Bien, por fin la primera entrada de 2017. Entre viajes y festividades, llevaba tiempo sin acercarme al blog. Poniéndome al día de lo que cuentan mis blogs amigos, caigo en la cuenta de que la mayoría se han descolgado ya con la casi ineludible lista de lecturas del 2016, "lo mejor del año", o similar. Ya lo he dicho alguna vez -empiezo a sospechar que lo repito cada año-, mi reticencia a llevar un control de lo que leo hace que este tipo de recopilaciones anuales resulten un problema, porque soy incapaz de recordar con exactitud cuándo leí cada cosa. También es culpa del tiempo, que se acelera con la edad -no es figuración mía, lean sino el interesante ensayo de Douwe Draaisma Por qué el tiempo vuela cuando nos hacemos mayores-, haciendo aún más difícil situar los libros en un momento concreto del arco temporal. Está claro, pues, que mi lista no será exhaustiva, ni posiblemente tampoco completa, pero creo que vale la pena citar unas cuantas lecturas que -da igual cuándo- han destacado lo suficiente sobre las demás como para dejar huella en mi recuerdo:
Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin
Creo que este es un de los libros más citados y más elogiados a lo largo de 2016. Yo también llegué a él atraída por las constantes recomendaciones y -al contrario de otros muchos de infausta memoria- no me defraudó. Los relatos de Lucia Berlin tienen algo original, algo salvaje, de alguien que ha vivido intensamente y ha sabido plasmarlo con rabiosa sinceridad. Es una de esas lecturas que no dejan indiferente y que, desde luego, perduran en el recuerdo. Con todo merecimiento, uno de mis libros de 2016.
Olive Kitteridge, de Elizabeth Strout
Por algún motivo (ideas que a una se le meten en la cabeza), asociaba el nombre de esta autora con novelas de esas relamidas y nunca había sentido curiosidad por leerla. Sin embargo, un día me topé por pura casualidad con un capítulo (ni siquiera era el primero) de la serie que lleva el mismo título -protagonizada por la inmensa Frances McDormand- y quedé deslumbrada (aprovecho para recomendar la serie al mismo tiempo que la novela, no sé decir cuál de las dos es mejor). La lectura de la novela en que se basa no hizo más que aumentar mi admiración por la autora, que a partir de ahora forma parte de mi lista de escritores a seguir atentamente. De hecho, ya tengo su Me llamo Lucy Barton en la recámara.
Morir en primavera, de Ralf Rothmann
Otro encuentro casual, o quizás no tanto, dada mi afición a los libros que giran en torno a la Segunda Guerra Mundial. Aún así, últimamente andaba yo un tanto harta de productos de segunda clase que se venden aprovechando el tirón del tema bélico. Supongo que lo primero que me gustó es el título, que no puede ser más adecuado. Porque en este libro hay mucha muerte, muchas cosas desagradables, pero, en medio de tanto horror, hay también momentos de calidez y de belleza.
La gente del Abismo, de Jack London
¿Qué puede importarnos en 2017 un reportaje sobre los desheredados del Londres de 1901? Bueno, pues para comprobar que, a más de un siglo de distancia, hay muchas cosas que no hemos logrado cambiar. Tal vez ciertas prácticas que menciona London -que se hizo pasar por uno de esos indigentes y vivió como ellos durante un tiempo para escribir su reportaje- han caído en desuso y la miseria no es tan visible, ni tan profunda (¿o sí?), pero el ojo implacable de London sabe poner al descubierto los mecanismo del capitalismo, tan perversos hoy como ayer.
Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie
La lectura del opúsculo Todos deberíamos ser feministas me abrió el apetito por la obra de esta escritora nigeriana. Un libro que dice mucho sobre las diferencias culturales, sobre el racismo flagrante y el oculto (ese que todos creemos haber superado), sobre la dificultad de adaptarse a otra cultura y la dificultad de ser mujer.
Por último, no puedo evitar incluir en esta lista de libros un cuerpo extraño, una película:
Paterson, de Jim Jarmusch
Aparentemente, la película cuenta una semana en la vida de un conductor de autobús que escribe poesía y que tiene una novia y un perro. La novia pinta y hace muffins, el chico escribe en todos los ratos que le deja libre su oficio de conductor. Nada más. Con estos mimbres, Jarmusch hace una película bellísima, tierna, divertida y, sobre todo, poética. No esperen acción, tiros, ni persecuciones. Pero yo salí del cine con una sonrisa de felicidad que me duró varios días. Que no es poco en los tiempos que corren.
Me ha hecho gracia ese género de "novelas relamidas" :-)))
ResponderEliminarMe anoto algunos títulos que me han llamado la atención, sobre todo si vienen tan bien recomendados. Aunque confieso que "Manual para mujeres de la limpieza" y "Gente del abismo" ya los tengo en la estantería esperando turno. Un beso, feliz año y mejores lecturas.
Gracias, Mónica, espero que mis recomendaciones estén a la altura. En el caso de Elizabeth Strout, está claro que mi supuesto olfato me engañaba por completo, porque sus novelas son todo menos "relamidas" :))
EliminarNo sé que me pasa con Manual para mujeres de la limpieza. Lo tengo apartado después de intentarlo un par de veces. Y todos lo elogiáis tanto!!! Tendré que volver a intentarlo.
ResponderEliminarSaludos.
¡A ver si en el próximo intento logra engancharte!
EliminarAcabo de cruzarme con Morir en primavera y, sin conocer nada sobre él, pensé que puestas juntas en un título, esas dos palabras eran muy descorazonadoras, como si no fuera descorazonador morirse en otro momento o la primavera tuviera que ser siempre "happy flower". Este me lo apunto.
ResponderEliminarSaludos.
Pues sí, el hecho de morir precisamente en primavera, cuando todo renace, parece especialmente triste. Claro que también se refiere a los chicos jóvenes (el protagonista tiene 17 años cuando lo reclutan a la fuerza) que eran enviados al matadero. Un libro doloroso, pero que vale la pena, ya verás.
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