En verdad, no hay nada más difícil que recomendar un libro (acertando, se entiende), ni nada que garantice más el fracaso que seguir la recomendación de alguien que no te conoce. Si alguien me pide que le recomiende un libro, siempre me dan ganas de decirle: "¿Tienes cuatro horas para explicarme con detalle tus gustos y tu historial lector?" Porque, sin eso, lo máximo que conseguirá es saber qué libro me ha gustado a mí, no qué libro le va a gustar a él o ella. Otro de los errores habituales de la gente que pide que le recomienden libros es pensar que "un libro es un libro es un libro" (que me perdone Gertrude Stein). O sea, que tanto da cuál sea su trama, cómo esté escrito, a qué género pertenezca, si se publicó hace dos semanas o hace dos siglos... no parece ocurrírseles que los libros son tan diversos como las personas. Y que, en las lecturas, como en las amistades, las afinidades son la clave. Delante de una recomendación, como cuando te presentan a alguien, lo primero que habría que preguntarse es, ¿seremos compatibles?
Probablemente ninguna de estas personas tan ansiosas de recibir recomendaciones leerá este artículo. Pero, por si lo hacen, ahí va un último -y crucial- consejo: cuando alguien te recomienda un libro, averigua antes si es una recomendación desinteresada. Porque es muy posible que esté tratando de colarte el libro que ha publicado su editorial o el que le pagan por promocionar. En este capítulo, inmensa ternura la que me ha producido un alma cándida que decía: "Quiero empezar a leer libros autopublicados, ¿me recomiendan uno?" No sé si reír o llorar, porque estoy segura de que todos los autores autopublicados que la lean se apresurarán a bombardearla con sus libros. Recuerda, alma bendita, los libros son como los hijos: cada cual piensa que el suyo es el más guapo del mundo. Lo que no quiere decir que lo sea.
De todas maneras, pensar en la gente que anda pidiendo recomendaciones a ciegas por las redes no es algo que vaya a quitarme el sueño. Sospecho -y no creo andar muy errada- que no van a comprarse, ni por supuesto a leer, ninguna de las obras que les recomienden. Como tantas otras cosas en las redes, esta también es pura fachada.