que pasan por épocas de oscuridad, para ser recuperados décadas o incluso siglos después. No tenemos suficiente distancia para juzgar lo contemporáneo.
Hola! He llegando haciendo una búsqueda sobre el mundo editorial a tu blog, el cual me ha resultado muy interesante. Te sigo y me quedo por aquí. Soy Lyra del blog literario Ecos de Calíope! Encantada! ^^
ResponderEliminarHola, Lyra, ¡Bienvenida! Me alegro de que el blog te guste. Espero verte a menudo por aquí.
EliminarSaludos
Elena