He pasado los últimos días atrapada por una lectura fascinante, que me ha transportado a una época lejana y a un territorio zarandeado por la Historia. ¡Qué satisfacción cuando un texto reúne amenidad, hondura y altura literaria! No se trata de ninguna novedad editorial, ni siquiera de una recuperación -aunque es un libro que merecería un lugar de honor en todas las bibliotecas-, sino de un clásico de la literatura de viajes que para desgracia mía no había leído hasta ahora: El tiempo de los regalos, de Patrick Leigh Fermor. Lleva como subtítulo "A pie hacia Constantinopla" y es exactamente eso: una crónica del viaje a pie que emprende un joven inglés en el invierno de 1933, con la pretensión de llegar hasta Constantinopla siguiendo el curso de los grandes ríos europeos, el Rin y el Danubio. Con muy poco dinero, equipado sólo con una mochila, un cuaderno de apuntes, las Odas de Horacio y algunos lápices, parte de Londres en pleno invierno para atravesar las tierras nevadas de Holanda, Alemania, Austria y por fin Hungría, donde finaliza este primer volumen. (Hay un segundo, Entre los bosques y el agua, que relata la continuación de su aventura hasta llegar hasta Constantinopla.) En el curso de su viaje conoce a todo tipo de personas, desde humildes campesinos hasta aristócratas; en ocasiones pasa hambre y duerme en establos, en otras es acogido en magníficos palacios cuyos dueños le regalan con sus mejores manjares y licores; es testigo de los inicios de la hegemonía nazi en Alemania -Hitler había subido al poder sólo unos meses antes- y de la revuelta proletaria en Viena en febrero de 1934, así como de la alegre disipación de carnaval vienés y de una sociedad que se aferra a un modo de vida y a unas tradiciones que la Segunda Guerra Mundial borraría con toda crueldad. Pero lo que hace único este relato es sobre todo la personalidad de su autor: en la mejor tradición británica, Patrick Leigh Fermor tuvo una educación un tanto excéntrica, y en gran parte autodidacta, pero que incluyó un buen conocimiento del latín -a Horacio lo leía en el original, desde luego- y amplias lecturas de los clásicos. Aunque por problemas de comportamiento fue expulsado de varias instituciones, era un joven con una gran curiosidad intelectual y una notable facilidad para las lenguas, algo que le sería muy útil en el curso de sus viajes. Es este amplio bagaje intelectual y su incansable sed de saber lo que aporta mayor vitalidad y hondura a sus descripciones. Geografía, historia de las migraciones, arquitectura, poesía... todo tiene cabida en este extraordinario fresco, teñido de melancolía, que hace revivir ante los ojos del lector una Europa hoy desaparecida. Patrick no sólo cumpliría su objetivo a llegar a Constantinopla, sino que no regresaría a Inglaterra hasta el estallido de la guerra, para incorporarse a filas. Su conocimiento de la lengua y del territorio hizo que se convirtiera en un oficial de enlace de ejército británico en Grecia y que más tarde fuese enviado a Creta con la misión de secuestrar al general que mandaba las fuerzas alemanas allí, cosa que realizó con éxito.
Patrick Leigh Fermor con un compañero, en Creta, poco antes de secuestrar al general Kreipe |
Más sobre la fascinante vida de este escritor en este artículo de Revista de libros.
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ResponderEliminarLa semana pasada lo encontré en una de mis librerías y estuve tentadísima de comprarlo pero al final se quedó en la estantería. Ahora veo que tendré que volver a por él...
ResponderEliminar¿Sabes si la continuación también está editada en castellano?
Besos
littleEmily, te lo recomiendo mucho, desde luego. Y te puedo confirmar que "Entre los bosques y el agua" también está publicada en español. ¡Espero que disfrutes la lectura!
ResponderEliminarUna obra maestra de la literatura de viajes y un gran hombre
ResponderEliminarAquí dejo un enlace a un artículo publicado en "El País".
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/semana/joven/camina/crepusculo/elpeputec/20011027elpbabese_7/Tes
Saludos.
Gracias, makkkafu, une hermoso artículo, como lo suelen ser la mayoría de los de Jacinto Antón, un periodista al que hay que conviene seguir de cerca.
ResponderEliminarAcaba de aparecer publicado en la editorial Acantilado la traducción al castellano de Mani. Entre los bosques y el agua es otro tesoro. Hay un blog dedicado a Leigh Fermor que trae mucho material valioso: http://patrickleighfermor.wordpress.com/
ResponderEliminarGracias Hilván, por la información. Me apresuraré a comprar la versión castellana de Mani. También muy interesante el blog, me ha encantado el video sobre la guerra en Creta.
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