Ya está aquí el buen tiempo y con él la savia nueva que -metafóricamente- empuja a ampliar horizontes y a intentar nuevas empresas. Si el invierno invita a recluirse en el hogar, la primavera hace pensar en futuros viajes. Es época de Wanderlust -una palabra alemana que también ha sido adoptada por los ingleses (quien desconozca su significado, encontrará la explicación detallada en otro lugar de este blog)-, de exploración y aventura. Claro que se puede viajar de muchas maneras: con una mochila al hombro y un rumbo incierto; con un itinerario cuidadosamente planificado y un equipaje calculado al milímetro; en absoluta soledad, en pareja o con toda la familia; con un grupo de personas desconocidas, en un viaje organizado; quemando etapas e intentando abarcar todos los museos, atracciones y curiosidades locales posibles, prisioneros de una rigurosa agenda, o dejándose llevar por lo que sale al paso. Sea cual sea la modalidad elegida, casi en todos los viajes hay un momento en que el viajero se pregunta por qué se le ocurriría dejar su confortable hogar para lanzarse por los caminos. Unos días de frío y lluvias torrenciales, la antipatía de algún personaje local, una habitación de hotel poblada de insectos, la desagradable constatación de los estragos que unos manjares desconocidos pueden causar en su sistema digestivo: cualquiera de estas experiencias se presta a que el viajero se plantee si no estaría mejor sentado en su sillón favorito y rodeado de objetos familiares. ¿Para qué viajar, pues, sin necesidad de hacerlo? Al menos, las peregrinaciones medievales tenían un sentido: todo lo que uno sufría durante el viaje -que era mucho- era parte del camino hacia la redención que comportaba el llegar a la tumba santa o el santo lugar elegido como destino. A principios del siglo XX, Stefan Zweig, que era un viajero incansable, hasta el punto de que sus amigos le apodaron “el holandés errante”, definió así su amor por los viajes:
“Al viajar, deseamos dejar atrás el área que es nuestra, ese mundo doméstico tan bien regulado día a día; nos sentimos impulsados por el deseo de sentirnos desarraigados y así, dejar de ser nosotros mismos. Queremos interrumpir una vida en la que meramente existimos, para vivir más.”
Stefan Zweig |
Para él, la forma en que viajamos debería reflejar nuestros gustos más íntimos, dejar sitio para un aroma a peligro y aventura, a improvisación.
"Sólo viajando a la manera de los antiguos, que implica sacrificarse a las reglas del azar, uno tiene la oportunidad de descubrir no sólo el mundo exterior, sino aquel que reside en nuestro interior.”Sin embargo, ante los avances del turismo de masas (y era sólo el principio, ¡si lo viese ahora!), el propio Zweig acabó por dictaminar que: "Uno ya no viaja, a uno le viajan."
¿Nos hemos vuelto locos con este afán por trasladarnos de un lugar a otro? ¿Aporta algo que te transporten como ganado en un avión abarrotado para llegar a una playa llena de turistas como tú? Tal vez resulte más productivo quedarse en casa con un buen libro. Si es un libro de viajes, mejor aún. La última contribución a este género -una lúcida combinación de reflexión sobre los excesos del turismo y revisión del mito del buen salvaje- es El turista desnudo, de Lawrence Osborne. ¿Es posible hoy viajar en el sentido que reclamaba Zweig? El problema, como apunta certeramente Osborne, es que "el mundo entero se ha convertido en una instalación turística". A pesar de ello, hay que reconocer que Osborne logra vivir unas cuantas aventuras como mínimo insólitas. Eso sí, algunas de ellas muy, muy incómodas. Mientras tanto el lector, viajero sin moverse de su butaca, se ríe con ganas de sus desdichas.
A lo mejor hay que tomárselo de otra manera. El sabio Lin Yutang opina al respecto en La importancia de vivir:
"La esencia del viaje es no tener obligaciones, ni horario fijo, ni correo, ni vecinos curiosos, ninguna delegación que te reciba y carecer de destino. El buen viajero es el que no sabe a dónde va, y el viajero perfecto es aquel que no sabe de dónde viene."Y es que para escapar de las ataduras y la rutina, lo importante no es la distancia ni el destino, lo importante es la mirada del viajero. A mí no me busquen en Cancún.
Ni a mí. Cada vez tengo más presente que el viaje conlleva una actitud de curiosidad y apertura a lo distinto. Como dices, lo importante no son equipajes ni lugares. Lo importante es la mirada.
ResponderEliminarEfectivamente, Jane. Según como te lo tomes, a veces un "viaje" por tu propia ciudad puede ser más productivo que un circuito turístico. Sólo hay que aprender a mirar.
EliminarDe acuerdo con vosotras. De hecho, a veces se me quitan las ganas de ir a ciertos lugares, por muy maravillosos que sean, por la saturación de visitantes que me voy a encontrar. El mogollón no te deja disfrutar, ni admirar ni sorprenderte. La frase de Osborne no podía ser más acertada.
ResponderEliminarEl libro de Osborne te hace reír, pero también pensar. Muy recomendable.
EliminarTotalmente de acuerdo. Más vale viajar viajando que "turisteando". Por suerte, tenemos los libros para viajar incluso desde el sofá de casa.
ResponderEliminar¡Y qué cómodamente se viaja desde el sofá!
EliminarEstoy de acuerdo uno viaja para aprender y experimentar nuevas cosas, ver nuevas culturas, conocer nuevas oportunidades
ResponderEliminarno niego si, uno puede viajar desde la comunidad de un hogar, pero que mejor sentir nuevas experiencias
Los viajes generalmente se hacen para conocer varios lugares, varias culturas y distintas personas; pero mis viajes son como leer un libro y entrar en su cuento, son como viajar en mi propio mundo de imaginación e ideas locas sin apartarme de lo que más quiero.
ResponderEliminarEn mi opinión viajar no es solo ir de un lugar a otro y tener ciertas experiencias, para mí, viajar es ir más allá de lo que veo y lo que siento.
En mi opinión pienso que todos viajamos por salir de nuestra rutina diaria ya sea porque tiene mucho trabajo , estudio o simplemente quiere despejar su mente, o en otros casos personas que dejan sus comodidades y deciden salir a explorar el mundo y agosar de su vida , a conocer nuevas culturas , nuevas lenguas , comidas y bebidas , las maravillas y paisajes que nos ofrece el planeta en el que habitamos, como dice el gran sabio Lin Yutang "La esencia del viaje es no tener obligaciones, ni horario fijo, ni correo, ni vecinos curiosos, ninguna delegación que te reciba y carecer de destino. El buen viajero es el que no sabe a dónde va, y el viajero perfecto es aquel que no sabe de dónde viene." También pienso que no es necesario tener tanta plata para poder viajar si usted tienes las ganas lo puede hacer y lo puede lograr si se lo propone, otra cosa que está pasando con nosotros es que nos estamos enloqueciendo por salir de nuestros países y conocer, dejar todo lo que tenemos por empezar de cero y tener una mejor cálida de vida. “Al viajar, deseamos dejar atrás el área que es nuestra, ese mundo doméstico tan bien regulado día a día; nos sentimos impulsados por el deseo de sentirnos desarraigados y así, dejar de ser nosotros mismos. Queremos interrumpir una vida en la que meramente existimos, para vivir más.” Otra cosa que tiene muy en cuenta los viajeros son sus gustos y preferencias al momento de viajar ya sea el hotel, la comodidad con la que estén, la cultura a la que vayan a visitar, saber defenderse con el idioma o tener como base el idioma inglés o español, Pero hay veces que es preferible no viajar a algunos países.
ResponderEliminar¡Que buen artículo, Elena!
ResponderEliminarEl tema de los viajes es de total interés para mi, así como muy probablemente para muchos otros jóvenes de cualquier rincón del mundo que tengan la posibilidad de leer tus escritos.
Amo viajar, las nuevas experiencias, considero ser loca en sentido de aventuras, riesgos, ocurrencias, en fin.
Viaje no sólo es tomar un equipaje, quizá un vuelo a cualquier lugar del mundo o finalmente llegar al lugar de destino.
Viaje es más que una palabra; viaje es felicidad, libertad.
A través de un viaje, adquieres experiencia, aprendes de todo un poco, conoces nuevas personas; su estilo de vida, culturas, lugares maravillosos, vives en el momento, entre otras cosas.
RESPIRAS, sales de la rutina que te consume, estás en un nuevo entorno, eres totalmente libre y de eso se trata, de disfrutar de cada momento que te da la vida, de cada oportunidad, y que mejor plan que salir, sin rumbo fijo, sólo viviendo; en exceso, ¡al límite de la locura!.
En mi opinión, el blog es interesante en mí caso me encanta viajar. Por ello tengo en cuenta que cuando uno sale a viajar por el mundo es sin preocupaciones, sin afane, porque uno sale a divertirse y a gozar el recorrido sin destino alguno, también uno puede viajar con o sin acompañantes, y yo prefiero con la persona que más ama como: madre, padre, hermanos, esposa y mejores amigos “sería un excelente plan, en mi opinión”. En la forma de viajar es para aprender y enseñarles las culturas de cada lugar que viste. Finalmente donde uno va es porque le llama la atención, lo seduce, le gusta, le encantaría estar en ese lugar y por más que no le guste uno va a disfrutar al máximo el lugar, pero también para donde uno va, como lo dice la escritora ELENA RIUS, “La forma que viajamos se refleja lo que nos gusta más, dejar sitio para un aroma a peligro y aventura, a improvisación”, en mi opinión diría que eso es correcto, porque cuando uno quiere ir a un lugar determinado es que le han contado, le hayan dicho o porque lo han visto en fotos y le parece fantástico de mi parte.
ResponderEliminar¡Gracias a todos por vuestros comentarios, amantes del viaje!
ResponderEliminarEl viajar es una de mis mas grandes pasiones definitivamente aquellas personas que vivimos con este sueño activo somos personitas llenas de curiosidad y nos gusta estar y conocer gente nueva, culturas, tradiciones, entre muchas otras cosas.
ResponderEliminarExcelente la entrada de este blog, sabes? para mi viajar es la oportunidad de conocer nuevas culturas, nuevas personas... destinos increíbles, paisajes de ensueño, en fin... viajar es lo máximo, sobretodo si cuento con las ofertas de vuelo que me permiten hacerme de nuevas experiencias de viajes por lo menos dos veces al año.
ResponderEliminarGenial reflexión y un artículo muy interesante. A veces parece que se haya perdido un poco la esencia de ese wanderlust del que hablas, que el ansia de esta sociedad actual del verlo todo y ya mismo nos ha hecho retroceder un poco en lo que ese concepto nostálgico y bello de wanderlust se haya disipado un poco. Me ha gustado!
ResponderEliminarExcelente entrada y reflexion, muy conmovedora para viajeros como yo.
ResponderEliminarme quedo con la frase final... "El buen viajero es el que no sabe a dónde va, y el viajero perfecto es aquel que no sabe de dónde viene"