Las palabras son esas herramientas tan útiles que nos permiten expresar nuestros pensamientos -incluso, tal vez, el pensamiento mismo-, pero a las que damos tan poca importancia, lo mismo que no nos preguntamos por el origen del destornillador que facilita el montaje de un aparato. Y sin embargo, la historia de las palabras está llena de historias tan fascinantes, de parentescos y relaciones tan insospechadas por el hablante común, que podríamos decir que por sí misma constituye toda una novela. Como bien saben los filólogos, que hacen del amor por las palabras (filos-logos) y de su estudio una profesión. Para los que se atreven a iniciarse en el rastreo de los orígenes de las palabras, hay diccionarios, como el sensacional Diccionario etimológico de Joan Corominas, cuya lectura tiene más de aventura intelectual que de mera consulta técnica: les desafío a que lo abran buscando sólo una definición; casi seguro que se quedan mucho más rato del necesario entre sus páginas, atrapados por los miles de historias que se van hilando con sólo tirar de uno de los cabos que propone. Y hablando de cabos, ¿sabían que la palabra inglesa clue (generalmente traducida por "clave", "pista") deriva de la leyenda mitológica de Teseo y Ariadna? Aquí pueden ver cómo y por qué:
Mysteries of Vernacular, una web llena de historias de palabras |
Claro que hay que saber que el español "cabo" viene del término latino caput, "cabeza". Un nuevo libro que nos cuenta historias de palabras, el Etimologicón de Javier del Hoyo, nos dice sobre este vocablo que "cabo", es decir, la cabeza o parte principal de algo, "puede ser también la parte más prominente de la placa continental, la cabeza que invade el mar. Y de ahí la navegación de cabotaje, que es la que se hace sin alejarse de los cabos, sin pernoctar en alta mar (...) De ese primer sentido, ‘cabo’ pasó a significar lo que está al principio, de donde tenemos expresiones como atar cabos, o bien de cabo a rabo para indicar desde el comienzo hasta el final de una cosa, o al fin y al cabo. (...)Curiosamente, por ley psicológica de asociación por contraste ‘cabo’ pasó a significar ‘término’, de donde llevar a cabo y más tarde acabar alguna cosa". Pues las palabras tienen esta peculiaridad: a veces, rodando, rodando, pasan a significar lo contrario que en sus orígenes.
Las historias de las palabras enganchan, y si es en forma de un volumen bien editado y adornado con bonitas ilustraciones como éste, aún mejor. Uno se queda fascinado al saber que la palabra "veneno" está relacionada con el amor, porque procede de la diosa romana Venus; en sus inicios, designaba simplemente a una pócima afrodisíaca (el Viagra de la antigüedad, vamos, que ya estaba todo inventado), pero hay que pensar que sus efectos eran a veces letales, de ahí su actual significado. O que un valle no es más que "el lugar hacia el que ruedan las piedras desde las montañas" (del verbo latino "volvo"; por cierto, que de ahí procede también la marca del coche sueco). Y dan ganas de saber más...
Siempre me ha parecido muy interesante el origen de las palabras y de algunas expresiones que utilizamos normalmente, pero de las que desconocemos tanto. Tengo el diccionario de Corominas y me apunto este que comentas para un futuro.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Etimologicón. Hola, Sant Jordi en ciernes. Os presento ;)
ResponderEliminarQué buena recomendación. Gracias.
A mi también me ha fascinado siempre el origen etimológico de las palabras que utilizamos: la historia que hay detrás del origen y la evolución de muchas palabras sin duda que muchas veces dice mucho de nosotros... Algún día me decidiré por el diccionario de Coromines.¡Felicidades por tu blog! Saludos.
ResponderEliminarGracias, Joaquim, bienvenido al blog. Me alegro de que te interese.
EliminarLas palabras muestran lo que somos en cada momento y su historia es la nuestra. Deberían divulgarse más los estudios etimológicos, publicarse, incluso, alguno de carácter divulgativo, a ver si se ponen de moda y empezamos a conocernos más a nosotros mismos.
ResponderEliminarSuscribo por completo lo que dices: la etimología debería divulgarse mucho más, así todo el mundo aprendería a valorar más el lenguaje y (quizás) a utilizarlos mejor.
EliminarDecidido uno de los Sant Jordis de este año! Palabras y más palabras...
ResponderEliminarFascinante entrada, que nos adentra en el no menos fascinante mundo de las palabras.
ResponderEliminarPetó