John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

jueves, 14 de marzo de 2013

COSAS QUE PASAN CUANDO TE GUSTAN (MUCHO) LOS LIBROS

Ya saben ustedes -incluso es posible que muchos de los que me leen compartan esa peculiaridad- que los bibliómanos somos un poco especiales. Vaya, que nuestra desmedida afición por la lectura nos lleva a mostrar comportamientos que bordean a menudo la misantropía. Me temo que preferimos pasar una tarde con Dickens que en una discoteca (suponiendo que estemos en edad de frecuentar esos lugares; supongo que existe un equivalente para la edad madura, pero no he tenido ocasión de probarlo, lo siento; sin duda estaba leyendo), lo que nos coloca automáticamente en la categoría de "raros". Pero empiezo a pensar que, aunque al estar al margen de las normas sociales nos de la impresión de que somos un caso único, quizá somos más de los que creemos. Bookriot ha tenido la amabilidad de compartir las reacciones de uno de estos congéneres bibliómanos y puedo decir sin faltar a la verdad que reproducen casi al pie de la letra las respuestas que yo he dado en situaciones similares. Vean y comparen:


La cosa empieza ya de pequeños.
-¿Qué has pedido de regalo de Reyes?
-Un libro de la colección... (según la generación a que uno pertenezca, sustitúyase por "Guillermo Brown", "Los Hollister", "Enid Blyton" o "Harry Potter")
-Vaya porquería...
Y a medida que crecemos va en aumento, aplicándose a diversas áreas de la vida cotidiana.
A las fiestas:
-¿Te vienes esta noche a la fiesta que da Ricardo?
-Mmm... me quedan aún diez capítulos para acabar mi novela. Casi que me quedo en casa a acabarla.
A los accesorios de moda:
-Y este bolsito tan mono, ¿por qué nunca lo llevas?
-Es enano, no me cabe ni un libro de bolsillo
A las películas y series que hay que ver:
-Creo que está basada en un libro, ¿lo conoces?
-¡¡¡Hace seis años que lo leí y nadie quiso hacerme caso cuando os dije que era estupendo!!!
A los medios de transporte:
"¿Cómo? ¿Ya estamos en esta parada? Pero si me he saltado cinco... " Sales del metro a toda pastilla para coger el que va en dirección contraria.


 Al sueño:
-Tienes muy mal aspecto. ¿Has dormido mal?
-Bueno, es que empecé un libro y estaba tan interesante que acabé leyendo hasta las cuatro de la madrugada.
A la decoración de interiores:
-Tengo que ir a Ikea a comprar una cómoda, ¿te vienes?
-Necesitaría más estanterías... Pero si compro más, ¿donde las pongo?
A las conversaciones con amigos no lectores:
-Pues este fin de semana estuvimos en el centro comercial, vimos a Tal y Tal....hicimos Tal y Cual...
(Silencio: sabes que si intentas explicarles lo mucho mejor que lo has pasado devorando tu libro de turno te mirarán con cara de incomprensión.)
Incluso -y esto ya es el colmo- a las conversaciones con tus (escasos) amigos tan bibliómanos como tú. No os falta tema de conversación, al contrario, pero después de varias horas de intercambio de opiniones, tu lista de libros pendientes ha crecido en proporciones alarmantes. Acabas concluyendo que tendrás que quedarte varios meses encerrada en casa leyendo si no quieres perder comba.
Si, como yo, se ven reflejados en esta muestra, no desesperen. Aunque agazapados en nuestra madriguera, somos muchos. ¡A saber si el día que consigamos salir conseguiremos dominar el mundo! Pero no. Siempre habrá algún libro que nos retenga en ella...

34 comentarios:

  1. Y luego está la vergüenza por leer cosas raras. Caso real y vergonzoso. En una fiesta, y a propósito de no sé qué cosa, dije: "Pues el otro día estaba yo leyendo el Deuteronomio...". Risas, carcajadas, desternillamientos. Nadie se cree que uno pueda dedicarle su tiempo a determinados libros.
    Moraleja: si lees el Deuteronomio, cállatelo.
    Saludos, compañera.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja, ja, coincido en que hay que ser discreto respecto al tipo de libros que uno lee. Es difícil que no causen estupor. En cambio, si lees el último Ken Follett, a todos les parece de lo más natural... El mundo al revés.

      Eliminar
    2. Me encanta la frase como arranque para un relato:

      "El otro día estaba yo leyendo el Deuteronomio cuando ...·"

      La verdad es que suena genial, dicho con naturalidad en una fiesta. Y bastante raro. Y te lo dice una viciosa de la Biblia. Aunque recuerdo una nochevieja en que conocí a un tipo vicioso también y nos pasamos media noche discutiendo sobre Abraham, mientras todos se quedaban in albis, pensando que eran unos incultos.

      En mi opinión lo malo no es eso, que queda raro y glamouroso. Se ríen, sí. Pero por dentro se admiran.

      Lo malo es si te cazan leyendo Guillermos. O Harry Potter. Entonces sí te miran por encima del hombro de verdad

      Eliminar
  2. Genial, coincido punto por punto.
    Si es verdad que somos muchos...¿dónde estáis que no os encuentro? Ah, claro, leyendo...:-P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo digo, somos muchos. Pero agazapados cada uno detrás de su libro.

      Eliminar
  3. Me he reído muchísimo y he asentido todo el rato, sobre todo con lo del bolso. Mi razonamiento para comprar un bolso nuevo se resume en si me cabe un libro. Si no, es una pérdida de tiempo... Pero curiosamente nunca me he saltado una parada de metro por estar demasiado absorbida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esencial que los bolsos pasen la prueba del libro. ¿Para qué sirven, si no?

      Eliminar
  4. ¡Qué bien lo has contado! Es justo así, he llegado incluso a coger el metro en sentido contrario por bajar las escaleras mirando el libro y no los carteles. ¡Ay del que se le ocurra molestarte cuando estás en lo más interesante, que a veces es todo! Si te distrae en ese punto recibirá una mirada asesina. Encontrar un libro pequeño y bueno es todo un hallazgo, porque cabe en cualquier bolso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uno de los problemas al emprender un viaje es elegir un libro que te apetezca y que al mismo tiempo cumpla los requisitos de ser corto y en formato bolsillo, por aquello de no arrastrar contigo tanto peso. El Kindle lo soluciona en parte, pero ¿y si te quedas sin batería?

      Eliminar
  5. Totalmente identificada hasta en el metro y mira que en Sevilla desde mi parada a aquella en la que me suelo bajar no hay mucho pero cuando te sumerges en una lectura interesante todo tu alrededor se desvanece.
    Yo añadiría la cara de asco que te pone alguna gente cuando te preguntan que te gusta hacer y lo primero que dices sin dudar ni un segundo es leer, o lo que es peor últimamente con la crisis me han preguntada en alguna ocasión que haría si me tocara mucho dinero y siempre digo : ¡Arrasar la librería y viajar!. Lo de viajar todavía lo entienden pero cuando le dices que te gastarías miles en libros no se lo pueden creer.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿En qué otra cosa se gastaría la gente el dinero? No me cabe en la cabeza que haya otras prioridades que leer y viajar.

      Eliminar
  6. Genial!!!
    Me siento totalmente identificada!

    También cuando me paso demasiado tiempo en la librería y los empleados ya me miran extrañados pensando que voy a robar algo...
    Y cuando me quedo dormida leyendo y sueño que en realidad sigo leyendo, así que invento parte de la historia y después no sé cual es cual!

    Un abrazo, lectores curiosos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta sí que es buena: soñar que lees. No estoy segura de que me haya pasado nunca. Aunque sí que he tenido sueños que derivaban de historias leídas.

      Eliminar
    2. Otro tema para un relato maravilloso. Que alguien lo escriba.

      Eliminar
  7. Un ejemplo más: ver un partido de fútbol con amigos es un plan clásico, lo hemos hecho todos muchas veces. Si no eres muy futbolero, te animas a ir –después hay cena- y mientras ellos ven el partido tú te pones en una esquina perdida, ojeando algún libro. Y entonces llega la mujer del anfitrión, y se dirige a ti sin dudar: “xG, tú que no estas haciendo nada, échame una mano con …” ¡Claro, los demás están haciendo algo importantísimo, ver fútbol, algo mucho más serio que leer!

    xG

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muy bueno y muy cierto! Por algún motivo, cuando te ven leyendo la gente piensa que "no estás haciendo nada". ¿Pues qué es leer, si no?

      Eliminar
    2. Ya puestos, ¿por qué está mal visto que en una reunión familiar te pongas a leer un libro (ciertas miradas son delatoras) y sin embargo nadie se molesta si consultas el móvil, miras la TV o echas un vistazo al periódico?

      Eliminar
    3. ¡Ah! Es que mirar el móvil o la tele son cosas "normales". Leer, sin embargo, es considerado "raro", asocial...

      Eliminar
  8. Falta la situación de cuando te vas de viaje, da igual que sean 2 dias que una semana, que un mes...y no ves la manera de encajar todos los libros que necesitas en la maleta porque como te quedes sin lectura en mitad de las vacaciones te dará un síncope.

    llega alguien, coge tu maleta y te dice ¿ Pero qué llevas ahí que pesa como un muerto??

    ..y tu murmuras...6 libros.

    ¿Libros?????

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ah, esas maletas de libros.. Hasta hace muy poco, yo no salía de vacaciones sin arrastrar una maleta de libros. Ahora, el Kindle me ha aliviado en parte de ese peso. Sólo en parte, porque por un lado hay libros que me gusta más leer en papel y, por otro, ni mucho menos todos los que apetece leer están en versión electrónica.

      Eliminar
    2. Qué bien te entiendo. Seis como mínimo, aunque sean dos días y vaya a trabajar. "Por si acaso". Yo le llamo "el peso del saber".

      Eliminar
    3. Seis como mínimo, en efecto. Y encima siempre te quedas corta...

      Eliminar
  9. En muchas de esas me he visto, ciertamente. Y en la de ir al centro comercial con una lista de recados, entrar en la librería... y quedarme sin tiempo para el resto de lo previsto.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  10. >>preferimos pasar una tarde con Dickens que en una discoteca>>

    Lógico. En diez páginas de Dickens hay más vida que en un mes completo en una discoteca (o equivalente según edad) :)

    ResponderEliminar
  11. Buenísimo !!! Me siento identificada en todo. Acabo de conocer tu blog y por aquí me quedo. Un saludo.

    ResponderEliminar
  12. jajajaja muy buena entrada, ha conseguido sacarme más de una sonrisa y hacerme sentir un poquito menos sola en este mundo.
    Un saludo! :)

    ResponderEliminar
  13. Me identifico por completo. Aunque se salta un punto: leer por la calle mientras se camina. Los jesuítas lo hacían en sus claustros. O comiendo, desayunando y cenando. Como no he leído los comentarios, no sé si alguien lo menciona. No tengo tiempo ahora y ya lo haré, pero antes quería contarte algo que me sucedió, que casi roza la magia:

    Una mañana, en La Coruña, tenía que ir ineludiblemente a mi banco antes de que lo cerraran, y no podía dejar a Harry Potter luchando en el cementerio contra Voldemort en un duelo a muerte. De modo que salí leyendo el tremendo libraco mientras caminaba en dirección al banco. Llegué a una calle peatonal, la Calle Real, que estaba abarrotada de gente. De pronto, un tipo que venía de frente, a varios metros de distancia y sin opción para ver realmente el libro que tenía en mis manos, dió un grito mientras me señalaba con el índice y el brazo extendido, y dijo a voz en grito:
    -¡ Aja!¡ Harry Potter!

    Pensé que era un auror.

    Por cierto, y ya que lo mencionas, sábete que estás ante una guillermana de pro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto, lo de leer durante las comidas es un clásico. Yo lo hago siempre que no estoy acompañada. Y comparto plenamente tu afición por Harry Potter: leí con fruición todos los libros de la saga, excepto el último, creo que porque en el fondo no quería saber como acababa. ¡Qué bien encontrar otra adicta a Guillermo Brown! Uno de mis mayores pesares es no haber logrado que mis hijos se aficionen a las aventuras de Guillermo. Yo aún cojo alguno de sus libros de vez en cuando y sigo soltando la carcajada.

      Eliminar
  14. Fe de erratas: retiro lo de "grito" y "grito"

    ResponderEliminar
  15. ¡Es cierto! La última la tuve estas navidades con mi suegra, que no es nada lectora:
    -¿Qué quieres para navidad?
    -Pues tengo una lista de libros que me gustaría...
    -Niña, no me pidas tonterías ¿Qué regalo quieres para navidad?

    ResponderEliminar
  16. ¿Y de dónde eres tú con ese acento? ¡De la Nación Lectura!
    Gracias Elena por esta reconfortante entrada en tu blog. Me siento tan identificada.... Saludos desde el blog amigo Nuncatehagaslibrero.blogspot.com

    ResponderEliminar