John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

miércoles, 10 de julio de 2019

ELOGIO DE LA LENTITUD


Sí, todos quisiéramos ir con menos prisas, que nuestras jornadas fuese más pausadas, con tiempo para hacer las cosas a conciencia... Pero por lo general la vida cotidiana nos arrastra -cuando no nos arrolla-, y allá vamos, dejándonos llevar por la corriente, consumiendo horas y días a toda velocidad, como si estos fuesen inagotables y nosotros, eternos. Hasta que sucede lo inesperado. Una enfermedad, un accidente, nuestro o de algún ser querido, que nos frena en seco. A partir de ahí, todo adquiere otra dimensión, el tiempo cobra un nuevo significado, se vuelve más lento y también más valioso. Lo banal, lo cotidiano que hasta ahora resolvíamos automáticamente, sin pensar, cobra nuevos perfiles. Cada día que pasa -esos días que antes engullíamos ávidamente, como sorbos de agua que se tragan sin pensar-,  se convierte en un hito: un día más, o un día menos. Sea como sea, una muesca en el nuevo calendario que hemos tenido que establecer. 


En mi caso, un absurdo accidente -¿acaso no lo son todos ?- me ha privado durante unas semanas del uso del brazo derecho. Nada muy grave, por fortuna, pero sí un percance doloroso y muy incómodo que ha trastocado todos mis planes, por no hablar de mi día a día. De repente, he tenido que reajustar  mi rutina y mis movimientos. Mi mano izquierda, absolutamente inútil en la vida normal, ha pasado a ser la protagonista de todas mis acciones. La torpeza con que ahora ejecuto el gesto más banal, desde peinarme hasta empuñar un tenedor, ha ralentizado cada uno de ellos. Ahora, como los niños pequeños, debo aprender a manejarme en mi entorno y adquirir de nuevo -o al menos intentarlo- todas aquellas destrezas que dominaba desde hacía décadas. Aparte de la inicial exasperación que  provoca, este comenzar casi desde cero resulta un buen ejercicio. La lentitud, la deliberación con que debes enfrentarte a cada nuevo reto hacen que aprecies cada pequeño logro. Igual que cuando aprendes a tocar un instrumento musical, o te inicias en un nuevo deporte, hacerlo todo con la izquierda pone a prueba la coordinación entre tu cerebro y tus miembros: sabes qué es lo que deberías hacer, la dificultad está en lograr que tus músculos y tus dedos te obedezcan. No me cabe duda de que, gracias a este brazo roto, estoy creando infinidad de nuevas rutas en mi cerebro, y las sinapsis deben de estar funcionando a todo tren. Parece -a la vista está- que casi domino ya el arte de escribir en el ordenador con una sola mano. Decidida a exprimir al máximo mis capacidades, me he embarcado asimismo en la tarea de aprender a escribir con la izquierda. Por ahora, el resultado no es muy brillante, pero no está tan mal si uno recuerda las innumerables horas de su infancia que pasó trazando una a una las letras del alfabeto. Está claro que solo la práctica da la maestría.  


Si la caligrafía, hasta cierto punto, es representativa de la personalidad, cuando contemplo mis torpes letras -tan diferentes de mi escritura diestra- me pregunto si no anidará en mi interior un ser distinto. ¿Tal vez este ejercicio hará aflorar en mi un nuevo personaje? Permanezcan atentos a estas páginas, quién sabe si no habrá alguna sorpresa.
Mientras tanto, a falta de las fallidas vacaciones británicas que  ha habido que cancelar, procuro saborear la lentitud de los días. Un tiempo alargado que invita a leer a Proust, y que me trae a la memoria una novela del alemán Sten Nadolny, El descubrimiento de la lentitud, cuyo héroe -el explorador ártico John Franklin-, percibe el tiempo de un modo distinto al resto de sus compañeros. Tiempo lento de lecturas pausadas.

     

22 comentarios:

  1. Siento lo de tu accidente, espero que te recuperes pronto.
    Me gusta lo que comentas sobre si la caligrafía representa la personalidad ¿no anidará en el interior un ser distinto? Eso da mucho que pensar.
    Yo soy diestra, y de vez en cuando intento hacer con la izquierda cosas tan automáticas y simples como lavarme los dientes o quitar las pinzas de la ropa. Me fascina y asusta a la vez lo difícil que resulta hacer algo tan simple solo por cambiar de mano. Tengo que hacer todo más despacio y prestar atención a cada movimiento, pensarlo y ejecutarlo, y ahí me doy cuenta de todo lo que hacemos sin ser conscientes de ello.
    Saludos.

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    1. Muchas gracias, Devoradora. Pues sí, es casi cómico lo complicado que resulta lavarse los dientes con la mano izquierda. Puedo asegurarte también que cada vez que veo una nota escrita por mí con la izquierda, siento una cierta inquietud. ¿Quién será esa persona que escribe así? Desde luego, no yo.

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  2. Tu artículo me recuerda a un tuit que vi hace unos meses de un señor que presumía de que su hija podía leer no sé qué barbaridad de páginas por hora. Me dio pena. ¿Por qué leer tan rápido? ¿Dónde queda el paladear la buena prosa, el volver a releer las frases que más nos han gustado, el detenerse a reflexionar sobre aquel o este otro párrafo?
    Por cierto, ¿conoces las teorías de Paul Viridio sobre la dromología? viridio decía que la humanidad se desorientó cuando empezó a viajar a la velocidad del avión. También habla de vivir despacio ;-)
    Disculpa este comentario caótico, a raiz de leerte se me ha ocurrido todo esto. Espero que te mejores pronto de tu accidentado brazo y te deseo buenas y pausadas lecturas. Un abrazo.

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  3. Elena:
    Me alegro de que no sea nada grave. Sí, estoy segura de que nuevas conexiones se están produciendo en tu cabeza, no sé si cambiarán tu personalidad, pero mantendrán al día tu salud cerebral. Deberíamos usar nuestra mano mal sin rompernos la buena. ^^

    Espero que te mejores pronto y bien. Te echaba de menos.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Pues sí, confío en que a cambio de tanta quietud y tanto encierro, obtendré un estupendo entrenamiento cerebral. ¡Gracias por los buenos deseos!

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  4. Oh ELENA! NO sabía q habías cancelado tu visita a la isla... vaya, con lo q disfrutas aquí. Bueno, disfruta de la lentitud y del reto de hacer las cosas de otra manera, salir de la zona segura, y esas cosas.

    Muxus!

    di

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    1. Sí, snif, este año me quedo sin UK. ¡Con lo que me apetecía!

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  5. Espero que ese brazo se mejore muy pronto.
    Un saludo.

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  6. Hace no mucho, tuve que tomar una medicación que tiene como efecto secundario la neurotoxicidad. Afecta a los nervios periféricos y en mí hizo que los dedos meñique y anular de la mano derecha se volvieran torpes y de corcho. Lo cual me impidió escribir al tacto, así que escribía usando los cinco dedos de la mano izquierda y sólo dos de la derecha. Y mirando al teclado, claro.
    Afortunadamente, la neurotoxicidad era reversible y, al dejar la medicación, mis nervios comenzaron a recuperarse. Pero tardaron casi dos años en hacerlo. Hace dos o tres meses recuperé el uso completo de la mano derecha. Pero tuve que aprender otra vez a escribir al tacto, porque en cuanto me despistaba mi mano derecha se ponía a usar sólo dos dedos. El cerebro se adapta a todo.
    En cuanto a la lentitud... Demasiado rápido es estresante, por supuesto; pero demasiado lento también lo es, al menos en mi caso.
    Cúrate pronto.

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    1. Gracias, César. Es increíble la plasticidad del cerebro humano. ¡Y qué inquietante ese medicamento que va envenenando tus conexiones nerviosas! Menos mal que es reversible.

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  7. Más que un ser distinto lo que puede anidar en tu interior es un ser que conoces poco, que estaba escondido, al que no le habías dado oportunidad de expresarse y salir del agujero...Quién sabe. Cualquier alteración en nuestras vidas -accidentalidad de la clase que sea- supone interesantes descubrimientos. Es cuando emerge otro desde nuestro interior -no necesariamente de choque con el que conocemos, acaso se complementen- cuando somos conscientes de que poseemos una pluralidad. De hombre o mujer reducidos -nos hemos acostumbrado tanto a reducirnos por la fuerza de la costumbre, la repetición y la velocidad- nos puede deparar el salto. No está mal estar receptivos a nosotros mismos, yo también aprovecho cualquier circunstancia, y las relacionadas con la salud son siempre interesantes para saber más de a quiénes llevamos dentro.

    Gracias.

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    1. ¡Desde luego, siento curiosidad por conocer esta otra faceta, hasta ahora oculta, de mi personalidad!

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  8. Te deseo una buena recuperación y que puedas seguir comprobando como nuestra plasticidad cerebral nos depara sorpresas que debemos aprovechar como tesoro legado por la naturaleza humana ó ¿tal vez sólo por la naturaleza?

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    1. Muchas gracias. Aunque lentamente, voy mejorando. Entretanto, mi mano izquierda va adquiriendo prodigiosas facultades. Me siento casi como si me hubiese crecido un nuevo miembro. Milagros de la naturaleza, en efecto.

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Qué coincidencia. Justo en esas fechas me rompí el meñique del pie derecho.No podía salir porque no me podía calzar, de modo que me lo pasé bárbaro leyendo sin parar, sin mala conciencia. Ayer le dije a un escritor amateur que me gusta más leer que escribir y se escandalizó. Muchísimo más. Ojalá las cosas se escribieran solas y se pudiera estar siempre leyendo algo genial tumbada a la bartola. Cuando algo así, un accidente no grave, te detiene y entras en paréntesis el tiempo crece y al mismo tiempo de desdibuja.

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    1. Qué casualidad, en efecto. Espero que estés ya recuperada de la fractura, aunque eso te haya dejado sin excusa para leer sin parar :)

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  11. "No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha", reza el refrán. Este es el caso opuesto, por cierto, y los celos que le va a dar a esta última jaja. ¡Me encanta el blog!. Un gran saludo.

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    1. Gracias. La mano izquierda ha gozado de gran protagonismo estos últimos tiempos. La derecha, ahora que por fin puede moverse, se está vengando mostrándose débil y perezosa.

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  12. Cada día me interesa más la lentitud y menos la inmediatez de las redes sociales.
    Es un placer leerte y comentar usando las dos manos.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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    1. Gracias, Alberto. Por suerte, yo vuelvo a disfrutar del uso de mis dos manos. Con ello, inevitablemente, ha vuelto un ritmo más acelerado. Pero vamos a intentar tomárnoslo con calma. Lentamente.

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