John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

sábado, 9 de julio de 2016

LECTURA Y ARTE

Piero di Cosimo, Santa María Magdalena (hacia 1501, Galleria Barberini)
La Magdalena se representa a menudo leyendo libros piadosos,
señal de su arrepentimiento
 
 
Partiendo del Renacimiento y más adelante, cuando el retrato se convirtió en una modalidad artística establecida y a menudo muy rentable para los pintores que la cultivaban, empezaron a aparecer los libros en el arte. Primero, como marca distintiva de la religiosidad del sujeto -los libros que sostienen entre las manos son por lo general libros de oraciones- y más adelante como símbolo de estatus: indicaban que el retratado era culto pero, sobre todo, que tenía el dinero necesario para costearse la educación y los libros.
 
Bronzino retrata a Lucrezia Panciatichi (1545) con sus mejores galas y
joyas, el libro es un accesorio más de estatus (Galeria Uffizi)
 
Con el tiempo, este género se diversificó y así como había retratos de compromiso, en los que el retratado posaba con sus mejores galas, en plan "aquí estoy yo y mira qué guapo (o qué rico y poderoso) soy", empezaron a surgir retratos más intimistas, de gente haciendo cosas cotidianas, aparentemente despreocupados de lo que el mundo pudiese pensar de ellos.
 
 
Los flamencos son los maestros de la pintura de interior:
como en este cuadro de Pieter Janssens, donde cada cual va a lo suyo
 
Sospecho que en este camino los pintores descubrieron que retratar a alguien leyendo tenía en cierto modo doble recompensa. Por un lado,  era un buen pretexto para que el sujeto no estuviese "mirando a cámara" y, por tanto, daban sensación de naturalidad, de haber sido capturados en un momento de descuido (falsamente, claro, pero ¿no es el arte siempre artificio?); por otro, el hecho de leer implica una total absorción del lector, que está ahí en cuerpo, pero no en espíritu -abducido por la historia que le cuenta el libro-, con lo que el espectador puede creer que tiene acceso a ese mundo interior, secreto, del retratado. Es inevitable, al contemplar el retrato de una persona que lee, imaginar qué estará leyendo, cuál es esa historia que le cautiva, y a veces casi nos gustaría poder preguntárselo. La lectura, pues, enriquece el retrato y le da una dimensión más.
 
 
Sin duda está leyendo algo que le interesa mucho. ¿Qué será?
(Gotthard Kuehl, 1854: En un orfanato, Lübeck)
 
Como ocurre en todo, cuando se descubre un filón empiezan los abusos. Los retratos de lectores no han sido una excepción. Cualquiera de ustedes que tenga una cuenta de Pinterest se habrá dado cuenta de los cientos de tableros que existen dedicados a gente leyendo y los miles de retratos de personas -abundan en especial las mujeres- capturadas en el acto de leer. Supongo que es el aspecto privado de la lectura, esa idea de penetrar en la intimidad de la modelo, lo que atrae a los artistas. Hay que pensar que en esta proliferación de mujeres lectoras hay parte de instinto "voyeur",  y en parte se trata simplemente de un pretexto para darle un interés suplementario al retrato.


En este cuadro de Jean Georges Ferry (1851-1926), se diría que el pintor
tiene sobre todo interés en retratar la habitación. Las dos chicas y
sus libros son un adorno más.

Por mucho que nos guste la lectura, una empieza a estar un poco harta de tropezarse por todos lados con imágenes de mujeres lectoras. Aunque, también es verdad, de entre tanta abundancia he podido descubrir algunos retratos notables desde el punto de vista pictórico, otros originales o curiosos y otros más que he sentido que me interpelaban directamente porque me he visto reflejada en ellos. Arte y lectura, una buena combinación.


Tal que así es mi desayuno favorito (aunque sin calabaza, claro)
(Nora Heysen, 1911-2003)


 
Y así quisiera estar todo el día
(Theo van Rysselberghe, 1862-1926)

Aunque tal vez en realidad me parezca más a ella
(John Currin, 1962-)
 

15 comentarios:

  1. No puedo estar más en desacuerdo, yo sí que desayuno con calabaza.... en mermelada claro ;-D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Mermelada de calabaza? Confieso que yo soy más tradicional, me quedo en naranja, melocotón, fresa, con alguna incursión en mezclas interesantes (la más reciente, mango con fruta de la pasión... deliciosa). Tendré que probar la calabaza.

      Eliminar
  2. ¡Qué post tan interesante! En la misma línea, aunque cambiando pintura por fotografía, me ha venido a la mente una de las fotos más conocidas de Marilyn Monroe, aquélla en que está leyendo el Ulises. Como señalas en el texto, el fotógrafo parece estar diciendo "no es sólo una chica despampanante...".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Porque no he querido entrar en el terreno de la fotografía, pero ahí aún hay más material de "mujeres leyendo". Esas fotos de Marilyn leyendo que mencionas desmontan, en efecto, el mito de la "rubia tonta". Claro que también hay algún "rubio tonto" al que no me imagino con un libro en las manos y tal vez es un prejuicio por mi parte. :)

      Eliminar
  3. Me encanta el último!!!! es genial!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Verdad que sí? ¡Me encanta la energía que desprende!

      Eliminar
  4. La chica del orfanato lee "Jane Eyre", las de Ferry se nota que tienen sujetados los libros del revés y no están leyendo ;-))) Y el retrato de la lectora de Theo van Rysselberghe es el más feelgood, yo también quiero estar así todo el día, sobre todo ahora, en verano. Me ha encantado este pequeño artículo. Bss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy de acuerdo contigo, Mónica: las chicas de Ferry sólo hacen ver que leen, en realidad están deseando que acabe la sesión de posado para irse al baile... :))

      Eliminar
  5. Ay, qué ganas al ver las pinturas, de ponerme en posición. Es lo que pide este tiempo. Me ha encantado.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias! El verano pide mucha tumbona y lectura. Espero que puedas lanzarte a ello!

      Eliminar
  6. Muy interesante el tema que planteas. Y estoy de acuerdo en el abuso de pintura sobre mujeres lectoras, igual que de novelas sobre libros y librerías, casi parece un género. Yo las miro con desconfianza y temiendo el timo. En todo caso tu selección es una maravilla.

    Un abrazo (con libros, claro) ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. Lo de las mujeres lectoras empieza a parecer una epidemia. Y lo malo es que muchas de esas obras son bastante mediocres. ¡Como si bastase con poner un libro para que el cuadro sea bueno!

      Eliminar
  7. Pues yo no estoy harta de mujeres que leen, me encanta ver pinturas, fotos y lo que se tercie. Y los libros sobre libros, pues idem. Pero es que yo soy un poco friki, que conste ;-)

    Feliz semana.

    ResponderEliminar
  8. El retrato lector se ha convertido en un clásico, incluso hoy en día. De los de aquella época he echado en falta una lectora más, la de Fragonard, que de hecho puede encontrar decorando mi blog. Así, sutilmente, te invito a echarle un vistazo a mi primera entrada. Enhorabuena por las tuyas, las disfruto mucho :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, muy hermoso también el retrato de lectora de Fragonard. En el caso de este pintor, uno se imagina que la joven en cuestión estará leyendo una novela galante, ¿qué sino? Gracias por invitarme a tu blog, seguiré visitándolo, no lo dudes.

      Eliminar