John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

jueves, 20 de septiembre de 2012

LA FAMA EFÍMERA

Estatua de la Fama, en la antigua Real Fábrica de Tabacos,
hoy parte de la Universidad de Sevilla
Ya lo dijo Oscar Wilde, esa máquina de hacer frases brillantes: "Que hablen de ti es horroroso. Pero mucho peor es que no hablen". La fama de los escritores -debería decir de los artistas en general- viene y va, como las mareas. Para un escritor, no hay ejercicio de humildad más útil que echar un vistazo a las listas de libros más vendidos de hace veinticinco o treinta años. ¿Cuántos de esos autores siguen hoy vigentes? ¿Cuántos hay cuyo nombre ha desaparecido en el olvido?  A título de curiosidad, una ojeada a las listas de bestsellers americanas de la década de 1980 nos muestra los primeros puestos ocupados por algunos autores que aún hoy siguen gozando de éxito considerable (Stephen King, por ejemplo), otros que aún recordamos, pero cuyas cifras de ventas deben ser ya bastante menores (Howard Fast, James Michener, Harold Robbins) y otros que directamente han caído en el olvido, como Louis l'Amour o Cynthia Freeman. Las listas españolas son menos accesibles, pero un rápido buceo en hemerotecas de la misma época da como resultado, junto a nombres hoy perfectamente vigentes (García Márquez, Tolkien, Marguerite Yourcenar), otros bastante olvidados, como Vizcaíno Casas, aquel señor que vendía cientos de miles de ejemplares. ¿Alguien se acuerda? Y esto haciendo sólo un pequeño salto en el tiempo. Si nos remontamos más atrás, el fenómeno es aún más patente. El que haya rebuscado en la biblioteca de cualquier abuelo o tío se habrá dado cuenta de que muchos autores le resultaban por completo desconocidos. Cerrando los ojos, puedo recordar aún algunos de los libros que ocupaban las estanterías en casa de mis abuelos: Jaime Balmes y el padre Coloma en el apartado de obras edificantes, Vicki Baum o Sven Hassel en el de lecturas de entretenimiento, los cuentos de la condesa de Segur en el de libros infantiles... Así es la fama, pocas veces dura. Aunque a veces se recupera, o incluso es otorgada póstumamente a aquellos que no la alcanzaron en vida. Un ejemplo reciente de fama que retorna es el "caso Zweig". Stefan Zweig fue un escritor  muy apreciado en los años treinta, e incluso en la España de los cuarenta y cincuenta eran muy populares sus biografías (que no faltaban tampoco en la biblioteca de mis abuelos). Luego, su estrella se eclipsó durante varias décadas, hasta regresar cuarenta años después con todo esplendor. Lo más curioso es que las obras que eran más apreciadas hace cincuenta años -como ya he dicho, las biografías y algunas novelas como la Novela de ajedrez o la popularísima Veinticuatro horas en la vida de una mujer- ocupan hoy un segundo plano frente a otras de sus obras, como El mundo de ayer. Seguramente, porque con la distancia podemos apreciar mejor lo que hay en ellas de evocación de un mundo entonces aun cercano, hoy ya definitivamente desaparecido.
 
Stefan Zweig, con su perro
Tiempos felices.
Puesto que no todo lo nuevo es bueno, ni todo lo antiguo, desechable, conviene de vez en cuando echar la vista atrás, rebuscar en viejos anaqueles y cerciorarse de que no hay tesoros escondidos en ellos. Muchos editores lo hacen y han conseguido desenterrar algunas joyas. En 1956, la revista The American Scholar dedicó uno de sus números a "Neglected Books", e hizo elegir a una serie de personajes de la cultura un libro publicado en el último cuarto de siglo que estimasen que no había recibido la atención que merecía y que por ello valía la pena rescatar. De esa lista, muchos títulos siguen en la oscuridad, pero sirvió para reeditar la obra de Henry Roth, Llámalo sueño (que luego se ha impuesto como el clásico que es). Y llama la atención que en ella aparezcan nombres hoy tan establecidos como el de Czeslaw Milosz (que en 1980 recibiría el premio Nobel de literatura), Hermann Hesse e incluso William Faulkner. Igual que los generales romanos cuando celebraban un triunfo llevaban junto a ellos a un esclavo que les susurraba al oído "Recuerda que has de morir", los bestsellers de hoy en día harían bien en recordar que la fama es efímera. ¿Quién sabe a qué autores recordaremos mañana?
Y ustedes, ¿a qué autor rescatarían del olvido?
 
 

13 comentarios:

  1. Un caso parecido es Sandor Marai no?..por lo menos en España cuando se recuperó con la publicación de "El último encuentro" y ahora se edita absolutamente toda su obra.

    Por cierto " llámalo sueño" es de las novelas más duras si no la más que he leído jamas.

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    1. En efecto, el caso Marai es parecido, pero aún más llamativo, porque de este autor en España sólo se había publicado "El último encuentro" (con un título que no se parecía nada, "A la luz de los candelabros") en los años sesenta, y pasó sin pena ni gloria. Luego, a finales de los noventa, hubo una recuperación internacional de este autor y sólo a partir de entonces se han traducido, y han triunfado, sus obras aquí.

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  2. Curiosísima entrada y tan cierta. Ya sabes aquella frase atribuida a Auden
    "Some books are undeservedly forgotten; none are undeservedly remembered" y que siempre me ha parecido muy cierta.

    Hay autores actuales que se lo tienen tan creído que espero que les llegue pronto el polvo en las estanterías ;)

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  3. Rescatemos, rescatemos.
    El caso de Zweig es paradigmático y mucho se debe a la buena labor de Acantilado. El prestigio de una editorial de culto puede ayudar, aunque este autor se vale por sí mismo.
    Pero está claro que hay muchas cosas que son irrescatables y mejor así, no vayamos a sobrecargar más las mesas de las librerías.
    Dos de los rescates con los que me siento más a gusto son:
    Giovanni Papini. Autor que, como Zweig, tuvo una época de gloria (incluso en España por su variante religiosa) pero que desapareció para quedar en las estanterías de nuestros padres o relegado a mercadillos. Hace poco se han reeditado tres o cuatros de sus libros, aunque no con excesivo bombo, y me parece de gran justicia. Entre tanta mediocridad, sus libros de relatos son una fiesta literaria y filosófica.
    Por otro lado (aunque esto es un interés muy personal), dentro de la gran labor rescatadora que lleva a cabo Valdemar, uno de mis nuevos favoritos del fantástico es sin duda W.H. Hodgson, con una obra muy muy especial (quizás uno de los mejores narradores en territorio marítimo con permiso de Conrad).
    Saludos.

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    1. Rescatar por rescatar, no, desde luego. Pero pienso que hay mucha obra buena olvidada que vale más que algunos de los bodrios que nos hacen colar como la última novedad. Te agradezco la mención a Hodgson, un autor que desconocía. ¡Siempre se aprende algo!

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  4. ¡Qué suerte, bibliotecas de abuelos...! Ojalá... bueno, dejémoslo y vayamos al asunto de las recuperaciones que propone Elena. He tenido la suerte de trabajar con Enrique Redel (Impedimenta) y he colaborado en la recuperación para España de Stella Gibbons, que nadie había publicado aquí, e Impedimenta lo ha hecho con bastante fortuna. También ha recuperado un clásico de la novela detectivesca, Edmund Crispin (pseud. del músico Bruce Montgomery), con 'La juguetería errante'. Este invierno (os comunico) aparecerá 'El canto del cisne'.
    Sin embargo, para mí el descubrimiento y la recuperación asombrosa es la de Arnold Bennett ('Cuento de viejas', RBA), cuya novela es un asombro absoluto. Melusina acaba de publicar un opúsculo titulado 'Cómo vivir con veinticuatro horas al día', que es... en fin, lo más de lo más.
    Saludos.

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    1. Gracias por compartir estas recuperaciones. Anoto lo de Arnold Bennett, a quien no he leído. Otro para la lista. ¡Y vivan las recuperaciones!

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  5. Que interesante! y que cierto... yo recuerdo que siendo jovencita (y les pedia libros a mis abuelos), mi abuela me hablaba de que uno de sus libros favoritos se llamaba "24 horas en la vida de una mujer" de Zweig y yo pensaba "quién debía de ser ese?" y ahora, mira, de nuevo uno de los autores más conocidos. Y el de Giovani Pappini que comenta más arriba Carlos es uno de esos libros que mi padre me regaló hace poco, asegurándome que *debía* de leerlo, antes de que lo volvieran a rescatar.

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    1. Muy oportuno tu recuerdo de Zweig, Nit. Como digo en mi post, en su "primera época" lo más conocido de Zweig era sin duda esta novela. No me extraña que tu abuela te la recomendara.

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  6. He leído casi toda la obra de Zweig, su forma de escribir tan elegante me cautivó desde el primer momento y la obra que más me llegó fue "El mundo de ayer".

    En la biblioteca de mis abuelos había pocos libros, es más... creo que trabajaron tanto que no tuvieron tiempo para la lectura.

    Un libro que rescataría del olvido sería "El libro de buen amor" de Juan Ruiz, lo leí hace unos meses por motivos académicos y me encantó.

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    1. makkafu, yo no diría que "El libro de buen amor" sea una obra a recuperar, puesto que figura en todos los manuales de literatura española. Eso sí, seguramente es mucho menos leído de lo que merecería.

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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