John F. Peto

John F. Peto
Cuadro de John F. Peto (detalle)

miércoles, 26 de marzo de 2014

LOS TIEMPOS DE LA LECTURA


En una entrevista al escritor portugués Gonçalo M. Tavares encuentro estos párrafos que me hacen detenerme y pensar:
"Para mí, cualquier lectura tiene dos momentos y el esencial tal vez sea aquel en que no estás encima de las palabras, aquel en el que no estás físicamente leyendo. Cuando suspendes la lectura, levantas la cabeza del texto y estás pensando en algo a partir de lo que acabas de leer. Eso es lo esencial de la lectura para mí. Eso es algo que diferencia claramente la literatura y el cine. Cuando estas viendo una película, la cinta no se detiene, está siempre avanzando y no puedes apartar la vista de la pantalla porque te pierdes. Con la lectura no pasa eso porque la frase siguiente está esperando por ti. Cuando leo lo hago siempre con un lápiz en la mano.
La lectura tiene un tiempo individual muy distinto de otros tiempos, como el de la televisión o el que comentaba del cine. Una persona puede demorarse unas horas, o días, o incluso años en leer un libro que a otra persona le lleva un tiempo completamente distinto. La duración de lectura de un libro es muy personal. Sin embargo, cuando nos dicen que tal película dura una hora y media, se nos está diciendo que durante ese tiempo concreto somos receptores. Por el contrario, la lectura no es una recepción. La lectura no es pasividad, es actividad. La lectura es una actividad que requiere esfuerzo. Yo no soy capaz de leer cuando estoy fatigado. No me gusta nada la idea de que leer es un pasatiempo. No es consumir algo sino un espacio de humanidad, de reflexión, de cambio…
A veces se utiliza como un elogio el hecho de leer de un tirón, pasando una hoja detrás de otra a toda velocidad. Para mí eso no es un elogio. Me gusta la idea de que la lectura obliga a interrumpir la propia lectura." 
La entrevista se titula "Leer no es un pasatiempo". Estoy plenamente de acuerdo. Como dice Tavares, la lectura no es una recepción, no es pasiva. En cualquier lectura, buena parte del trabajo lo hace el lector. Y esto lo reconocen los escritores:

Joseph Conrad
"El autor sólo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector."
 
Paul Auster
"Siempre me han gustado los libros en que el lector se convierte en un participante del desarrollo de la historia, donde no es sólo un observador distante."


 Cada lector aporta a la lectura parte de su individualidad. Por eso, cada lectura es única. Seguramente, no soy una lectora tan atenta ni tan profunda como Tavares. Confieso que no siempre leo con un lápiz en la mano. A veces, es cierto, leo para distraerme (¿cómo calificar sino la lectura de thrillers o novelas románticas?). A veces, incluso, leo libros de un tirón; rápido, rápido, porque quiero saber qué pasa en la siguiente página, que peligros o qué pruebas aguardan a los protagonistas. Pero no es una simple manera de llenar el tiempo, "no es un pasatiempo", no señor. Al cerrar el libro, sé que he pasado por una experiencia, me he involucrado -más o menos, según sea de convincente el escritor; ahí también él debe hacer su parte- en esas vidas que son las mías. Y que en realidad no existen, aunque durante unas horas he preferido creer otra cosa. A veces, esos personajes se han materializado de tal manera en mi mente (y seguro que de un modo totalmente diferente de lo que lo han hecho en la mente de otros lectores) que que son reales. Lo son para mí. Otras veces, es el estilo el que me cautiva: saboreo una frase, una imagen, soy capaz de ver un paisaje, la esquina de una calle... Esa es una lectura de tiempo lento, donde, como dice Tavares, "levantas la cabeza del texto" y piensas.
Estos tiempos diferentes, individuales, son lo que no comprenden los partidarios de la lectura en diagonal ni los inventores de una nueva aplicación, Spritz, que promete una lectura ultrarrápida jugando con la velocidad de reconocimiento del ojo humano. Alguien debería decirles que el tiempo de la lectura no se mide en minutos ni en segundos. Que cada libro y cada lector requiere su propio tiempo.
 

20 comentarios:

  1. Me ha encantado el post y la reflexión. Yo tengo mis momentos y mis libros de leer devorando sin pararme a pensarlo y otros de doblar esquinas, coger lápiz y pensarlo mucho. Y mis ratos también de no leer pero ir pensando en el libro.

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    1. Buenos, esos ratos de pensar en el libro en cierto modo también son tiempo de lectura. El libro y su huella... mmm ¿otro post?

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  2. Magnífica entrada, Elena. Interesante y estimulante.

    Leer es vivir. Cada vez lo tengo más claro. Y hay personajes de ficción que son más reales para mí que personas de carne y hueso. En los libros hay vida comprimida.

    Un saludo.

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  3. Elena, que entrada tan interesante. Y como me veo reflejada en todo lo que desarrollas. Mira, además, yo cuando levanto los ojos del libro para pensar, a veces para saborear lo alucinada que me deja el autor con una imagen, una frase, una historia... noto que sonrio de admiración, con una sonrisa que no se parece a ninguna otra, estoy convencida, y que solo yo, en mi ejercicio de soledad lectora valoro con auténtico placer. Bueno, eso. Un saludo.

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    1. Es verdad, Marcela, a veces hay frases que parece que se han escrito solamente para nosotros.

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  4. Felicidades, Elena. un post fabuloso. Y una verdad como un templo. Como muy bien dice Barbusse, leer es vivir y a veces la literatura es una vida mejor y más cierta que la "realidad". ¿No te pasa que los libros te dejan "sabor de cuerpo" como otras cosas dejan "sabor de boca"?

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    1. La verdad, lo del "sabor de cuerpo" no se me había ocurrido. Pero por supuesto hay libros que me dejan un gusto largo, largo...

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Como los anteriores comentaristas, te felicito por la entrada tan bien reflexionada.
    Hay tantas lecturas como textos y lectores. Lo que para uno puede ser liviano, a otro le puede despertar un recuerdo, una imagen u ofrecer una idea. Igualmente, un buen texto se le puede hacer farrogoso a uno y enriquecer a otro, dependiendo del estado del momento.
    Desde luego, es un gran placer detenerse en una lectura para comprobar que algo ha llamado tu atención porque significa que el autor ha conectado de alguna manera contigo. Yo, en ese caso, suelo coger el lápiz y anotar o subrayar porque luego mi memoria es muy ligera.
    No entiendo las lecturas devoradoras o al menos yo no me veo capaz de practicarlas.
    Un saludo

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    1. Carlos, aunque la lectura que deja más poso es la lectura lenta y reflexionada, hay lecturas que piden inmediatez, celeridad. Quizás se olvidan enseguida, pero el placer de esa lectura a uña de caballo, volviendo páginas sin aliento, también es grande.

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  7. Creo que cada lector es un mundo y cada lectura también. Hay personajes que te acompañarán siempre y serán tan reales, o incluso más, que las personas de carne y hueso.También habrá veces que el libro te pida que lo devores mientras que otras te marcará un tempo más pausado. Y por supuesto est´alo que llamo leer después de leer, cuando sigues pensando y meditando sobre lo leído.

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    1. Interesante tema el del poso que deja la lectura, lammermoor. Merecería un post por sí solo.

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  8. Estoy bastante de acuerdo con lo que dice Tavares, pero totalmente de acuerdo con la corrección que le haces. Añadiría algo: Hay libros que en ciertos tramos requieren una lectura lenta, y en otros una lectura rápida. O, aunque parezca un contrasentido, libros que requieren ambas formas de lectura a la vez. ¿Cómo? Bueno, para eso está la relectura.

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    1. ¡Ah, la relectura! Como dice Anne Fadiman en uno de sus ensayos, la relación entre el lector y el libro evoluciona a través del tiempo. No podemos bañarnos dos veces en el mismo río, pero tampoco leer dos veces el mismo libro. Aunque los que hemos cambiado somos nosotros, claro.

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  9. Yo creo que cada lector es un mundo. Puedes leerte un libro de 500 páginas más rápido que uno de 200, dependiendo de muchos factores. Hay veces que prefiero lecturas más "rápidas" (al más puro estilo best-seller) y otras veces en que las prefiero más profundas. Esos libros que, como comenta el escritor, te hacen levantar la vista de las páginas.

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  10. Una reflexión muy certera. Hay libros y libros, como dices, y formas y niveles de lectura. Y da gusto encontrar esos libros en los que tienes que detenerte, pensar, maravillarte. Y, al cabo de un tiempo, volver a él y disfrutarlo otra vez.

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  11. Perfecta la reflexión de Tavares, con tu permiso me la llevo y la añadiré al lateral por si alguien desea complementar el texto que he escrito con su aportación. Conocía la frase de Conrad y la de Auster no me suena desconocida (es un escritor que me gusta bastante y del que he leído muchas obras).

    Como he dicho en la entrada, el libro que leo es el que me pide el ritmo y nunca se lo niego por prisas o cualquier otro motivo. Como comentaba en la entrada sobre Pessoa, con el Libro del desasosiego estuve alrededor de un año y me parece que su lectura fue rica y creativa para mi.

    Un abrazo y gracias por el enlace.

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    1. Me alegro de que te haya gustado, Laura. Por supuesto, encantada de que utilices la cita. ¡Un placer verte por aquí!

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