John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

lunes, 24 de octubre de 2016

EL ORDEN DE LOS LIBROS

  
Tal como dice Georges Perec un divertido artículo titulado "Notas breves sobre el arte y la manera de ordenar los libros" (contenido en el volumen Pensar, clasificar), "Toda biblioteca responde a una doble necesidad, que a menudo es también una doble manía: la de conservar determinadas cosas (libros) y la de ordenarlos de determinadas maneras". Este último extremo, es decir, dónde, cómo y en qué orden colocar los libros que vamos acumulando incansablemente, constituye una de las obsesiones de todo bibliómano. Perec menciona diversas maneras posibles de conferir un orden a los libros (orden alfabético, por países, por fechas de adquisición o de publicación, por géneros, por idiomas, por colecciones...), pero acaba concluyendo que ninguno de ellos es satisfactorio por sí solo y que, en la práctica, la mayoría de bibliotecas se ordenan por una combinación de estos sistemas. Algo que los lectores de este blog han podido comprobar de forma fehaciente husmeando en las bibliotecas de los blogueros que amablemente se ofrecieron a exhibir sus libros y su orden en este rincón libresco. Por más que hayamos optado por uno u otro de los posibles sistemas, a todo bibliómano le llega el momento de replantearse si debería revisarlo, sobre todo a medida que nuestros intereses lectores van experimentando nuevas derivaciones. De repente te encuentras con que tu colección de novela policiaca ha crecido alarmantemente y te preguntas si no deberías crear alguna subdivisión, algún agrupamiento nuevo que contribuyese a clasificar mejor ese océano. O tus libros de arte desarrollan un nuevo apéndice de fotografía que amenaza con ahogar a Matisse, Velázquez y compañía... ¿No sería oportuno crear una sección dedicada a ellos? Por no hablar del caso, realmente peliagudo, en que hay que hacer sitio a otra biblioteca, ya sea porque se comparte el espacio disponible con un nuevo compañero de piso o una nueva pareja, sea porque se han heredado libros de algún pariente fallecido o un amigo que ha emigrado a otras tierras. Motivo de alegría -¡más libros donde elegir!-, pero al mismo tiempo un auténtico rompecabezas. Lo más probable es que la biblioteca que se incorpora venga con su propio orden, que inevitablemente diferirá del tuyo. Pactos, cesiones y componendas son inevitables.
 
 
 
Reordenar la biblioteca es siempre una tarea ardua y exigente: se requiere mucha energía física y mental para llevarla a buen puerto. Llegados aquí, permítanme un consejo, basado en algunas amargas experiencias propias: calculen siempre el doble del tiempo previsto -lo más probable es que uno no pueda resistir la tentación de hojear algunos de los volúmenes que pasan por sus manos- y, sobre todo, nunca, nunca dejen el trabajo a medias. Se corre el serio peligro de tardar semanas o meses en volver a reunir las energías necesarias para acometerlo de nuevo. Además, la visión de una biblioteca a medio (des)montar resulta una de las cosas más descorazonadora que existen.
Pero, para un bibliómano, peor que todo esto son los absurdos sistemas ideados por estilistas, decoradores y especies similares que por regla general contemplan el libro como simple elemento de adorno. La idea de tener que aplicar algunas de sus sugerencias a nuestra biblioteca resulta simplemente escalofriante Puesto que estamos cerca de Halloween, ahí van algunas muestras (tomadas de la web Nightlife), para que experimenten unos instantes de terror:
 
 

En artísticas pilas, formando una figura. Muy decorativo, sin duda, pero ¿guardarán esos libros algún tipo de orden? ¿Tal vez los de la cabeza son obras de pensamiento y los de la zona de la boca, libros sobre oratoria? Me temo que no hay tal... Por no hablar de las pilas caóticas del suelo. Como para encontrar algo.



 Una variante de lo anterior: que hay un espacio hueco, pues se apilan los libros. Lo importante es crear un "efecto", los libros tienen aquí un papel similar al de los cuadros o los espejos. Aunque, desde luego, llenar la chimenea de libros es más recomendable que quemarlos.
 
 
 
 
El que hizo esto estaba pensando en algo así como "mezclar colores y texturas" y le importaba un rábano que los elementos que manejaba fuesen libros. Debió de decidir que los lomos, todos distintos, le arruinaban la composición, mientras que los cortes, con esa sutil gama de colores marfil y tostados, resultaban mucho más decorativos. Las velas le dan el toque absurdo final: no parece muy buena idea encenderlas, a no ser que se quiera acabar con los libros perdidos de cera y chamuscados.
 
 
 
 
Y, por fin, una versión ligeramente menos perversa que las anteriores  -al menos podemos ver los lomos de los libros y saber sus títulos-, pero igualmente enloquecedora a efectos de encontrar lo que uno busca: ¡por colores! Algo que sólo me parece tolerable para algunas colecciones emblemáticas, como la amarilla de Anagrama o los lomos naranja de los antiguos Penguin, ahora reeditados en colección limitada.
 
Adaptando la famosa frase de John Waters: “If you go home with somebody, and they don't have books, don't fuck 'em!", si yo me topo con alguno de estos arreglos, seguro que no hay plan...

18 comentarios:

  1. Reorganizar una biblioteca; que le pregunten a los responsables de la Biblioteca Pública de Nueva York, que debieron acometer unas reformas y reubicar todos los volúmenes.
    Editaron un hipnótico vídeo, que adjunto:
    https://www.youtube.com/watch?v=tkD9aNOn6v0

    Gracias.

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  2. Pensé en hacerlo durante el verano, ya que me mudé hace casi un año y no encuentro los libros...ahora están perdidos y otros aún en cajas. Sin embargo, no pudo ser. Mi forma de ordenarlos no es habitual. No me gusta el orden alfabético y prefiero por regiones, o por escritoras...e incluso me gusta que los libros de terminada escritora o escritor, estén cerquita de mí. Así que los disemino por la casa. No me gustan las librerías que se ordenan por colores, o donde el libro no tiene ningún interés para quien está en casa...solo mera decoración.
    Los Penguin están de moda, y ahora se venden muy bien en Londres, por aquello de la reedición.
    Buena tarde de lectura.

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    1. Eso es lo malo de las mudanzas, que hasta que encuentras el momento de reordenar los libros y decides cómo hacerlo, pueden pasar meses. O años...

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  3. Lo de los colores, aunque a mí me parece inconsistente, debe tener su efecto sobre algunas personas, porque tengo una amiga lectora (y muy buena lectora) que los ordena así.
    Uno de mis mayores sufrimientos como propietaria de una biblioteca es que no la tengo ordenada. El motivo principal es que la comparto con mi marido, y él es muy desordenado, e interfiere constantemente con mi idea de lo que debe ser una biblioteca. Como no es demasiado grande (tal vez un millar) tengo los libros localizados porque tengo buena memoria de dónde están y es difícil que se me escape su ubicación, pero yo querría tenerlos por orden alfabético y por temas. A lo más que he llegado hasta ahora es a intentar tener más o menos agrupadas las obras de cada autor, pero ni siquiera esa premisa tan básica se cumple del todo.

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    1. Pues sí, compartir biblioteca puede ser todo un reto. Cada cual tiene sus ideas sobre cómo (des)ordenar los libros y si son incompatibles, encontrar el libro que buscas puede ser toda una hazaña. ¡Suerte con eso, Ilona!

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  4. Bueno, pues primero temas y después época si procede (los de historia local/regional).
    El problema es que se siguen adquiriendo y ya no cogen en el lugar que les correspondería, por lo que terminan en horizontal sobre los huecos que quedan entre el estante superior y los libros que ya están colocados.
    También me ocurre que un mismo libro puede tener dos ubicaciones (o más distintas) dependiendo si le afectan varios temas: tengo una sección para los libros de "gran valor" (para mis posibles claro está), la cuestión es que algunos de historia local/regional han terminado allí... ¿deberían seguir con sus hermanos temáticos o está bien que estén con sus hermanos "de clase elevada"....
    Difícil cuestión no ya la de clasificar una biblioteca, sino la de conseguir manetener dicha clasificación con el tiempo.

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    1. Introduces un par de temas complicados, PECE: ¿dónde colocar los libros que pueden tener más de una ubicación? y, sobre todo ¿cómo mantener la clasificación que tanto ha costado lograr a lo largo de los años? Creo que más que una respuesta, merecen una entrada de blog. Me pondré a ello. ¡Gracias por las ideas!

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  5. El problema no es clasificarla sino mantener el orden

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    1. Gracias por tus comentarios, Silvia. En efecto, mantener el orden es el verdadero reto. ¡Me pregunto si hay algún bibliómano que lo consiga!

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  6. Mi método favorito de clasificación (o al menos que me sale de natural) es el estratigráfico. Los libros que están arriba son más recientes que los de abajo. Así de sencillo.

    Respecto a los colores, hay una anécdota (que quizá ya he contado aquí, no sé...). Yo estaba en la Feria del Libro de Ocasión de Madrid, junto a una de las casetas. De pronto apareció una mujer de cuarenta y tantos año, con pinta de pija. Se dirigió al encargado y le dijo: "Quería metro y medio de libros verdes" (sic). A lo cual el encargado respondió: "Aquí no vendemos los libros por metros, señora". ¿Pero sí por colores?

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    1. Lo de no vender por metros será porque querían ir de extravagantes; una de las (muchas) razones de que el negocio de los libros vaya como va es que los venden al peso: no hay más que ver que el número de hojas en la misma colección determina que unos libros sean más caros que otros. Y convertir peso en metros es relativamente sencillo.

      En todo caso, ese encargado debería haber sido amonestado por perder una oportunidad de venta, ¿o es que los libreros deben (pre)ocuparse del uso que se les vaya a dar a los libros?

      Y, por último, detesto el prejuicio implícito en una descripción que afirma que alguien tenía "pinta de pija" (sic).

      Un saludo.

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  7. Alberto: ¿Entiendes lo que quiero decir con "pinta de pija"? Supongo que sí. En tal caso, no es un prejuicio, sino una mera descripción. ¿O es que los pijos no adoptan un aspecto concreto, al menos en Madrid? Sí, sí que lo hacen. Por tanto, se puede tener pinta de pijo con independencia de los prejuicios.

    Pero, ¿tengo prejuicios hacia los pijos? ¿Tengo prejuicios contra un grupo social insolidario, clasista y reaccionario? No, no tengo prejuicios. Tengo juicios.

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  8. ¡Saludos! Colaboro en el blog de reseñas literarias Capítulo IV, y he pensado que te podía interesar. Publicamos cada miércoles, y escribimos sobre aquellos libros que nos han apasionado, bien sean clásicos, poesía, ensayo, teatro o lo que se tercie.

    Además de invitarte a pasar por nuestro blog y nuestras redes sociales, en un día como hoy estamos recomendando un libro que reseñamos ya hace un tiempo. Se trata de "Otra vuelta de tuerca", de Henry James. Es uno de los clásicos del género de misterio. He aquí la reseña: https://capitulocuarto.wordpress.com/2016/07/16/otra-vuelta-de-tuerca-henry-james/

    ¡Gracias por tu tiempo!

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    1. Gracias por tu visita y por tu recomendación, Mariaje. Aquí somos desde siempre admiradores de Henry James.

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