Nuestra segunda biblioteca invitada de esta temporada es la de Noemí Risco, traductora especializada en Literatura Juvenil y Fantasía, protoescritora y propietaria del blog Laberinto de ideas. En su biblioteca hay mucho de magia, pero también orden y sistema. Visitarla es casi dar un paseo por el maravilloso país de los cuentos.
Mi biblioteca, supongo que como la de casi todos, ha ido cambiando a lo largo de los años; en mi caso, no sólo por el ingreso de nuevos títulos, sino por su ubicación, porque me he mudado unas cuantas veces. En mi infancia apenas tenía un estante de libros en mi cuarto, con algunas lecturas del colegio y el ejemplar que le mangué a mi madre de La historia interminable. Cuando nos trasladamos a Tenerife, en 1990, me compraron muebles nuevos para mi habitación y eso incluía una larga estantería del techo al suelo, que poco a poco fui llenando de tesoros. Han pasado muchos años, por muchas estanterías distintas, han convivido con libros de pareja, a veces hasta se han ido de viaje conmigo, algunos se regalaron, otros se donaron, pero la mayoría de mis libros permanecen a mi lado.
Ahora estamos en el campo, desde hace un par de meses, y lo primero que hice al llegar fue ir a comprarles un par de estanterías con puertas para guardarlos y preservarlos del polvo. Aún no los he colocado como me gustaría, porque lleva su tiempo, pero sí se encuentra cierto orden.
Tengo un apartado para los libros que yo he traducido, ya que en algún momento puede que deba consultarlos. No los ordeno alfabéticamente, sino por editorial, tamaño y color. La serie de El corredor del laberinto, por supuesto, tengo que tenerla a mano. Luego hay otra sección dedicada a los libros de terror y ciencia ficción para adultos, que mezcla ediciones descatalogadas, como varios títulos de Gran Fantasy de MR o una extensa colección de Tanith Lee en inglés, con nuevas adquisiciones a la espera de su lectura. Por supuesto, tengo juntitas todas las entregas de las Crónicas Vampíricas de Anne Rice, de la que fui gran fan en la adolescencia, y unas cuantas obras de la mejor época de Stephen King.
En tonos más cálidos, amarillentos, Ana Cristina Herreros y sus brujas, La princesa y los trasgos de George MacDonald, El jardín de medianoche o esa entrañable antología de los Grimm, Andersen y Hoffmann que me leía mi abuela antes de irme a dormir. ¡Oh, y el rincón de Michael Ende! Sí, con el libro robado a mi madre al lado de la versión original que reeditaron el año pasado tal cual la publicaron en 1979.
Por último, tengo un apartado para los libros en versión original, en alemán y en inglés. ¡No solamente vamos a leer traducciones! A veces también me gusta disfrutar del idioma original y también es cierto que algunas de estas adquisiciones se deben a que la edición original me gusta más, es más completa o simplemente no existe en español. Por ejemplo, la edición del 80 aniversario de Mary Poppins, con todos los libros en uno, o una edición especial que sacaron de La princesa prometida, con material extra que no aparece en la versión traducida.
En más de una ocasión me han preguntado si me los he leído todos. La respuesta es no. Todavía no. Me quedan por leer unos cuantos. La siguiente pregunta que hacen algunos es: ¿Y por qué sigues comprando? Tampoco es que compre un libro cada mes, ni siquiera cada dos meses —la mayoría, además, son regalos—, pero sí cae alguno de vez en cuando, y si no lo compro en su momento, en esa edición que es tan bonita, luego quizá ya no lo encuentre. ¿No os ha pasado nunca? Entonces, ¿por qué tomas prestados libros de la biblioteca pública?, suele ser la tercera pregunta. Y es que a veces apetece leer lo que no se tiene en casa, porque ya no se vende en librerías o porque no se está lo bastante segura como para comprarlo.
Lo importante es seguir leyendo y no perder la costumbre allá donde estemos. ¿Adónde nos llevará el destino a mí y mis libros dentro de un tiempo?
Preciosa librería...y lo más bonito es sentir que todos ellos te acompañan allá donde vayas...
ResponderEliminarEl orden viene acompañando al momento...lo bueno de las mudanzas, es que aparecen aquellos que ya estabas acostumbrada a verlos de una determinada manera, y olvidabas por un segundo, su existencia...Te da también la oportunidad de buscarles otros rincones...
Elena, muy bonito descubrir las librerías de con quienes, de cuando en cuando, nos tomamos un té y/o café...mientras les leemos.
Un abrazo a las dos.
Estoy con María, ¡tienes una librería preciosa! ¡Cuántos cuentos! A mi me encantaría tener conmigo todos mis libros de infancia, pero por falta de espacio no tengo más remedio que conservarlos en casa de mis padres. Espero que algún día, no muy lejano, podamos reunirnos.
ResponderEliminarUn saludo.